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Noche de las Velitas, ¿qué celebramos?

7 de diciembre de 2018
Noche de las Velitas, ¿qué celebramos?

Todo empezó en el tercer concilio de Éfeso -durante el año 431- cuando se definió que María es Madre de Dios -Theotokos- y se aclamó con una memorable procesión de…

La “Noche las Velitas” es una de las más arraigadas tradiciones católicas en Colombia. Sin embargo, ya casi nadie conoce la historia, el centro de la celebración y su liturgia.

Como se escribió arriba, aclamar con antorchas es un avieja tradición de la Iglesia y que ha acompañado momentos importantes de los dogmas marianos.

El primero en la historia tiene que ver con la proclamación de María como madre de Dios, es decir, que la Santísima Virgen María al dar a luz al Salvador, Dios y hombre verdadero, debe ser honrada con especial afecto por la Iglesia con este título único y glorioso. En Éfeso se debatía sobre el Nestorianismo, que consideraba a Cristo radicalmente separado en dos naturalezas, una humana y una divina, que conforman dos entes independientes, dos personas unidas en Cristo. En consecuencia, María sólo sería madre del Jesucristo hombre. Cuando el concilio manifestó que María era la madre de Dios, la Theotokos, como ya la habían nombrado muchos Padres de la Iglesia, el pueblo se manifestó dichoso y acompañó una procesión con antorchas.

El segundo, en 1854, el pueblo romano que esperaba la Bula con la cual el papa Pío IX declararía la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, salió por las calles la víspera con antorchas, manifestando su esperanza en que se declarara de manera oficial y dogmática que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción, por los méritos de su hijo Jesucristo, como en efecto ocurrió.

En recuerdo de ello se hace el lucernario, conocido como la Noche de las Velitas.

La bula publicad por el papa Pío IX se conoce como Ineffabilis Deus: [...] Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho.

 

 

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