Ser amo de casa, todo un reto...
En la vida actual donde tanto hombres como mujeres salen a diario a cumplir una jornada laboral, no es nada raro que solo salga la mujer.
En los cambios de situaciones laborales es muy frecuente que el hombre, según su profesión, se ubique laboralmente más rápido que la esposa, pero muchas veces pasa todo lo contrario.
En cierto modo, dicen los expertos, los hombres con hijos afrontan una lucha semejante a la que libraron las mujeres, pero al revés. El papel de las madres en el hogar se daba por supuesto, y tuvieron que abrirse hueco en el trabajo. Ahora, los padres necesitan que se les reconozca en la práctica que sus obligaciones familiares exigen mucho más que llevar dinero a casa. Y, este reto de hacerse amo de casa hace que los hombres enfrenten obstáculos en el hogar y la crianza de los hijos que muchos años atrás solo desarrollaban las mujeres en su totalidad.
Y es que para muchos padres tener un hijo afecta claramente su actitud laboral. Al sentir más fuerte la llamada del hogar, ya no están tan dispuestos a hacer excesos por la empresa. Aunque manifiestan no tener un cambio drástico en sus aspiraciones profesionales, sí coinciden en percibir otra idea del éxito, más global y equilibrada.
Tareas domésticas:¿ quién las hace?
No es extraño, que aún no se haya alcanzado la equiparación entre los sexos en cuanto a la dedicación de tiempo al hogar, pese a las ideas igualitarias de los nuevos papás. Si se hacen cuentas resulta que, en los matrimonios en que trabajan fuera, tanto ella como él, la mujer emplea de todas maneras más tiempo, puede ser en horas de la mañana o cuando regresa del trabajo, para dedicarse a las labores domésticas como: cocinar, aseo en general, lavar o planchar. Además, de atender a los hijos, adelantar tareas juntos, entablar diálogos o simplemente juegos.
Pero lo cierto es que en la actualidad, muy pocos papás, se han planteado en serio la posibilidad de permanecer siempre en casa y la descartan porque la familia no podría mantenerse solo con el sueldo de la madre. Esto contribuye a que, por ejemplo en Estados Unidos, la gran mayoría (70%) de los hogares con padre, madre y niños, los dos trabajen fuera, y cuando no es así, en casi todos los casos (97%), es ella la que se queda. De igual modo, el motivo económico se va atenuando, pues ya casi en una de cada cuatro parejas con dos sueldos, la mujer gana más que el hombre.
Menos flexibilidad laboral para hombres
Pero las buenas intenciones de todos no tienen tanta repercusión práctica. Los empleados con hijos pequeños, por citar un caso, sufren una sutil discriminación porque, de hecho, se supone que sus responsabilidades paternas no les afectará mucho ni les demandará mayor tiempo, a diferencia de lo que se acepta en el caso de las madres. Y aun los que dicen tener más facilidades por parte de los jefes, confiesan que a menudo no se atreven a aprovecharlas, y cuando se toman algún tiempo para atender una emergencia familiar, suelen hacerlo de modo “extraoficial”, sin pedirlo formalmente.
En suma, en la sociedad del presente hay menos flexibilidad laboral por razones familiares para los padres que para las madres, y la diferencia se debe en parte a la mentalidad dominante. Así, las mujeres se plantean con naturalidad pedir un permiso extenso o suspender la carrera profesional por algún tiempo para atender a los hijos pequeños; los hombres, en cambio, no. Cuando se reincorporan al trabajo tras la maternidad, las mujeres suelen pedir horario reducido o flexible, cosa que pocos hombres hacen cuando tienen un hijo.
En definitiva, armonizar las responsabilidades del trabajo con el cuidado de los hijos y la atención del hogar, solo es posible si existe el propósito de papá y mamá de querer compartir el tiempo y distribuir tareas. Esto es clave para que haya un equilibrio y ambos padres puedan disfrutar de sus hijos y, al mismo tiempo, de otras actividades. El éxito radica en la buena administración del tiempo y que los dos pongan un poquito de su parte.
Fuente Disminuir
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