5 claves para vivir en familia la presencia real de Jesús en la Navidad
La Navidad no termina el 25 de diciembre, este tiempo se prolonga por ocho días (Octava de Navidad), permitiéndonos prolongar el gozo ante el nacimiento del Salvador, a quien deseamos disponer un lugar cálido en nuestro corazón, y pedimos toque nuestra vida y nos ayude a transformarla.
Estas son cinco claves que nos ayudan en este propósito:
Comprende y da gracias porque Jesús ha nacido en tu corazón:
En esta época en la que el consumismo ha desplazado el sentido real y trascendente de esta fiesta, es importante retomarlo con nuestra familia, explicar a nuestros hijos e interiorizar en cada uno de nosotros la realidad del encuentro con el Señor.
A nuestros hijos pequeños podemos pedirles que hagan un dibujo donde este el Niño Jesús en el pesebre, y María cuidándolo. Podemos explicarles que el pesebre es su corazón. Con nuestros hijos de mayor edad podemos escribir una carta para Jesús manifestándole cuánto lo amamos y lo feliz que estamos de que habite nuestro corazón, acogiendonos a su auxilio y guía.
Perdona, Jesús vive en ti
Si no hemos logrado perdonar de corazón a alguien es excelente momento en el marco del nacimiento de Jesús. Él siempre nos regala su amor para darlo a los demás, incluso a quienes nos han lastimado.
Solo dando el perdón de corazón logramos sanar nuestra alma, y que mejor que sea a la luz del niño que ha nacido para salvarnos.
Comparte, Jesús es para todos
Es una buena oportunidad de compartir, salir a la esquina y buscar alguien que necesite de nuestra ayuda.
Comida, ropa, frazadas, incluso juguete, todo lo que signifique cercanía, solidaridad y misericordia con quienes lo necesitan. Recordar siempre que "hay mayor alegría en dar que en recibir" (Hch 20,35). Este es también un gran ejemplo para los más pequeños.
Comunica la alegría de tu corazón, Jesús está ahí
Si Jesús está en nuestro corazón debemos estar alegres y compartir esta alegría a donde vayamos. De nosotros depende que el ambiente en casa sea el adecuado para celebrar el nacimiento de Jesús.
Es cuestión de tener una actitud abierta y dispuesta a compartir lo bello de la vida.
Vive como un verdadero apóstol de Jesús
Tenemos que dar testimonio de que Jesús es el que vive en nuestro corazón, no el materialismo o el consumismo.
El mundo necesita testimonios de familias que aún viven conforme a lo que Dios quiere. Que pueden seguir las huellas de Jesús en el mundo y contagiar muchos corazones con esa alegría y paz que deja Jesús en nuestra vida.
Seamos valientes y atrevámonos a ser la diferencia a nivel personal y familiar. Permitamos que Jesús nazca en nuestros corazones y ahí se quede durante todo el año, para alimentarnos y nutrirnos en nuestra vida cotidiana.
Para tener en cuenta:
La Octava de Navidad es el tiempo comprendido desde la Natividad de Jesús (25 de diciembre) hasta el 1° de enero, Solemnidad de María Madre de Dios.
La Natividad del Señor celebra su primera venida, cuando Dios se hace pequeño y asume nuestra naturaleza humana. Ese día se puede celebrar tres Misas, según la antigua tradición romana, en la noche, a la aurora y en el día.
Después de la Natividad del Señor, la Octava se ordena de la siguiente manera:
El 26 de diciembre se recuerda a San Esteban, el protomártir, que dio la vida por anunciar a Cristo. Su vida podemos encontrarla en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
El 27 de diciembre se conmemora a discípulo amado, a San Juan, quien anunció desde su vivencia de fe que Dios es Amor. Para conocer su vida, pensamiento y apostolado podemos leer el Evangelio según San Juan y sus tres cartas apostólicas.
Los Santos Inocentes, el 28 de diciembre, celebra la memoria de los niños a los que mató el ciego furor de Herodes por causa de Jesús, se puede ver en el Evangelio según San Mateo. La tradición litúrgica los llama “Santos Inocentes” y los considera mártires. La Iglesia recuerda este día la innumerable multitud de niños no nacidos y asesinados al amparo de las leyes que permiten el aborto.
El segundo domingo de Navidad, la Iglesia celebra a la Sagrada Familia. Nos dice el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: “El recuerdo de José, de María y del niño Jesús, que se dirigen a Jerusalén, como toda familia hebrea observante, para realizar los ritos de la Pascua, animará a que toda la familia acepte la invitación a participar unida, ese día, en la Eucaristía.”
El 1° de enero se celebra a María Madre de Dios. Y con esta Solemnidad termina la octava de Navidad.
Estas son las fiestas principales de la octava, aunque existen dos memorias que se pueden celebrar libremente. El 29 de diciembre, a Santo Tomás Becket, obispo y mártir nacido en Londres. Y el 31, a San Silvestre I, papa del siglo IV, que gobernó a la Iglesia bajo el reinado de Constantino el Grande.
El tiempo de Navidad no acaba el 1° de enero, sino que va hasta el lunes después del Bautismo del Señor Jesús.
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