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#217016

Por los caminos de Usme y el Sumapaz

1 de junio de 2015
Por los caminos de Usme y el Sumapaz

El hombre campesino con su sencillez, calidez y sacrifico debe ser exaltado y valorado porque su trabajo es vital para que la vida en la ciudad sea realmente digna. …

Por estos lugares fértiles se han dado muchas historias como las visitas de los virreyes de la Colonia como José Solis Folch de Cardona que con sus amigos venían a caballo a recrearse especialmente en la caza.  A esta bella región se le conoce desde antiguo como la Despensa de la región.

 

Templo de San Pedro de Usme

Acerquémonos a este bello rincón de la Capital donde brilla el esplendor de los verdes y la esperanza de un campesinado que desde el páramo contempla el desarrollo de nuestra patria.  Una tierra fértil donde el cultivo de la papa, la zanahoria, la fresa y la alverja son fuente de prosperidad y la fortaleza porque el empuje de la raza resplandece en las nuevas generaciones.  La ganadería también despierta  como un renglón importante de su economía.

 

Esta zona rural hace parte de nuestra Arquidiócesis de Bogotá, de la Vicaria Episcopal Territorial de San Pablo y de la Parroquia de San Pedro de Usme.  Son 14 veredas de Usme y 28 veredas del Sumapaz de las Localidades 5 y 20 respetivamente.  También se tiene cercanía natural con el Meta y el Huila igualmente con los pueblos del Oriente Cundinamarqués. Es un recorrido ecológico digno de hacer.  Se sale del casco urbano denominado Usme Centro otrora pueblo ahora barrio de la ciudad.  Se va ascendiendo al Páramo más grande del mundo por una carretera pavimentada hasta la vereda de las Margaritas donde empieza la calzada destapada.

 

Represa de Chisacá

A media hora de empezar el ascenso nos encontramos con la Represa de la Regadera, donde la majestuosidad hace suspirar, el agua domina la mirada y los eucaliptos hacen del ambiente un espacio donde se puede respirar con calma. La vida fluye confundiéndose con el azul intenso de su cielo abierto y señorial.

 

Siguiendo nos detenemos para contemplar el rio Tunjuelo con sus aguas claras y frias donde la trucha hace que el visitante se detenga a pescar y a disfrutar de un buen almuerzo. Unos 15 minutos más adelante nos sorprenda una nueva estancia de agua, la Represa de Chisacá o del Hato rodearla ascendiendo un poco es un deleite para el espíritu porque se divisa entre las montañas los barrios altos de Bogotá.  Está rodeada de casas pequeñas donde el ganado y los cultivos hacen soñar quedarse acá.

 

Veredas cercanas y al lado vamos divisando el sector que pertenece a la Localidad 19 de Ciudad Bolívar enclavada en la montaña sobresale Pasquilla y Pasquillita, nidos de amor y paz.  La carretera nos va acercando lentamente al Páramo porque lentamente van apareciendo los vigías del Páramo, los frailejones con sus pencas suaves y sus flores amarillas adornando la simplicidad del lugar.

 

Así vamos dejando la Localidad de Usme cuando en la distancia aparece un pasacalle en madera que nos da la bienvenida al Sumapaz.  Comenzamos a ver naturaleza tranquila, los conejos que atraviesan velozmente el camino, el águila que desde las alturas busca su presa y los patos salvajes que con su bullicio entonan un cántico de alabanza a su creador.

 

El Sumapaz Localidad 20 del Distrito Capital con 28 veredas distribuidas en tres corregimientos: San Juan, Betania y Nazaret.  Con su pasado lleno de incertidumbre por la violencia que vivió por muchos años.  Ahora una región con sueños, con gente que le apuesta al progreso desde el cuidado y conservación de su entorno natural.

 

Al celebrar el día del Campesino no se puede dejar de admirar a estos colombianos maravillosos que de sol a sol cultivan los campos y cuidan la naturaleza.  También no podemos desconocer sus problemáticas: abandono en muchas instancias como la salud, la vivienda digna, los insumos de alto costo, y los fletes insostenibles igual cuando llegan las cosechas a veces es momento de sufrimiento porque los precios de los productos a veces no alcanzan ni para pagar deudas.

 

Los jóvenes son una preocupación porque al terminar sus estudios básicos muchos no tienen más opciones de preparación y se frustran muchos sueños loables que darían a la región una esperanza de entrar en un nuevo tiempo como lugar de paz.

 

Usme y Sumapaz  tan cerca de la parte urbana de la ciudad y tan lejana para muchos que no saben de su existencia o siguen con un imaginario del pasado que debemos superar ya no es una tierra de guerra, de tristeza y de muerte sino una región que está buscando desarrollarse con proyectos reales y posibles. Volvamos los ojos a Usme y Sumapaz vale la pena conocer este rinconcito idílico de la Capital.

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