Bienvenido
La bienvenida es también el extender nuestros brazos y nuestras manos para acogerlo, para mostrarle la disponibilidad para trabajar juntos, clero y fieles laicos, amén…
Este jueves 11 de junio, en la Catedral de la arquidiócesis de Bogotá, asume como nuevo pastor de esta iglesia local, el arzobispo Luis José Rueda Aparicio. Llega de regentar la arquidiócesis de Popayán y antes la diócesis de Montelíbano. Como sacerdote hizo parte del clero de la diócesis de Socorro y San Gil. Al asumir el arzobispado de Bogotá, será el cuadragésimo primer arzobispo de esta Arquidiócesis y sucede en la sede al cardenal Rubén Salazar Gómez, quien renunció por límite de edad ante el papa Francisco. Con monseñor Rueda Aparicio se completan ocho arzobispos del clero diocesano que sucesivamente han tenido a cargo los destinos pastorales de la Arquidiócesis primada de Colombia.
En la ya casi cinco veces centenaria historia de la arquidiócesis de Bogotá la figura del obispo ha gozado siempre de especial aprecio y acogida. En realidad, es una iglesia particular que siempre ha reconocido en su pastor la presencia del Buen Pastor, Jesús, el Cristo. Esto ha permitido que esta porción del pueblo de Dios tenga muy clara su elección y su misión. Y, también, la importancia del sentido de comunión y fraternidad. De esta manera, la llegada de un nuevo arzobispo supone siempre un don de la bondad de Dios, un paso más en el camino que Jesús ha señalado a su Iglesia, una inspiración del Espíritu Santo para un momento concreto de la historia, que siempre es historia de salvación. Y es un feliz encuentro entre el pastor elegido y el pueblo de Dios que desea ser conducido por aquel que Dios pone al frente para orientarlo.
Desde estos sentimientos que sinceramente se dan en la arquidiócesis de Bogotá, expresamos nuestra bienvenida a monseñor Luis José Rueda Aparicio. Y es una bienvenida que contiene la alegría de tenerlo entre nosotros en su calidad de obispo, la ilusión por su juventud que sin duda le traerá nuevas fuerzas a la Iglesia en Bogotá y la seguridad de quedar en manos de un pastor con una trayectoria amplia al servicio del Reino de Dios. Pero la bienvenida es también el extender nuestros brazos y nuestras manos para acogerlo, para mostrarle la disponibilidad para trabajar juntos, clero y fieles laicos, amén de religiosas, en el único propósito de reforzar la evangelización de Bogotá. Realmente monseñor Rueda encuentra una Arquidiócesis con una organización evangelizadora fuerte y bien preparada y que está presta a escuchar sus orientaciones para continuar en el anuncio de la Buena Nueva del Evangelio.
En el contexto de la actual pandemia y también de la cuarentena decretada por el Gobierno Nacional, la posesión del nuevo arzobispo será a puerta cerrada en la Catedral de la arquidiócesis de Bogotá y con la presencia de muy pocas personas, durante una eucaristía. Sin embargo, toda la iglesia particular de Bogotá está unida espiritualmente a este acontecimiento tan importante pues de él se seguirá otro momento de su historia que quiere ser también historia de la obra de Dios en esta ciudad capital. Y las circunstancias complejas que se están viviendo en toda la comunidad por la pandemia, hacen que se mire con ojos de esperanza la llegada de un nuevo prelado, en quien se descubre la bendición y la palabra de Dios para el hoy de nuestra historia. Sea, pues, bienvenido su excelencia Luis José Rueda Aparicio, a la arquidiócesis de Bogotá y que sepa que se le recibe desde ya con afecto, con cariño y todos listos para continuar la misión de la Iglesia.
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