En Ciudad Bolívar la fe se abre camino: Avanza construcción del templo San Carlos de Foucauld

El barrio Bella Flor, en la localidad de Ciudad Bolívar, guarda entre sus calles de lucha y esperanza una historia marcada por la fe. Allí, a finales de los años 90, con la ayuda de los salesianos y luego de los sacramentinos, se levantó una pequeña capilla en tablitas en la que los fieles se reunían para celebrar la Eucaristía, y un centro pastoral para las ayudas sociales.

“Han sido ya casi 28 años de permanencia, a pesar de las dificultades, siempre celebrando en este lugar humilde, pero con un corazón lleno de fe”, afirma el padre Paulo Andrés González Londoño, administrador parroquial.

Hoy, la semilla de fe y compromiso comunitario empieza a florecer con un espacio inicial para la celebración de la santa misa, la formación humano cristiana y el encuentro, al tiempo que la construcción del templo avanza.

“Hemos iniciado la primera etapa , que implicó una nivelación de terreno muy grande y unos muros de contención", precisa el sacerdote.


Agrega que en tanto esta obra avanza, por la gracia de Dios, con la ayuda de la comunidad y de manos generosas de distintos puntos de la Arquidiócesis, se ha logrado contar con un espacio pastoral, que queda en el primer nivel.
"Se trata de un salón con capacidad para unas 83 personas, lugar en el que en este momento estamos celebrando la Eucaristía. Es fruto de una obra que realizamos el año pasado desde febrero hasta noviembre, que contó con el apoyo especial de una de las vicarías de nuestra Arquidiócesis, y que ha sido inaugurado con la presencia del señor cardenal, Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá".
Agrega que “es un espacio digno, fruto, también, del esfuerzo comunitario, que nos permite encontrarnos y celebrar la fe mientras seguimos soñando con la construcción del templo definitivo”.


La obra entra en una nueva fase:
Cimentar y preparar las bases de lo que será el templo de San Carlos de Foucauld.


Una misión en las periferias
La parroquia San Carlos de Foucauld pertenece a la Vicaría Episcopal Territorial Santa Isabel de Hungría, que acompaña el sector suroccidental de la ciudad. Su vicario episcopal, monseñor Rubén Darío Hernández Perdomo, resalta la importancia de esta presencia eclesial:
“La presencia de la Iglesia aquí es misionera, porque implica salir y acompañar a los que están en los márgenes de la ciudad. Estamos en los límites suroccidentales, en la localidad 19 de Ciudad Bolívar, y por ello la presencia del párroco es significativa. El padre Paulo es un sacerdote joven, al que le gusta caminar y ‘callejear la fe’”.

Una comunidad que resiste y camina
Ciudad Bolívar ha recibido a lo largo de los años familias desplazadas y migrantes en busca de nuevas oportunidades. El barrio Bella Flor no es la excepción: sus habitantes son trabajadores, luchadores, muchos con casas construidas con sacrificio, otros todavía en arriendo, todos con la incertidumbre de la vida diaria.

“Estamos acompañando actualmente a unas 50 familias, un grupo pequeño pero muy fiel, que hemos visitado e identificado. Ellos van creciendo en su camino como Iglesia y como comunidad”, cuenta el párroco.
Monseñor Hernández también subraya la complejidad social del sector:
“Es una comunidad todavía flotante, con migración interna y externa. La Iglesia acompaña también a los migrantes y al mundo de los caídos en la drogadicción y el alcoholismo. Con sacerdotes jóvenes y pequeños grupos de catequistas vamos haciendo presencia de Iglesia en este camino discipular y misionero”.

Los frutos que ya se ven
Aunque la parroquia es joven —creada oficialmente en 2016 por decreto arzobispal 1050, del cardenal Rubén Salazar Gómez—, la acción pastoral ha dado frutos. Los grupos de infancia misionera, la devoción mariana y los procesos de catequesis van en crecimiento.
“Hasta ahora hemos intentado fortalecer la vivencia litúrgica, la catequesis y la formación en la Palabra. Es un sector que necesita una fe profunda y bien fundamentada”, explica el padre González.
El Año Santo ha sido también una oportunidad de renovación espiritual: matrimonios, confesiones y la vivencia de la indulgencia han marcado a esta comunidad que busca crecer en el encuentro con Cristo.
San Carlos de Foucauld, luz en medio de la vulnerabilidad

El patrono de esta parroquia no fue elegido al azar. San Carlos de Foucauld, que vivió en el silencio y la humildad del desierto de Argelia, es inspiración para una comunidad que también ha aprendido a resistir en medio de la pobreza.
“Su testimonio de vida entre los más pobres nos recuerda que desde la oración y la perseverancia nacen grandes frutos”, explica el sacerdote.
Una obra que necesita manos y corazones
El camino no está exento de desafíos: construir un templo en este terreno requiere tiempo, recursos y solidaridad. La comunidad aporta con actividades y pequeños esfuerzos, pero también hacen falta apoyos externos.
“Siempre hay personas que Dios pone en el camino. Invitamos a todos los que quieran unirse a esta obra a que colaboren con el nuevo templo en un sector que realmente lo necesita”, expresa el párroco.
Quienes deseen vincularse a esta obra lo pueden hacer a través del WhatsApp 300 6409051, o mediante las redes sociales oficiales de la parroquia San Carlos de Foucauld.
“Un pequeño grupo que fermenta toda la parroquia”
A su comunidad, el padre Paulo les anima a continuar “juntos como núcleo, como luz y fermento. Aunque somos un grupo pequeño, ya vemos grandes avances: las personas colaboran más, se acercan y descubren que la Iglesia puede ser un impulso para sus vidas”.
Es así como en Bella Flor, entre calles empinadas y casas humildes, la fe se levanta sobre bases firmes. El sueño de un templo digno ya no es solo promesa: es una obra que avanza, paso a paso, con la esperanza de toda una comunidad.
Nota relacionada: Parroquia San Carlos de Foucauld, tierra de misión
A continuación, conozca detalles sobre este caminar pastoral y los pasos hacía la construcción del templo:
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