Agradecimiento hacía el Señor por más de 50 años de trabajo pastoral, no solo en Colombia, sino en el Vaticano con varios cargos de gran importancia, es el sentimiento que tiene monseñor Octavio Ruiz, obispo emérito de Villavicencio, después de hacer memoria de todo su caminar como pastor de la Iglesia católica “Cuando han pasado 53 años de vida pastoral y uno comienza a mirar hacia atrás ciertamente lo primero que me viene a la mente es darme cuenta que he sido agraciado por parte del Señor, que he recibido tantos cargos en donde me siento que no los merecía, que no hice ningún esfuerzo ni ambicione para llegar a ellos”.
Pero también, hace referencia a los errores cometidos a lo largo de todos estos años de sacerdote “Lo que más me duele son lo que llamamos pecados de omisión que hubiera podido hacer las cosas mejor, que hubiera podido atender mejor a algún sacerdote, familiar o persona y lógicamente eso pesa fuertemente en la conciencia. Pero, al mismo tiempo uno sabe que trato de cumplir con su responsabilidad de la mejor manera posible”.
Desde muy niño tenía la idea de ser sacerdote
Monseñor Octavio Ruiz, nació en Bogotá el 21 de diciembre de 1944. “Yo vengo de una familia muy cristiana mis padres desde niños pues me enseñaron el valor a la Eucaristía. Durante toda mi vida los familiares que me conocieron de niño, me decían que desde que tenía dos años y medio, comencé a decir que quería ser cura y ciertamente me apoyaron en esa idea. A Dios gracias pues el Señor me concedió la gracia de poder realizar ese anhelo que tenía y que ciertamente también fue el de mi familia y por eso lo logré”.
Realizó estudios en el Seminario Mayor de San José, en Bogotá. Más tarde perfeccionó sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1977-1979), obteniendo la Licenciatura y el Doctorado en Teología Dogmática.
A puertas de ser ordenado a los 22 años como sacerdote, tuvo que retirarse del Seminario dos años, debido a que era muy joven y posiblemente no le iban a dar la autorización para ser ordenado. En aquella época, con la crisis del posconcilio Vaticano II, muchos sacerdotes se retiraron y los seminarios se empezaron a vaciar. “Cuando regresé al Seminario en el año 1968, mi curso había desaparecido completamente. Yo siempre me preguntaba y decía ¿por qué fui el único? ¿por qué fue el señor el que me escogió a mí? había tantas personas tan apostólicas tan inteligentes tan comprometidas y sin embargo fui el único que tome ese camino”.
Y así llegó su ordenación como sacerdote el 29 de noviembre de 1969, por el cardenal Aníbal Muñoz Duque.
Trabajo pastoral
Monseñor Octavio, recuerda una anécdota muy especial para él, cuando recibió su primer cargo pastoral como Vicario Cooperador de Soacha (1969-1972), “Hay una anécdota muy simpática cuando yo estaba terminando ya la teología hubo un día digamos cuando estábamos ya preparándonos para la ordenación que me vino a la mente de pensar que me gustaría que me enviara el Arzobispo y lo único que se me vino a la cabeza fue cuando yo era niño nos llevaron a la iglesia de Soacha, aún existía el templo Antiguo y el párroco era un sacerdote que vestía sotana ya más o menos anciano. Era una iglesia muy oscura y como niño se metió a la cabeza que allí enviaban a los sacerdotes castigados. Y eso hizo que yo dijera - cualquier cosa menos que me envían a Soacha - y mi primer nombramiento fue precisamente en Soacha, lo acepté lógicamente, ya al segundo día estar allí estaba feliz estuve dos años y recuerdo con inmenso cariño el trabajo que hicimos”.
Otros cargos fueron: Profesor en el Seminario Menor de Bogotá (1973-1974); Vice-párroco de la parroquia de Egipto en Bogotá (1974-1975); Vicario Ecónomo de las Aguas (1976). En 1980 fungió como Rector del Seminario Menor de Bogotá y de 1981 a 1984 integró el grupo de Formadores del Seminario Mayor de la misma ciudad capital.
Cargos en la Santa Sede
En 1984 se realizó en Bogotá la primera reunión de los Departamentos Doctrinales de América Latina de las distintas comunidades episcopales, con el cardenal Joseph Ratzinger que era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Allí, participaron un número grande de cardenales y de arzobispos.
El cardenal Ratzinger, escribió al CELAM solicitando un sacerdote teólogo que acompañara la reunión “El CELAM, llamó al seminario y los del seminario me dijeron a usted como le gustan mucho las cosas de América Latina es la persona indicada. Acepté y allí tuve la oportunidad de trabajar con el cardenal Ratzinger y en esa oportunidad él me dijo que si tenía disponibilidad de ir a Roma a trabajar en la Congregación para la Doctrina de la Fe y así fue como llegué a trabajar 11 años que fueron de gran experiencia en mi vida”
El 8 de marzo de 1996 Juan Pablo II, lo nombró obispo titular de Troina y auxiliar de Bogotá. Recibió la consagración el 13 de abril de ese mismo año. Al regresar a Colombia, monseñor Pedro Rubiano lo encargó de la zona pastoral de la Sagrada Eucaristía, con la visión de que se empezará la fundación de una nueva diócesis que en este caso sería Engativá.
Posteriormente, el 16 de julio de 2002, fue nombrado Obispo de Villavicencio y el 3 de julio de 2004, al ser elevada la diócesis de Villaviciencio a Sede Metropolitana, fue nombrado primer Arzobispo de la misma sede.
El 31 de mayo de 2007, el papa Benedicto XVI, le pidió a monseñor Octavio que regresará a Roma para ser el Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina “Fueron 3 años y medio en donde tuve la oportunidad de visitar muchos países, las 22 Conferencias Episcopales y de involucrarme en la curia romana porque una de las tareas de la comisión era que sirviéramos de canal con los demás dicasterios para el estudio y reflexión y la búsqueda de soluciones de las problemáticas pastorales de América Latina”.
Pasados tres años, fue nombrado por el Papa Benedicto XVI, el 13 de mayo de 2011 como secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización “Fueron años de una riqueza enorme, siete años de trabajo allí, en donde fue una oportunidad muy grande, de estar en el corazón mismo de lo que se movía en la Iglesia y de ver como la tarea fundamental de la Iglesia que es la evangelización tratábamos de impulsarla con ese nuevo ímpetu misionero”.
Cuando monseñor Octavio Ruiz cumplió los 75 años, presentó su renuncia al papa Francisco el 21 de diciembre del 2019. A finales del año 2020 el Papa aceptó su renuncia. Como obispo emérito continuó trabajando como miembro de la Congregación de Obispos, que había sido nombrado desde el 2007, es decir que sigue vinculado a la Santa Sede por medio de ese cargo “Pero al mismo tiempo, pensé en volver a Bogotá a donde pertenezco, no solamente por mi familia, sino porque me siento en casa en el clero de Bogotá, donde comparto con muchos sacerdotes que fueron alumnos míos. Pero al mismo tiempo sigo muy ocupado, porque me han invitado de muchas Diócesis a dictar muchas conferencias de temas como la nueva evangelización y la catequesis.
“Podría decir que mi primer año como obispo emérito, residiendo en Bogotá he tenido más trabajo del que tenía cuando estaba en Roma”.
Monseñor Octavio Ruiz, se siente muy feliz de servir a la Iglesia “Después de medio sigo de servir a la Iglesia, siento gozo y alegría de haber aceptado esa vocación y de seguir hoy en día realizando el ministerio de una a otra manera”.
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