Invitado especial
Escuela diaconal, apertura a la vida familiar
De haber sido creada por el Señor Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, el mismo día de su posesión como Arzobispo de Bogotá, haciéndolo jurídicamente visible con el decreto 066 de 1995. El decreto establece que es para hombres casados, con 10 años de matrimonio y cuarenta de edad. Y, así, cumpliendo estos requisitos ,fue como Gustavo Merchán Calderón, nacido en Bogotá en el año 1961, casado hace 33 años con Martha Rocío Morales, y con tres hijas profesionales, fruto de esta unión, recibió su ordenación como Diácono Permanente en la arquidiócesis de Bogotá, hace 9 años.
Vocación que desde muy joven fue cultivando cuando prestaba su servicio como monaguillo en su parroquia. Luego, al paso del tiempo, y después de graduarse como Contador Público, de la Universidad La Gran Colombia, casarse, y conformar un hogar, por la Gracia de Dios, fue invitado por un diácono de su comunidad a conocer y formar parte del diaconado permanente.
Escuchó este llamado del Señor, y luego de tomar la decisión junto a su esposa Martha, inició sus estudios en la Escuela Diaconal arquidiocesana, durante 5 años, donde estudian varias de las materias que se dictan en los seminario para la formación de los presbíteros; como filosofía, teología, escatología, entre otras. Desde entonces ya han pasado 15 años, al servicio a Dios, a la Iglesia y a la comunidad a través del diaconado.
Hacer presencia de Iglesia
El diácono permanente dentro de su servicio en la Iglesia ejerce tres acciones: En la liturgia, la caridad y la pastoral social. En este frente, el social, es donde cumplen realmente la caridad, el servicio, los vemos ayudando en las pastorales como la penitenciaria, la de salud, en las parroquias con su aporte en la celebración de la eucaristía y por supuesto trabajando de la mano con la pastoral familiar y la comunidad en general, con su apoyo y cercanía.
“Ser diácono permanente es una verdadera alegría que le ofrece a las parejas de la pastoral familiar, por ejemplo. Cuando se recibe la Gracia del sacramento se esparce en toda la familia y en lo hijos, la esposa acompaña en esta vocación, es un testimonio de vida, porque desde la visión de un hombre casado se hace visible a Dios”. Afirma Gustavo Merchán con una sonrisa.
Ser un ministro del Señor
La sede del diaconado permanente de la arquidiócesis de Bogotá, la estableció Monseñor Rubiano Sáenz, en el Centro de Estudios Pastorales, más conocido como el CEPCAM, ubicado en la zona de Usaquén, calle 119, 5-25, Bogotá. Allí en el CEPCAM se construyeron las aulas requeridas para llevar a término los procesos de discernimiento, estudio y formación en este proceso.
Desde la creación de esta sede, ya se han ordenado a la fecha,130 diáconos permanentes al servicio de la Iglesia en Bogotá. Y, para el año 2023, iniciarán sus estudios 20 nuevos estudiantes, aspirantes al diaconado. Así mismo, el próximo 12 de noviembre en la Catedral Primada de Bogotá, serán ordenas 9 diáconos permanentes para el servicio de esta Iglesia particular.
Definitivamente ser diácono es ser un ministro del Señor. “Representa a Dios, en sus acciones, con su ejemplo de vida, pero ante todo en el servicio, en la caridad, y en hacerse pequeño para que sea Dios el que brille a través de nuestras acciones”. Concluye el diácono permanente Gustavo Merchán.
A continuación su testimonio, como invitado especial:
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