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LITURGIA Septiembre 22 Actuar con inteligencia práctica

19 de septiembre de 2019
LITURGIA Septiembre 22 Actuar con inteligencia práctica

Después de la propuesta del evangelio del domingo pasado en el sentido de acoger la palabra y así contrarrestar el peligro de fabricarse una imagen idolátrica de Dios,…

La primera lectura de la misa de este domingo (Amós 8, 4-7) es una llamada de atención para quienes han hecho del éxito económico el horizonte de su existencia, ellos no pierden oportunidad para aumentar su patrimonio, el afán de ganar dinero los lleva a impacientarse por la inactividad en los días de fiesta; además de explotar a los pobres, los arrinconan con las deudas y así llegan hasta considerarlos como una propiedad. El profeta Amós alerta a quien hace del éxito económico el absoluto de su vida porque Dios rechaza esta forma de orientar la existencia.

En el texto del evangelio de la misa (Lucas 16, 1-13) podemos considerar cuatro partes. En la primera el Señor nos narra la historia de un administrador corrupto que ha sido descubierto; en la segunda parte Jesús, partiendo de la conclusión misma de la historia narrada, deduce una enseñanza para la vida cristiana; en la tercera el Maestro relaciona lo histórico de la vida del ser humano con lo definitivo del Reino (tiempo y eternidad), finalmente la cuarta parte está conformada por una enseñanza de Jesús sobre la imposibilidad de servir a Dios y al dinero. Las dos últimas partes bien se pueden considerar una preparación para la parábola del domingo entrante.

Es importante comenzar por advertir que la historia contada por Jesús tiene una lección o enseñanza que forma parte de la misma narración: «El amo alabó al administrador injusto porque había actuado con astucia»; el amo o señor termina reconociendo la astucia del administrador inicuo.

De otro lado, es importante notar que el tiempo del administrador se divide en dos periodos: uno extenso, de malos manejos, y otro muy breve, que transcurre entre el aviso de despido y la entrega del cargo. La lección o enseñanza que propone el amo se refiere a la actuación del administrador en el tiempo breve.

La denuncia que precipita en paso de un periodo al otro evoca el texto del profeta Amós escuchado en la primera lectura; Dios no se queda en silencio ante la injusticia. Esta denuncia profética hay que referirla a nuestro encuentro personal con el Evangelio.

En estos términos, el encuentro con el Evangelio da paso a la acción que la parábola sitúa entre el aviso de despido y la entrega del cargo. Se trata de un tiempo breve que concluirá con un sustancial cambio de la condición de vida del administrador; en este segundo tiempo el administrador actúa con prontitud: «Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe…». El administrador no está dispuesto a perder ni un instante del tiempo que va entre la denuncia y el cese en el cargo.

Del modo de obrar con ‘astucia’ por parte del administrador en el segundo tiempo Jesús deduce una enseñanza para los discípulos: actuar con lo que alguno llamaría ‘inteligencia práctica’. Esta inteligencia práctica en el texto griego se presenta como ‘phrónimos’, el mismo término con el que hace unos domingos se refería Jesús al «administrador fiel y prudente –phrónimos– a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas» (Lucas 12, 42).

El administrador de la historia venía ejerciendo el cargo malgastando los bienes del amo, a partir de una denuncia se hace consciente del final de su trabajo y ante la nueva situación que ha de asumir decide actuar con inteligencia práctica. El evangelio de este domingo, partiendo de la habilidad con la que el administrador encara la nueva situación de su existencia, propone al discípulo de Jesús actuar con astucia, con inteligencia práctica. En nuestra condición de discípulos, la denuncia que

refiere la historia parabólica se puede asimilar a aquello que suscitó en nosotros el primer anuncio: el encuentro personal con Jesucristo; esta experiencia debió haber significado la toma de conciencia de nuestra vocación para que, a partir de ello, nos decidiéramos por el camino del Evangelio. En este escenario la enseñanza de Jesús este domingo se puede recibir como la necesidad de actuar con inteligencia práctica, esto es, asumir como prioridad el Reino y en función de él hacer servir los carismas y bienes con los que contamos.

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