Que la Iglesia no sea un invitado de “piedra” en diálogos con el Eln…

A pesar de que fue el propio Ejercito de liberación Nacional, Eln, quien invitó directamente a la Iglesia a participar en esta fase publica de negociones, se espera que…
o de absoluto silencio, sino todo contrario; activa con equilibrio y con sentido común, manifestó monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.
En las últimas horas se produjo el inicio de la fase pública de negociaciones entre el Gobierno y el Eln. Con este acto se dio por terminada la difícil labor de los diálogos exploratorios, que se extendieron por casi tres años de encuentros y desencuentros. Ahora la tarea será que la mesa de conversaciones llegue al punto final de la guerra entre el Estado y el grupo guerrillero.
La Iglesia se hizo presente atendiendo la invitación con cuatro obispos y un sacerdote, encabezados por el arzobispo de Cali, Darío de Jesús Monsalve. Además, vinieron por parte del Gobierno los ministros de Trabajo, Clara López, y del Interior, Juan Fernando Cristo, víctima de la guerrilla.
No enredarse en grandes discursos
Los ciclos de negociación serán de 45 días ininterrumpidos, en los que las partes trabajarán en dos subcomisiones: una que diseñará la fórmula para que la sociedad participe del proceso y la otra que se adentrará en construir una ruta de gestos humanitarios que permita el desescalamiento del conflicto y la construcción de confianza.
Frente a estos gestos humanitarios, monseñor Monsalve hizo un llamado para que las partes se comprometan a avanzar hacia el cese bilateral del fuego y de las hostilidades, así como le pidió al grupo guerrillero proscribir la práctica del secuestro.
Llamado al que se unió monseñor Casto quien aseveró que la práctica del secuestro por parte del Eln es “diabólica”, y que se debe resolver esto en la mesa de negociaciones, ya que el fin no justifica los medios, y no puede ser una práctica para solucionar un problema de financiamiento por parte de este grupo guerrillero.
A continuación las declaraciones de monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia:
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