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La parroquia Santa María de la Libertad: Un faro de esperanza en el mundo penitenciario

7 de febrero de 2024
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La parroquia Santa María de la Libertad, creada en mayo de 2010 como respuesta pastoral al entorno penitenciario, se distingue por ser una parroquia personal, dirigida directamente a las personas privadas de la libertad, sin estar circunscrita a un territorio geográfico específico. Su labor se extiende a toda la Arquidiócesis de Bogotá, ofreciendo servicios pastorales tanto a los reclusos como a sus familias.

Su párroco es el padre Ángel David Agudelo, quien se encuentra desde hace 7 meses en esta labor,  que realiza junto a un equipo comprometido en el mundo penitenciario de Bogotá.

 

 

Ubicada inicialmente en la Fundación Caminos de Libertad, la parroquia ha encontrado un nuevo hogar en la anteriormente conocida como la parroquia San Ricardo Pampuri, ubicada a un costado del Hospital San Rafael al sur de Bogotá. 

 

 

El padre Ángel David presta su servicio especialmente las  estaciones de policía y las URIS (Unidades de Reacción Inmediata). Allí, atiende a un aproximado de 3,000 personas privadas de la libertad de manera transitoria, ofreciéndoles servicios pastorales, celebrando la eucaristía y facilitando confesiones y escuchas espirituales. “En este momento atendemos la URI de Puente Aranda que tiene unas 850 personas privadas de la libertad, la URI Centro Especial de Reclusión que tiene exactamente 200 personas privadas de la libertad y alcanzamos tres estaciones de policía:  La estación Santa Fe, la estación de Mártires y la estación de la Candelaria” indica el padre Agudelo. 

También, se resalta el aspecto humanitario, coordinando brigadas médicas, gestionando ayudas humanitarias y ofreciendo apoyo emocional a quienes lo necesitan. Además, se brinda ayuda integral, tanto espiritual como material, a aquellos que se encuentran tras las rejas, en espera de resolver su situación legal.

Encuentros formativos

El primer lunes de cada mes, la parroquia acoge un espacio formativo y celebrativo para los animadores de Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis, bajo la orientación del señor cardenal  Luis José Rueda Aparicio y monseñor Ricardo Pulido, Vicario para el Desarrollo Humano Integral. “Son unos 150 animadores de la Pastoral Penitenciaria,  llegamos a este lugar, nos saludamos, nos encontramos, nos animamos unos a otros y recibimos formación según también, las directrices de nuestra Arquidiócesis a través de la vicaría evangelización y concretamente en la Pastoral Penitenciaria”, indica el padre Agudelo. 

 

En un momento donde la esperanza puede parecer escasa, la parroquia Santa María de la Libertad brilla como un faro de luz y compasión en el mundo penitenciario, ofreciendo una mano amiga y apoyo a aquellos que más lo necesitan.

 

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