Calerunos cuentan con nueva obra al servicio de la pastoral y del desarrollo humano integral
El Centro de Evangelización Nuestra Señora del Rosario, en el municipio La Calera (Cundinamarca), alberga espacios de formación en la fe, capacitación, centro de escucha, atención comunitaria y acción misionera.
La obra, que se suma a la historia de fe y fortalecimiento comunitario en este municipio del oriente de Cundinamarca, hace para de la parroquia Nuestra Señora del Rosario - La Calera, perteneciente a la Vicaría Episcopal Territorial Cristo Sacerdote de la Arquidiócesis de Bogotá.
Inaugurado el 16 de agosto del año en curso, la obra se suma a la acción pastoral y evangelizadora tejida por más de 200 años en este territorio del occidente de la Provincia del Guavio, a 16 km al nororiente de Bogotá, colmado
“Contamos con la dicha de no solo responder a la dimensión espiritual, sino también al desarrollo humano integral desde la dimensión humana de la salud mental, física, y de la formación y capacitación”, afirmó el padre Wilsson Javier Ávila Espejo, párroco, agregando que el Centro de Evangelización Nuestra Señora del Rosario es una respuesta a necesidades evidenciadas, una de ellas, el no contar con un espacio para el acompañamiento pastoral, evangelizador y social, en una parroquia que acoge una población de más de 33 mil habitantes, con 32 veredas.
El centro de evangelización fue posible gracias a la generosidad y compromiso de la comunidad, de los sacerdotes que han acompañado este territorio y de la Arquidiócesis de Bogotá, a través de la vicaría de administración.
Una obra de y para la comunidad
La construcción, de dos niveles, se desarrolló en sintonía con el carácter arquitectónico colonial Barroco (de los siglos XVI y XVII) que caracteriza al templo Nuestra Señora del Rosario – La Calera, explicó el ingeniero de la obra, Steven Lozada, precisando que “tratamos de emular este estilo utilizando elementos como: la piedra muñeca y tejas coloniales”.
La obra tuvo una duración de cerca de 12 meses y se levantó en 1.352 metros cuadrados, en los que se construyeron: ocho salones parroquiales con memoria histórica y capacidad para un promedio de 40 personas; una bodega para la parroquia; tres baterías de baño: una para hombres, una para mujeres y una para niños, todas con disposición a personas en condición de discapacidad; un auditorio acondicionado con acústica y recursos audiovisual, con capacidad para 250 personas; un oratorio; y un apartamento con una extensión de 75 metros cuadrados para las Hermanas Servidoras de la Palabra, que apoyan la pastoral.
Memoria agradecida en esta obra
Los nombres de los salones parroquiales fueron escogidos en memoria agradecida con la persona que donó el predio en el que fue construido el templo y con los sacerdotes que han acompañado la misión evangelizadora en la zona:
Auditorio Mons. Jesús María Rincón Rojas (Reavivó las pastorales existentes e inició otras pastorales al servicio de la comunidad - noviembre 2000 a noviembre 2008).
Salones:
1. +Justino Leiva: donador del predio donde se construyó el templo.
2. +Padre Clemente Gómez (primer párroco - febrero 1822 a diciembre 1822).
3. +Fray Pedro Achury (primer fraile dominico como párroco - diciembre 1822 a noviembre 1824).
4. +Padre Gabriel Forero (párroco con más tiempo en la parroquia - diciembre 1865 a diciembre 1882. Inicio la construcción del templo).
5. +Padre Marciano López (segundo párroco con más tiempo en la parroquia - mayo 1918 a octubre 1933).
6. +Padre Francisco Jiménez (rector del Colegio Parroquial de la época - sus restos reposan en el cementerio local - agosto 1970 a septiembre 1977).
7. +Padre Miguel Ángel Salcedo (Inició la obra de las bóvedas del cementerio. Los restos de su señora madre reposan allí -octubre 1977 a febrero 1985).
8. +Padre Jaime Reina (párroco en dos ocasiones, en 1965 y en marzo 1997 a noviembre 2000).
“Es un espacio para que la población pueda reunirse, tanto en la catequesis, en la formación permanente, en las alianzas estratégicas que se puedan hacer con universidades u otras empresas”, indicó el padre Fredy Leonardo Herrera Fuentes, vicario parroquial.
Alianzas estratégicas
En línea con la apuesta por el desarrollo humano integral, la parroquia ha establecido alianzas con distintas instituciones educativas y sociales, buscando fortalecer el acompañamiento a su comunidad parroquial, que demanda un abordaje integral, respondiendo a las realidades de un territorio en crecimiento e hibridación cultural entre la tradición y lo moderno, lo rural y lo urbano.
Dentro de las alianzas establecidas se encuentra el trabajo que se viene adelantando con la Fundación Universitaria del Área Andina (AREANDINA), con la Fundación para el Desarrollo Social y la Promoción de la Cooperación Europea en Colombia (FUNDEUCOL) y con Prodenpresarial.
La atención a la comunidad desde estas instituciones se ha centrado, inicialmente, en la caracterización de la población e identificación de necesidades; atención y promoción de la salud con brigadas de optometría, primeros auxilios psicológicos, control de adicciones; acompañamiento en instituciones educativas; trabajo con jóvenes y animadores de la evangelización; y apoyo a la acción social parroquial.
“La universidad abrió las puertas desde todos sus programas. Nuestro interés es que los estudiantes no se queden en las paredes de la institución, sino que por el contrario conozcan la realidad social. La idea es trabajar, y qué mejor que hacerlo con la comunidad y para la comunidad”, aseguró Patricia Gutiérrez, docente del programa de psicología de AREANDINA.
A su turno, Clara Inés Martínez, directora de Gestión Social de FUNDEUCOL y PRODENPRESARIAL, señaló que cuando “conocieron el proyecto que se estaba desarrollando en la parroquia Nuestra Señora del Rosario - La Calera, y al ver que se alineaba con nuestra misión, decidimos participar activamente, tal como lo hacemos en otras comunidades. De la mano de la Fundación del Área Andina, trabajamos juntos para mejorar la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes, brindándoles las herramientas necesarias para construir un futuro mejor".
202 años al servicio de la evangelización, de la defensa de la promoción humana, cristiana y espiritual
A finales del siglo XIX inicia la construcción de lo que hoy es el templo parroquial Nuestra Señora del Rosario – La Calera. La construcción se levantó sobre una hectárea de terreno. Reseñas sobre la edificación precisan que “el 24 de marzo de 1897 se bendijo y colocó la piedra fundamental, finalizando la construcción en 1902”.
La parroquia fue erigida el 22 de marzo de 1822.
El templo se reconstruyó en 1965.
En 1972 se declara monumento patrimonial y arquitectónico.
En 2017 fue restaurado.
Una comunidad activa, acogedora y piadosa
El trabajo pastoral cultivado por años de la mano de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos comprometidos ha dado sus frutos, actualmente se cuenta con 16 pastorales y 341 miembros. Entre los grupos constituidos se encuentran:
Comunidades eclesiales de base: Amor, esperanza y paz; camino verdad y vida; mensajeros de Jesús y María; discípulos de Jesús; Jesús luz del mundo; pescadores; pueblo de Dios; Cristo Rey; San Isidro Labrador (CER).
Grupos de oración: La Niña María; Santa María del Rosario; Guardias de Honor; Siervos de María.
Pastoral con niños y jóvenes: ADOSEPA (adolescentes); Infancia y Adolescencia Misionera; Juventud Misionera (JUMI).
Pastorales: comunicaciones, familiar, social, salud; centro pastoral de la escucha, de la esperanza (acompañamiento ante el duelo – pastoral funeraria).
Servicio litúrgico: Proclamadores de la Palabra; ministros extraordinarios de la eucaristía; monaguillos; coro.
Pressidiums y grupos marianos: Presidium Nuestra Señora del Rosario
Otros grupos: EPEM y COPAE; Emaús hombres y Emaús mujeres; Effetá; catequistas; ESPAC; iniciación cristiana; camino neocatecumenal; CERS; cursos bíblicos; próvida – talleres de oración y vida; voluntarios; y estudiantes del diaconado.
Sobre la devoción a la Virgen del Rosario
En septiembre de 1604, el oidor Lorencio de Terrones junta a todos los grupos indígenas residentes en la zona (Teusacá, Suabso, Tabtiba, Suto y Tuchasgula) para iniciar, de la mano del cura doctrinero fray Nicolás de Troya, la evangelización a las comunidades mediante la construcción de una iglesia de paja temporal.
Don Diego de Tovar Buendía y Ricaurte aparece como el primer dueño de lo que hoy en día es el municipio de La Calera. Don Diego se casó en el año de 1758 con doña Agustina de Andrade. En 1765 se construiría la casa-hacienda La Calera, en torno a la cual se fueron formando caseríos y se fundó la parroquia de blancos.
Don Diego de Tovar Buendía y Ricaurte junto a su esposa doña Agustina de Andrade, ambos de fuertes inclinaciones religiosas, consagraron la capilla de la hacienda a la Virgen del Rosario patrona de La Calera.
La imagen de Nuestra Señora del Rosario empieza a ser venerada desde 1772, posiblemente pintada en España y traída hasta el municipio. La Virgen del Rosario estaba íntimamente ligada con los Tovar Buendia, ya que el tío abuelo de Don Diego, fue el fraile don Pedro de Tovar Buendía, quien dedicó la mayor parte de su vida sacerdotal al cuidado y estudio de los milagros de la virgen Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.
Desafíos
Cuatros grandes desafíos se plantean en el ámbito pastoral: el primero, la atención y acompañamiento a una comunidad extensa y variada en su contexto rural -con presencia mayoritaria de población en edad avanzada, salida de jóvenes y niños de la zona, cambios en las prácticas de agricultura y retos ambientales-, y una realidad urbana en expansión, con encuentros entre la tradición y las dinámicas turísticas; así como el deseo de continuar fortaleciendo la participación activa de jóvenes y la experiencia misionera.
El párroco
El padre Wilsson Javier Ávila Espejo, oriundo de Acevedo (Huila), adelantó sus estudios de filosofía en la Fundación Universitaria San Alfonso (Bogotá – 2003) y de teología en la Universidad San Buenaventura (Bogotá – 2008).
Fue ordenado sacerdote en Acevedo (Huila) el 10 de octubre del 2009 por monseñor Rigoberto Corredor. Incardinado a la Arquidiócesis de Bogotá el 16 de febrero de 2018.
Servicios pastorales:
Arcipreste del Arciprestazgo 2.3 (2024); párroco en Nuestra Señora del Rosario – La Calera (2023); coordinador arquidiocesano de evangelización de la salud (2021); arcipreste para la vida consagrada de la VET San José (2020); párroco en San Juan Pablo II (2019); párroco en La Resurrección (2016); capellán en La Fundación Hospital San Carlos (2016); arcipreste para la vida consagrada de la VET San Pablo (2016); administrador parroquial en La Resurrección (2015); vicario parroquial en Nuestra Señora del Rosario – La Calera (2013); capellán en el Hospital Santa Clara (2012); párroco en el Hospital San José (2010).
-*Fotos sobre la dinámica pastoral: Cortesía - Pastoral de Comunicaciones Parroquia Nuestra Señora del Rosario - La Calera (@prosariolaklera).
A continuación, detalles del caminar en la fe y apuesta por el desarrollo humano integral en el oriente del departamento de Cundinamarca:
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