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Instituida Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones

20 de febrero de 2023
Instituida Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones
Imagen:
Referencia- eepsicologia.com

Tras el encuentro virtual de representantes de diversos proyectos pastorales, servicios y comunidades eclesiales abocadas a dar respuesta al sufrimiento de las adicciones, provenientes de 13 países de nuestra América, nace la Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones (PLAPA), que “alienta al encuentro samaritano con los descartados de nuestro mundo actual”.

El Documento de la Unidad, que sienta las bases al nacimiento para esta Pastoral contempla:

“Sabemos que las adicciones son un problema multicausal y complejo, y que ante la lucha por acompañar el padecimiento de nuestros hermanos hemos recorrido caminos comunes que nos hermanan en el abrazo y en la esperanza. A la vez, aprendemos unos de otros las buenas prácticas. Por eso…”:

 

Decimos que SÍ a:

 

La dignidad de la persona, inalienable dignidad de hija/o de Dios en la que no importa cómo estemos o qué hayamos hecho, siempre vale la pena, siempre hay esperanza. La persona en consumo es considerada siempre sujeto de derechos.

Que el sujeto de la pastoral de adicciones es aquella persona rota y descartada de la sociedad, que anhela una liberación y necesita cambiar la dependencia por la autonomía, que ha perdido el sentido de la vida, ha quedado con su autoestima herida, con un gran dolor que la atraviesa.

Que nuestra pastoral comprende al ser humano integralmente, como un sujeto bio-psico-social-espiritual.

Que también son sujetos de esta Pastoral la familia, la comunidad.

La importancia de los acompañantes pares: como construcción de hermano/a para la persona en consumo. Son quienes habiendo transitado un proceso de recuperación de sus propias adicciones están en condiciones de acompañar cuerpo a cuerpo a quienes recién inician su proceso.

Nuevas formas de vincularse, haciendo hincapié en un proyecto de vida integral.

 

Reconocemos que:

 

Es necesario remarcar el daño que genera el consumo en la persona, la familia, la sociedad.

Focalizamos en la reparación, reinserción y reconstrucción de la persona.

Hay naturalización de algunos consumos, como el alcohol, entre otros.

Tenemos que darle mayor importancia al trabajo preventivo poniendo el énfasis en los valores de la vida.

Nos preocupa la facilidad al acceso a sustancias, drogas sintéticas, psicofármacos y liberalización de su uso en espacios públicos.

 

Compartimos que:

 

Es importante comprender el contexto sociocultural y económico de nuestros países. Vivimos en una sociedad de consumo atravesada por la violencia extrema, la pobreza que empuja a situación de calle, sicariato, trata de personas, prostitución y tantas otras realidades que vulneran la vida plena.

Existe una alta relación entre consumo, delincuencia y cárcel; el narcomenudeo que superpone los roles de consumidor y vendedor desde las mismas víctimas que lo asumen como sustento de vida.

Las adicciones no son excluyentes de una clase social. Todas las clases sociales son afectadas trasversalmente por el consumo en alguna de sus formas. A distintas realidades sociales y etarias, diversidad de abordajes.

Muchas veces excluimos a la persona cuando su adicción se vuelve conflictiva y violenta.

Los vínculos familiares y sociales son importantes en la consolidación de redes interdisciplinarias de contención.

La familia es clave: puede ser proveedora o no de herramientas para procesar emociones, fundamentales para los procesos de recuperación, pero también puede favorecer el consumo, desarrollar codependencias, y hasta ser obstáculo en los procesos de recuperación.

Es importante analizar los aspectos positivos, las oportunidades y los recursos que la realidad nos ofrece para enfrentar este desafío. En este sentido entendemos que es necesario leer los signos de los tiempos, y que si el problema de las adicciones es propio de este tiempo, al responder con fe estamos siguiendo los pasos de Jesús y construyendo la Iglesia como Él nos va señalando.

Los medios de comunicación son también importantes a la hora de planificar acciones preventivas de concientización.

El gran aporte de la Iglesia empieza en el cuidado, el acompañamiento y cuando se abre a la comunidad toda.

El enfoque sistémico e integral implica a la familia, el barrio, la comunidad, la Iglesia, vividos desde la pedagogía del cuidado y el respeto a los derechos humanos.

En muchos de nuestros países se evidencia una presencia débil del Estado en cuanto a políticas públicas y vacíos legales.

 

Vemos necesario que:

 

La Iglesia asuma un mayor compromiso y presencia; y de las redes que ella posee se logre un mayor aprovechamiento de su potencial.

Nuestros obispos y sacerdotes tengan un mayor compromiso y participación en este tema. Para eso entendemos necesario desarrollar una formación específica tanto para ellos como para nuestros agentes pastorales.

Se aprovechen los espacios para niños y jóvenes, como la catequesis, los grupos juveniles y la riqueza de movimientos eclesiales que son muy adecuados para la prevención y concientización de la problemática.

Se compartan buenas prácticas entre los distintos credos, movimientos sociales y ONGs.

Se tengan como aliados a colegios y universidades en programas preventivos.

Se aprovechen la cultura virtual y las redes sociales.

Se enfrenten con valentía la cultura permisiva y romántica del consumo especialmente en el ambiente familiar.

 

Queremos:

 

Ver a Cristo en cada uno que está roto, descubrir el rostro sufriente de Cristo en el Otro.

Aportar esperanza, misericordia, solidaridad, amor y sanación desde la espiritualidad cristiana, siguiendo el testimonio del buen samaritano.

Ser familia que ayude en el camino de sanación mutua.

Superar el desafío de la soledad de los equipos que acompañan con una mayor comunión en la diversidad.

Animarnos en la esperanza de la construcción de un mundo nuevo.

Reconocer la riqueza de los carismas que nos permiten ampliar oportunidades.

Equipos interdisciplinarios, donde fe y ciencia trabajen juntas.

La formación permanente para un mejor acompañamiento.

 

Que nuestras palabras:

 

Valoren, incluyan ternura, compasión y amor hacia todas las personas.

Permitan que emerja el sujeto persona y no la condición de adicto.

Compartan en nuestros ambientes un lenguaje religioso y teórico-técnico, dignificante, estimulador, propositivo, incluyente, inspirador, coherente, comprensible para todos.

Conozcan el lenguaje de las personas consumidoras.

Se despojen de todo prejuicio y reciban la vida como viene.

Generen discípulos misionarios vinculados en comunidades eclesiales

En Nuestra Madre de Guadalupe, que recibe a Cristo para darlo al mundo que es su mayor esperanza, ponemos los sueños compartidos y, estando junto a Ella al pie de los crucificados por esta realidad, seguimos confiando en el poder transformador del amor que todo lo puede.

 

 

 

 

 

Fuente:
ADN Celam
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