“Toda distinción se convierte en secundaria respecto a la dignidad de ser hijos de Dios”
Ha insistido el papa Francisco durante su catequesis en torno a la carta a los Gálatas, en la Audiencia General del 8 de septiembre.
En vísperas al día de san Pedro Claver, defensor de los derechos humanos, el santo padre, retomó el llamado de Pablo: “la fe en Jesucristo nos ha permitido convertirnos realmente en hijos de Dios y sus herederos”, por tanto, agregó, “toda distinción se convierte en secundaria respecto a la dignidad de ser hijos de Dios, el cual con su amor realiza una verdadera y sustancial igualdad”.
La fe en Cristo crea una condición nueva que conduce a la filiación divina
No se trata de una filiación que implique a todos los hombres en cuanto hijos del mismo Creador, sino que la fe nos permite ser hijos de Dios "en Cristo".
“Es este <<en Cristo>> que hace la diferencia. Él se ha convertido en nuestro hermano, y con su muerte y resurrección nos ha reconciliado con el Padre. Quien acoge a Cristo en la fe, por el bautismo es “revestido” por Él y por la dignidad filial (cfr v. 27).
La igualdad en Cristo que supera las diferencias
Francisco señaló, también, que Pablo afirma “con gran audacia que la identidad recibida con el bautismo es una identidad tan nueva que prevalece sobre las diferencias que existen a nivel étnico-religioso: «ya no hay judío ni griego»; y también a nivel social: «ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer»”.
Profundizando en el impacto que esto generó a la comunidad en su tiempo y que, incluso, continúa haciéndolo, el papa explicó que la eliminación de la distinción entre "libres" y "esclavos" introducía una perspectiva chocante, ya que, por ley, "los ciudadanos libres gozaban de todos los derechos, mientras que ni siquiera se reconocía la dignidad humana de los esclavos".
Asimismo, la igualdad en Cristo, que supera las diferencias sociales entre los dos sexos, "fue revolucionaria en su momento" y "necesita ser reafirmada aún hoy", afirmó.
“Hay tantas personas en el mundo, millones de ellas, que no tienen derecho a comer, no tienen derecho a la educación, no tienen derecho a trabajar: son los nuevos esclavos, son los que están en las periferias, que son explotados por todos. Incluso hoy en día existe la esclavitud: pensemos un poco en esto. Negamos a estas personas la dignidad humana. Son esclavos”.
Refiriéndose a la igualdad entre hombres y mujeres manifestó: ¡Cuántas veces escuchamos expresiones que desprecian a las mujeres! Cuántas veces hemos escuchado: "Pero, no, no hagas nada, [son] cosas de mujeres". Pero mira, los hombres y las mujeres tienen la misma dignidad, y hay en la historia, incluso hoy, una esclavitud de las mujeres: las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres.
Hay que leer lo que dice Pablo: somos iguales en Cristo Jesús.
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