Ad Portas de sus 60 años, gratitud y nuevo impulso pastoral en la Diócesis de Facatativá
Así lo afirmó monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo auxiliar de Bogotá y administrador apostólico de la Diócesis de Facatativá, erigida el 16 de marzo de 1962 por el papa Juan XXIII, con territorio desmembrado de la Arquidiócesis de Bogotá y de la Diócesis de Zipaquirá.
Memoria agradecida y deseo de un nuevo impulso al trabajo pastoral es el desafío en esta iglesia particular, caracterizada por un profundo arraigo tradicional en la fe católica: “muchas comunidades religiosas desde muy antiguo hicieron presencia en los territorios y evangelizaron a esa región. Pienso, por ejemplo, de manera muy especial, en los agustinos, uno nota en todos esos territorios la huella profunda que dejó esa tarea evangelizadora”, señala monseñor Pedro.
Refiriéndose al recorrido pastoral, “que la dejado abundantes frutos”, el prelado destacó la impronta del primer obispo: monseñor Raúl Zabrano Camader, “un hombre con una sensibilidad social muy profunda, que sobresalíó por el trabajo con las clases populares, con los trabajadores de las floras, que son abundantes en esa región cercana a Facatativá. Eso marcó a la Diócesis”.
“Siempre en sus planes pastorales hubo una preocupación muy grande por responder a los desafíos sociales, culturales, y por contribuir a la transformación social y económica de esa región”.
Seis décadas después, su legado permanece vigente y como faro guía la intención pastoral y evangelizadora en esta zona de la Sabana Occidente que, de acuerdo al Anuario Pontificio 2020, a fines de 2019 contaba con un total de 572 000 fieles bautizados.
Territorio
Dato cultural e histórico
La palabra Facatativá ha recibido distintos significados, entre ellos <<cercado fuerte al final de la llanura>>. “Acosta Otegón en su diccionario la traduce como <<capitán del cercado y la labranza de afuera>>. En 1595 había en lo que hoy es Facatativá tres poblamientos aborígenes importantes: Facatativá, Chocca y Niminxaca” (colombiaturismoweb.com).
Énfasis del trabajo pastoral, proyección y desafíos
La Diócesis se ha caracterizado por un empeño muy claro en todos los temas relativos a la iniciación cristiana, a la formación del cristiano. “Hemos tenido itinerarios catequísticos, pensados en función del contexto social, cultural, espiritual de la región”.
“Hay, también, un interés muy grande en la formación de comunidades, en los distintos sectores de los municipios y de las poblaciones; para esto, hemos realizados misiones sectoriales, haciendo un esfuerzo grande porque la gente que es convocada, visitada, luego pueda congregarse en pequeñas comunidades”, explicó el obispo.
Ante la pandemia
“La pandemia nos dejó una serie de enseñanzas, pero también supuso cierto freno (…) Ahora tenemos el desafío de volver a encontrarnos, retomar todo el vigor de la actividad pastoral. Esto supone un esfuerzo y hay que pedirle a Dios que nos de esa gracia de salir, de desacomodarnos, de desinstalarnos para salir a anunciar el Evangelio, porque el mundo siempre necesita de Cristo”.
En comunión y articulación con la provincia eclesiástica
Destacando la riqueza de los encuentros por provincia, el prelado reiteró la importancia de proyectar acciones conjuntas que respondan a los desafíos de la zona, desde el respecto por los planes pastorales particulares y la realidad de cada jurisdicción.
“Poco a poco vamos llegando a ciertos acuerdos sobre líneas pastorales, sobre énfasis en el trabajo, pero, al mismo tiempo, siempre una actitud de respeto muy clara por la autonomía de cada una de las diócesis (…) Hay algunas problemáticas comunes que nos afectan”, por ejemplo:
El tema de las vocaciones: “Podemos apoyarnos tanto en el nivel de la pastoral vocacional como de la formación inicial y permanente de los sacerdotes".
La iniciación cristiana, la formación del cristiano: “Es un tema que también hemos conversado y hacia el cual queremos encaminarnos para lograr ciertos acuerdos que nos permitan trabajar en conjunto, porque, al fin y al cabo, hoy hablamos de Bogotá como una ciudad-región”.
Integración urbana y cultural: “Hay muchos municipios de estas diócesis, especialmente de las más vecinas a Bogotá, que se han anexado en el urbanismo”, en términos de ciudad y de cultura, “entonces es muy importante que pensemos esos temas en conjunto”.
De otra parte, “nos está preocupando muchísimo el tema del empobrecimiento de la gente y el consumo de las drogas, por consiguiente, del microtráfico, que si no se atiende adecuadamente pueda dar lugar a los fenómenos de violencia que estamos viendo en otras regiones del país”.
Finalmente, “en este aspecto social habría que decir que Cundinamarca, y especialmente esta zona occidental, se está transformando muy profundamente (…) Son zonas rurales, pero con una vocación agrícola muy disminuida. Todo esto se ha venido convirtiendo en lugar de descanso para la gente de Bogotá”.
“Cuando la gente llega a vivir ahí, sencillamente, arrasa con los cultivos, pone jardines, pone piscina y eso le va dando una configuración muy diversa a esta zona, planteando unos desafíos a la vida social, cultural, pero también religiosa de las parroquias, que es necesario reflexionar”.
A lo anterior, se suma “el fenómeno de que los jóvenes no se están quedando; no hay mano de obra para recoger las cosechas, se cuenta con un pequeño contingente de antiguos cultivadores, ya gente mayor”.
“Es una zona que desde el punto de vista social y cultural está en plena reconfiguración y eso nos hará pensar en todos los desafíos que debemos tratar de atender en medio de estas circunstancias nuevas”, enfatizó.
A continuación, entrevista sobre proyección pastoral y articulación a nivel de la provincia eclesiástica de Bogotá:
Fuente Disminuir
Fuente