Santa Cecilia Romana: una comunidad joven que crece con fe y esperanza

La parroquia Santa Cecilia Romana, ubicada al norte de Bogotá continúa consolidándose como un espacio de encuentro, fe y servicio. Creada canónicamente en 2018, esta comunidad —una de las más jóvenes de la Arquidiócesis de Bogotá— se prepara para celebrar su séptimo aniversario con gratitud y esperanza. Hace parte de la Vicaría Padre Misericordioso de la Arquidiócesis de Bogotá.
El padre Víctor Hugo Claros Ocampo, su actual párroco, compartió que la comunidad ha alcanzado una identidad propia, con vida pastoral activa y sentido de pertenencia:
“La parroquia ahora está mucho más organizada, ya tiene su templo, despacho parroquial y los servicios que ofrecemos a la gente. En estos siete años se ha formado una comunidad que se reconoce como familia de fe”.
La parroquia, ubicada en el sector conocido como La Mariposa, abarca los barrios Santa Cecilia alta y baja, con población diversa y de gran espíritu comunitario. “Es una comunidad sencilla, acogedora, compuesta en su mayoría por familias venidas del campo, que han construido aquí su hogar y su fe”, explica el padre Claros.
Fe que se organiza en el servicio
Entre los grupos parroquiales destacan las ministras extraordinarias de la Eucaristía, proclamadores, catequistas, la Legión de María, la Pastoral Social y los equipos de EPEM y COPAE, que fortalecen la vida comunitaria y el compromiso con la evangelización.
El padre Víctor también destacó los desafíos pastorales del territorio, especialmente la atención a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad y a familias migrantes.
“Hay mucha niñez y juventud que necesita guía, acompañamiento y valores cristianos. Es un gran reto para la pastoral de nuestra parroquia”, señaló.

Obras que nacen de la fe y la solidaridad
Con el apoyo de la comunidad y la Vicaría, la parroquia adelanta la construcción de un nuevo oratorio, pensado como un espacio de oración accesible a todos, incluso desde la calle. “Queremos que cualquiera pueda detenerse un momento y tener una sintonía íntima con Jesús sacramentado”, explicó el padre Víctor Hugo.
Estas obras se financian gracias a donaciones, rifas y actividades comunitarias, además de aportes institucionales. Recientemente, se culminó una obra en la capilla de la mitad de la loma, con un presupuesto cercano a los 40 millones de pesos, en buena parte apoyado por la Arquidiócesis y la Vicaría.

Una comunidad viva y acogedora
El padre Víctor Hugo se mostró agradecido por el acompañamiento de la Vicaría Padre Misericordioso y por el cariño de su comunidad:
“Me he sentido muy acogido, con los brazos abiertos. Saber que la Vicaría está siempre atenta a nuestras necesidades me da tranquilidad y fortaleza”.
Finalmente, envió un mensaje a los feligreses:
“Esta es la casa de todos. Las puertas están abiertas para escucharlos, acompañarlos y compartir la fe. Aquí siempre serán bienvenidos”.

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