La fraternidad: fundamento y camino para la paz

Sexto día, 21 de diciembre
Signo: Apretón de manos
Lectura de la Palabra de Dios Lc 1, 39-45
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino
de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa
de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel
oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita
tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy
yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto
tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi
vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha
dicho el Señor se cumplirá». Palabra del Señor.
Meditación
La Visitación es un misterio tan simple y a la vez tan elocuente. Es el encuentro de dos amores, de dos Mujeres Gloriosas, del Mesías esperado y del Precursor que lo ha de señalar luego como el Cordero que quita el pecado del mundo.
Encuentros bíblicos que son propuesta y anuncio de tantos y tan urgentes encuentros que debemos propiciar en el mundo en el que vivimos: encuentro de culturas, encuentro de personas, encuentro de hermanos distanciados, encuentros de reconciliación, de paz y de esperanza, encuentros que permitan descubrir la sabiduría del otro y la grandeza de los diversos modos de ver la vida.
El Papa Francisco nos anima a recuperar la paz entre nosotros: El deseo de una vida plena, de la que hace parte un anhelo imborrable de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos ni contrincantes sino hermanas y hermanos a los que debemos acoger y querer. La fraternidad se empieza a aprender en la familia que es fuente de fraternidad y el camino primordial para la paz. A las guerras hechas de enfrentamientos armados, se suman otras guerras menos visibles, pero crueles, que se combaten en el campo económico y financiero con medios destructivos de vidas, de familias y empresas.
Las situaciones de desigualdad, pobreza e injusticia revelan una profunda falta de fraternidad y la ausencia de una cultura de la solidaridad.
En Cristo el otro es aceptado y amado como hijo e hija de Dios, como hermano y hermana, no como un extraño, y menos como un contrincante o un enemigo. La fraternidad necesita ser descubierta, amada, experimentada, anunciada y testimoniada. Solo el amor que nos da Dios nos permite acoger y vivir plenamente la fraternidad. (Cf. Mensaje 01 de enero 2014).
Descargue la novena de navidad a Continuación: https://issuu.com/directorio2014/docs/novena_de_navidad_2016
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