El Señor es mi Pastor nada me falta…

Este IV domingo de Pascua se conoce como domingo del Buen Pastor, en este día se lee cada año, una parte del capítulo X del Evangelio de San Juan, donde Jesús desarrolla…
Gracias a Dios, en la Iglesia Católica hay muchos sacerdotes santos. Y, como éstos, tenemos legiones enteras y millares de ejemplos por todo el mundo. Sacerdotes que, llenos de amor a Dios y a los demás, desgastan su vida en silencio, cumpliendo fielmente su vocación y pastoreando el rebaño que el Señor les asignó.
Como dice el salmo 23,2-3: “El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes pastos me hace reposar. Me conduce a fuentes tranquilas, allí reparo mis fuerzas. Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su nombre.” Qué verdad tan consoladora en este mundo individualista en donde nadie parece preocuparse por los demás.
El sacerdote siempre está allí para guiar, para escucharnos, para darnos una salida y brindarnos esperanza ante cualquier vicisitud de la vida. Nosotros recibimos la Gracia de Dios a través de ellos. No olvidemos que fueron escogidos por El Señor antes de nacer. Son guías en la familia, en los hogares, en la educación sabia de los hijos. Interceden por nosotros a través de sus oraciones. También pueden ser nuestros faros espirituales ya que son ungidos por Dios.
Sacramento del orden
El sacramento del orden deja un carácter indeleble en el alma de los que lo reciben, al ser consagrados como verdaderos sacerdotes a imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote. Se ordenan para predicar el Evangelio y para celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía. Perdonan los pecados al ejercer el sacramento de la Reconciliación o Confesión y alivian a los enfermos con el sacramento de la Extremaunción. Presentan a Dios padre las necesidades y súplicas de los fieles. Reúnen la familia y la conducen a Dios Padre por medio de Cristo en el Espíritu. (Catecismo de la Iglesia Católica).
El sacerdocio lleva a servir a Dios en un estado que no es, en sí, ni mejor, ni peor que otros sino que es distinta. La vocación de sacerdote aparece revestida de una dignidad y de una grandeza que nada lo supera en la tierra. Sin embargo, los sacerdotes son humanos como nosotros tienen errores, debilidades, preocupaciones y constantemente también son atacados.
“Yo pido a Dios Nuestro Señor que nos dé a todos los sacerdotes la gracia de realizar santamente las cosas santas, de reflejar, también en nuestra vida, las maravillas de las grandezas del Señor”. Palabras de: (San Josemaría Escrivá de Balaguer), fundador del Opus Dei.
Los sacerdotes también necesitan de nuestra oración y de nuestro apoyo, para que el Señor les dé a todos el don de la santidad y de la perseverancia en su vocación. Es necesario además orar por las vocaciones, para que el Dueño de la mies mande a su Iglesia muchos y santos sacerdotes según su Corazón: buenos pastores, como Jesús, "el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas”.
Referente al día del Buen Pastor, el papa Francisco aseveró: Jesús es el Buen Pastor, las ovejas escuchan su voz y lo siguen. No era ni un fariseo casuístico moralista, ni un saduceo que hacia negocios políticos con los poderosos, ni un guerrillero que buscaba la liberación política de su pueblo, ni un contemplativo del monasterio. ¡Era un pastor! Un pastor que hablaba la lengua de su pueblo, se hacía entender, decía la verdad, las cosas de Dios: ¡no negociaba nunca las cosas de Dios! Pero las decía de tal forma que el pueblo amaba las cosas de Dios. Por esto lo seguían.(Fragmento de la Homilía del papa Francisco, 26 de junio de 2014, en Santa Marta).
El IV domingo de Pascua se caracteriza además, porque cada año se celebra en este día la Jornada Mundial de oración por las vocaciones.
A continuación los invitamos a ver un video especial para que se unan nuestra campaña: “Yo oro por nuestros sacerdotes”, a propósito de la conmemoración el próximo domingo 17 de abril del día del Buen Pastor. No lo olvides: los sacerdotes necesitan de nuestra oración, respeto, amor y apoyo. ¡ Únete a nuestra campaña!.
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