Oración, la caridad y el ayuno pueden cambiar la historia: Papa Francisco
En su mensaje al inicio del Tiempo de Cuaresma, leído por el cardenal Pietro Parolin en la Misa del Miércoles de Ceniza, el santo padre explicó que la Cuaresma “es un tiempo que el Señor nos da para volver a la vida, para curarnos interiormente y caminar hacia la Pascua, hacia lo que permanece, hacia la recompensa del Padre. Es un camino de curación”.
En este sentido agregó que no es un cambio que se realiza rápidamente, sino que se hace “para vivir cada día con un espíritu nuevo, con un estilo diferente. Este es el propósito de la oración, la caridad y el ayuno”.
Seguidamente, el papa animó a los fieles a realizar una oración “en lo secreto”, que siendo verdadera pueda traducirse en caridad, aquello que señala “nos libera de la peor esclavitud, la de nosotros mismos. La caridad cuaresmal, purificada por la ceniza, nos devuelve a lo esencial, a la íntima alegría de dar”.
En cuanto al ayuno, el pontífice explicó que no se trata de una dieta, sino de un sacrificio que “nos recuerda que la vida no debe estar sujeta a la escena pasajera de este mundo”.
“El ayuno no debe limitarse sólo a la comida; en Cuaresma debemos ayunar, sobre todo, de lo que nos hace dependientes; que cada uno reflexione sobre esto, para hacer un ayuno que realmente tenga un impacto en la vida concreta de cada uno”, dijo el papa Francisco.
Asimismo, afirmó que la oración, la caridad y el ayuno “no son medicamentos sólo para nosotros, sino para todos; de hecho, pueden cambiar la historia”.
Las armas del espíritu
“En primer lugar, porque quien experimenta sus efectos, casi sin darse cuenta, los transmite a los demás; y, sobre todo, porque la oración, la caridad y el ayuno son las principales vías que permiten a Dios intervenir en nuestras vidas y en la vida del mundo”, subrayó.
Por último, Francisco aseguró que estas tres cosas que los fieles deben realizar durante la Cuaresma “son las armas del espíritu, y es con ellas que, en esta jornada de oración y ayuno por Ucrania, imploramos a Dios esa paz que los hombres solos no pueden construir”.
“Oh Señor, tú que ves en lo secreto y nos recompensas más allá de todas nuestras expectativas, escucha las oraciones de todos los que confían en ti, especialmente de los más humildes, de los más probados, de los que sufren y huyen bajo el estruendo de las armas. Devuelve la paz a nuestros corazones, da de nuevo tu paz a nuestros días”, concluyó.
El cardenal transmitió este mensaje del papa ante las circunstancias de reposo médico que afronta el santo padre por un fuerte dolor en la rodilla.
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