Obra de fe y educación cristiana en la Arquidiócesis de Bogotá
En el sur de la capital colombiana, localidad Puente Aranda, desde hace más de 70 años se teje una historia de fe, esperanza y caridad que involucra a niños, jóvenes y adultos de la ciudad y de distintos lugares del país.
Tres realidades convergen en esta obra: la consolidación del barrio Muzú, que acogió en sus inicios a población desplazada por la violencia y en condición de vulnerabilidad; la necesidad de dar respuesta espiritual a los nuevos habitantes del sector, y el deseo de brindar una oportunidad formativa de calidad a niños y jóvenes.
A partir de este contexto y como respuesta a los desafíos que implicaba, es erigida canónicamente, mediante decreto 96 del 5 de noviembre de 1953, por el cardenal Crisanto Luque Sánchez, la parroquia Santa Isabel de Hungría, definida por su actual párroco, monseñor Jorge Acevedo, como una comunidad acogedora, generosa y comprometida, que valora y apoya la presencia de Iglesia en su misión pastoral y educativa.
En 1959, bajo el impulso del padre Manuel Estévez Bretón, comienza oficialmente la obra educativa, desde la que actualmente se brinda educación integral, con un proyecto de bilingüismo (enseñanza en idioma extranjero a través de la metodología AICLE - Aprendizaje de Contenidos y Lenguas Extranjeras), con aprobación de la Secretaria de Educación.
Apuesta educativa que es apoyada por un equipo docente altamente calificado y orientado a la formación humano – cristiana de calidad.
“El Colegio Parroquial Bilingüe Santa Isabel de Hungría, perteneciente al sistema educativo arquidiocesano (SEAB), es una institución formadora de nuevas generaciones comprometidas con su entorno, transformadora de realidades y solidaria con el hombre y la sociedad, define su ruta de navegación educativa en el P.E.I. al que le ha dado por nombre “Valores Humanos y Principios Cristianos”.
“Es interesante esta oportunidad de trabajar con el equipo docente. En este momento, entre administrativos – docentes – personal de servicios generales, somos 133 personas, y la idea es que cada director de curso, cada profesor, sea un evangelizador permanente”, afirmó monseñor Acevedo.
Agregó que "nosotros recibimos los niños de 3 años y medio, los entregamos de 17 años. Los tenemos 14 años con nosotros, entonces lo que hemos siempre pensado es ¿cómo hacemos para que, tras estos 14 años, nosotros le entreguemos a la sociedad un niño con el Evangelio en su corazón, con valores humanos y las competencias necesarias (…) Todo el trabajo y el diseño de escuela católica entendido en la Iglesia, es un trabajo sobre la persona de Cristo como fundamento de la vida cristiana, que le da al hombre la posibilidad de vivir dignamente (…) Que no solo sea cristiano porque está aquí, sino que su vida se defina como cristiana donde quiera que esté…!
Refiriéndose a la comunidad parroquial y educativa, el sacerdote aseguró que esta es “una comunidad de oportunidades”, acogedora, comprometida, que cuenta con un grupo de pobladores fundadores del sector que a lo largo de la historia han apoyado la obra. A ellos se suman sus hijos y nietos, que se forman en el Colegio Parroquial Bilingüe Santa Isabel de Hungría, y que conforman una gran comunidad de fe.
“En este momento no es pensable hablar de evangelización en la parroquia sin que nos remitamos al colegio, porque el colegio es una oportunidad especialísima que Dios le brinda a la iglesia arquidiocesana, para que, desde el colegio y la parroquia, podamos ofrecer no solo un servicio académico, sino una evangelización desde la iniciación cristiana. El colegio tiene que ser, debe ser, una escuela de iniciación cristiana en la fe”.
Actualmente,1565 niños se encuentran vinculados a la institución educativa, siguiendo un proceso de acompañamiento gradual progresivo, con los dinamismos propios que ofrece la evangelización en Arquidiócesis de Bogotá. "Por eso estamos hablándole a los niños de aprender a trabajar con la espiritualidad sinodal, la espiritualidad de la comunión, que se traduce en actitudes concretas", explicó.
Frutos pastorales
Se destaca la conformación de grupos pastorales como: catequistas, ministros extraordinarios de la comunión, proclamadores de la Palabra, pastoral social, grupo de estudio Bíblico.
También, los encuentros dominicales de iniciación cristiana, con padres de familia y sus hijos; así como la presencia y generoso servicio de las Hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana, que “se caracterizan porque, conservando sus tradiciones fundacionales, viven actualizadas, trabajan el énfasis de la enseñanza de la catequesis, y acompañan todos los procesos de la parroquia. En verdad son unas grandes colaboradoras en la vida de los párrocos que han pasado por aquí”, aseguró el presbítero.
La Congregación Hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana fue fundada en México en 1948, por la Madre Leonor Baqueriza Figueroa O.P.
La finalidad de esta Congregación es "llevar el mensaje de Cristo a los pobres a través de la evangelización y catequesis, en misiones y en labor socioeducativa con las familias y grupos que más lo necesiten".
Una patrona muy especial
Esta comunidad cuenta con el patrocinio de Santa Isabel de Hungría, patrona de la Arquidiócesis de Bogotá.
La santa, reconocida como “servidora de los pobres y los enfermos”, hija del rey Andrés II, fue una joven madre que aprovechó su posición social para asistir a Cristo presente en los más pobres. Al morir su esposo, Luis I, abrazó la pobreza y se consagró a la vida religiosa.
Gracias a su fortuna construyó un hospital donde ella misma atendía a los enfermos y dio cuanto dinero pudo para ayudar a los más necesitados. Por esta razón, tras su canonización, Isabel se convirtió en símbolo de la caridad cristiana en muchos lugares de Europa.
La Iglesia católica celebra su Fiesta cada 17 de noviembre.
El párroco
Monseñor Jorge Humberto Acevedo Quintero nació en Chitagá (Norte de Santander), el 20 de junio de 1954, en el hogar conformado por Luis Ernesto Acevedo y Leonor Quintero. Tiene seis hermanos.
Viviendo en Cubará (Boyacá), por invitación del párroco, ingresó al grupo de acólitos, despertando su interés vocacional, que con el tiempo fue madurando.
En 1973 ingresó al Seminario Intermisional San Luis Beltrán, como aspirante al sacerdocio para la Diócesis de Arauca. Estudió filosofía y teología en el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Bogotá. En1986 recibió la licenciatura en Filosofía y Ciencias Religiosas en la Universidad Santo Tomás de Aquino en Bogotá.
El siervo de Dios, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, obispo de Arauca, le confirió las sagradas órdenes del diaconado y del presbiterado en el templo de la parroquia Cristo Rey de Saravena-Arauca, el 16 de diciembre de 1979 y el 6 de diciembre de 1980 respectivamente.
En noviembre del año 1989 se vio obligado a salir de Arauca, por amenazas de la guerrilla del Eln, la misma que había martirizado al Siervo de Dios, monseñor Jesús Emilio Jaramillo el 2 de octubre del mismo año; y cuatro años atrás, el 21 de octubre de 1985, había martirizado al padre Raúl Cuervo, párroco en Fortul, Arauca.
“Salir de la Diócesis de Arauca fue muy difícil para mí y para los tres compañeros sacerdotes expulsados en ese momento por la guerrilla. Jamás me imaginé que tendría que dejar, por amenaza de muerte y de forma intempestiva, la tierra en la que me formé desde niño y donde había sido muy feliz en mi época de formación y en el ejercicio de mi ministerio”, precisó el sacerdote.
En noviembre de 1989, monseñor Alberto Giraldo, administrador de la Diócesis de Arauca en ese momento, lo envió a la Arquidiócesis de Bogotá siendo aceptado por el cardenal Mario Revollo, con gran cariño y aprecio.
Su primera parroquia en esta Arquidiócesis fue San José Cafasso, allí ejerció su ministerio durante 11 años.
El 6 de agosto de 1996, mediante decreto No. 197, fue incardinado en la Arquidiócesis de Bogotá por el cardenal Pedro Rubiano Sáenz.
Servicios pastorales
Párroco en San José Cafasso (1990); arcipreste del Arciprestazgo No. 7.4. (1998); capellán en el Colegio Santa María (1999); párroco en San Manuel Morales; arcipreste del Arciprestazgo No. 7.4. y miembro del Consejo Presbiteral (2002); arcipreste del Arciprestazgo No. 5.4., creación de Diócesis urbanas (2003); miembro del Consejo Presbiteral (2008); arcipreste del Arciprestazgo No. 5.4.; párroco en San Ignacio de Loyola y rector en el Colegio Parroquial de Nuestra Señora (2010), coordinador arquidiocesano de vida laical del Centro Estratégico de Comunión y Participación (2013), asesor eclesiástico del Consejo de Laicos de la Arquidiócesis de Bogotá y asesor arquidiocesano de la Acción Católica de Medios Independientes “ACMI” (2014), coordinador arquidiocesano de vida laical (2016),vicario episcopal territorial de Santa Isabel de Hungría, director ejecutivo y representante legal de la Fundación Monseñor Valenzuela Balén para niños desamparado, miembro del Consejo Presbiteral, administrador parroquial en San Francisco de Asís, administrador parroquial en San José Gabriel Brochero (2017); párroco en Santa Isabel de Hungría; rector del Colegio Parroquial Santa Isabel de Hungría (2018), delegado del arzobispo en la junta directiva de la Fundación de Atención al Migrante – FAMIG, coordinador arquidiocesano de vida laical (2019); miembro del Consejo Presbiteral (2021); representante del Sistema Educativo de la Arquidiócesis de Bogotá – SEAB en la junta directiva del Instituto San Pablo Apóstol (2022); canónigo del Capítulo Catedral (2023).
A continuación, monseñor Jorge Acevedo amplía destalles de esta obra:
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