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#277518

Arzobispo valioso

5 de mayo de 2018
Arzobispo valioso

Veamos fundamentales de su ministerio. Acercándose a los leprosos de nuestra época: los guerrilleros; tendiendo la mano a los excluidos del sistema, los pobres y…



Traigamos a la memoria el caso de Monseñor Romero, ese mismo que se levantó desde el púlpito a gritar: “¡Cese la represión!”, cuando el gobierno salvadoreño de entonces cometía delicadísimas violaciones a los derechos humanos en medio de una cruenta guerra civil. Fue tildado de todo lo que quieran por muchos sectores en ese país, hoy el Papa lo sube a los altares.

Lo que he podido ver en Monseñor Monsalve es un obispo coherente. Un obispo que se la juega. Un obispo que, haciendo eco de las orientaciones del Papa Francisco, está en una Iglesia en salida hacia la historia, al encuentro de los actores sociales, a estar en medio de las tensiones de nuestra sociedad. Un Obispo que no le tiene miedo a equivocarse, porque prefiere arriesgarse a hacer el bien.

La semana pasada lideró un encuentro eclesial muy interesante, con el apoyo de las embajadas de Suiza y Alemania, ‘La Iglesia y construcción de paz hoy en Colombia’. Juntó a los obispos, encargados de pastoral social y organizaciones sociales de las zonas más conflictivas en el país: Catatumbo, Chocó, Tumaco, Buenaventura, Nariño, Caquetá. Para analizar el aporte de la Iglesia a la paz en y desde los territorios.
También trajo experiencias de la Iglesia en otros países para aprender de las buenas prácticas y de los errores. Este es Monseñor Monsalve, ejerciendo un liderazgo indiscutible al interior de la Iglesia con una visión que es muy importante, un liderazgo que tiene como perspectiva hacerlo desde la base, reconociendo los actores sociales.

Creo que bien valdría la pena acercase a él, bajar los prejuicios y las sensibilidades exageradas, y que él a su vez, se acerque más a todos los sectores de la sociedad para que pueda fermentar con su palabra y visión de fe los procesos históricos en que estamos. Una mirada que vaya más allá de la polarización en que vivimos y de los intereses inflexibles de grupos, nos pueden dar una nueva clave de comprensión de la tarea del Arzobispo. Una mirada desde el Evangelio comprometido con la historia puede ofrecer una perspectiva mucho más propositiva y esperanzadora.

La Iglesia, con su Arzobispo a la cabeza, debe ser un todo orgánico y articulado para ayudar a la construcción del nuevo país.
Reencontrarse con el Arzobispo debe ser la clave del fortalecimiento de la Iglesia local, y más particularmente, para hacer su ministerio y apostolado muchísimo más contundente. La presencia de la Iglesia en nuestra sociedad debe ser muy activa.

* Rector Universidad Javeriana Cali

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