Francisco exhorta a las religiones a ser conciencia de paz y a oponerse a la carrera armamentística
En el Palacio Real de Sakhir, en Awali, Francisco concluyó el Foro de diálogo con los líderes de las distintas confesiones. Hizo un llamamiento a la acción: Oponerse a la carrera armamentística y al ‘mercado de la muerte’.
Fuego, misiles, bombas, armas, llanto, muerte, cenizas, odio. Tras dos "tremendas guerras mundiales" y una guerra fría que durante décadas "mantuvo al mundo en vilo", y mientras se libran conflictos "desastrosos" en todas partes, el mundo se encuentra de nuevo "al borde de un frágil equilibrio".
Las religiones deben entonces actuar, unirse, reunirse en nombre de ese Dios cuyo nombre es "paz" y "condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre", así como dejar de apoyar a los movimientos terroristas mediante el suministro de dinero, armas, cobertura mediática.
Desde la plaza Al-Fida' del Palacio Real de Sakhir, en Awali, Baréin, la voz del Papa se eleva a los cielos al lanzar un nuevo y sentido llamamiento "por el fin de la guerra en Ucrania y por unas negociaciones de paz serias".
Autoridades religiosas de todo el mundo
Francisco pronunció su solemne llamamiento al concluir el Foro de Baréin para el Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana, el evento de diálogo patrocinado por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa, principal motivo de la visita del Pontífice a estas tierras.
El Foro se inauguró ayer con una serie de discursos, todos ellos destinados a reafirmar la voluntad común y la necesidad dictada por las urgencias del presente de tender puentes de diálogo entre los líderes de las religiones, las culturas y los medios de comunicación. Hoy le tocó el turno al Obispo de Roma quien, en un discurso largo y con mucho cuerpo, abogó por soluciones pacíficas a una crisis global, en cuya raíz hay una "paradoja":
“Mientras la mayoría de la población mundial se encuentra unida por las mismas dificultades, asolada por graves crisis alimentarias, ecológicas y pandémicas, así como por una injusticia planetaria cada vez más escandalosa, unos pocos poderosos se concentran en una lucha decidida por intereses partidistas, exhumando lenguajes obsoletos, redibujando zonas de influencia y bloques contrapuestos”.
Más divididos que unidos
Son precisamente las divisiones las que hieren al mundo de hoy: "Vivimos en tiempos en que la humanidad, conectada como nunca antes, está mucho más dividida que unida", reflexionó el Papa. E invocó la unidad, inspirándose en la etimología de su país anfitrión, Baréin, "dos mares". Como las aguas del mar", los líderes religiosos y civiles están llamados a unir tierras y pueblos. Pero siempre los "dos mares" se refieren a las aguas dulces de los manantiales submarinos y a las aguas salinas del Golfo. Así es exactamente el mundo actual:
“Por un lado, el mar tranquilo y apacible de la convivencia común, por otro el mar amargo de la indiferencia, asolado por los enfrentamientos y agitado por los vientos de la guerra, con sus olas destructivas cada vez más tumultuosas, que amenazan con engullir a todos. Y, por desgracia, Oriente y Occidente se parecen cada vez más a dos mares opuestos”.
La vía del encuentro, no la del choque
“Estas son las amargas consecuencias, si se siguen acentuando las oposiciones sin redescubrir el entendimiento, si se persiste en la imposición decidida de los propios modelos y visiones despóticas, imperialistas, nacionalistas y populistas, si no se interesa por la cultura del otro, si no se escucha el grito de la gente común y la voz de los pobres, si no se deja de distinguir de forma maniquea quién es bueno y quién es malo...”
Oriente y Occidente juntos por el bien de todos
En un mundo globalizado "sólo se avanza remando juntos", mientras que "navegando solo, se va a la deriva", insistió el Pontífice, e instó a ver el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en 2019 en Abu Dabi: "Estamos aquí, creyentes en Dios y en nuestros hermanos, para rechazar el pensamiento aislante, esa forma de ver la realidad que ignora el mar único de la humanidad para centrarse sólo en sus propias corrientes".
Otra metáfora para indicar objetivos concretos. La primera es "que las disputas entre Oriente y Occidente se recompongan para el bien de todos, sin distraer la atención de otra brecha que crece constante y dramáticamente, la que existe entre el Norte y el Sur del mundo".
Condenar y aislar a los violentos que abusan del nombre de Dios
El último de los retos es el que se refiere a "la acción, las fuerzas del hombre". Los religiosos rechazan "el odio, la violencia, la discordia" y todo lo que profana el nombre de Dios: "Con fuerza dicen 'no' a la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia".
"No basta – insistió el Pontífice – con decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre. Tampoco basta con distanciarse de la intolerancia y el extremismo, es necesario actuar en sentido contrario".
“Es necesario dejar de apoyar a los movimientos terroristas mediante el suministro de dinero, armas, planes o justificaciones, y también la cobertura mediática, y considerar todo ello como delitos internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Este terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, debe ser condenado”.
Oposición al rearme y a las guerras
"El hombre religioso, el hombre de paz, se opone también a la carrera por el rearme, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte – subrayó el Papa Francisco – no apoya alianzas contra nadie, sino formas de encuentro con todos: sin ceder al relativismo ni al sincretismo de ningún tipo, persigue un solo camino, el de la fraternidad, el del diálogo, el de la paz”.
Conciencia de paz en el mundo
La invitación del obispo de Roma es a forjar "vínculos más fuertes, sin duplicidades y sin miedo". Como hermanos, como hermanas. "Y si diversos poderosos negocian entre sí por intereses, dinero y estrategias de poder, demostremos que otra forma de encuentro es posible. Posible y necesario, porque la fuerza, las armas y el dinero nunca teñirán el futuro de paz".
Promovamos iniciativas concretas para que el camino de las grandes religiones sea cada vez más proactivo y constante, ¡que haya consciencia de paz para el mundo!
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