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 La vida está amenazada, devaluada, herida

28 de septiembre de 2020
cultura de la muerte
Imagen:
OAC
En una carta pastoral emitida en las últimas horas por el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda

 

titulada “La enemistad social destruye la vida”, hace énfasis en cómo la vida en nuestro país continúa siendo destruida y masacrada.

“Además de la pandemia generada por el COVID-19, las familias en los cuatro puntos cardinales de Colombia, siguen siendo víctimas de una multiforme anticultura de la muerte; atentando contra la vida de mujeres y hombres, que son amenazados, violentados y hasta asesinados, en  zonas urbanas y rurales del país”.

Así lo afirmó el arzobispo de Bogotá, quien además señaló que: “la vida está amenazada, devaluada y herida”, por eso hizo un llamado para “volver a amar la vida, toda vida, aún aquella de quienes pretendan arrebatar la nuestra”.

 “La enfermedad social del odio es contagiosa y destruye la vida, porque produce economía con odio, ciencia, arte y religión con odio, ecología con odio y política con odio”.

Agregó que este es tiempo de sanación social para volver a Dios, porque la sanación necesita de mujeres y hombres que trabajen, sin desanimarse, por una economía al servicio de la vida de todos, una ciencia buscadora de la verdad, una política comprometida con el bien común y una religión como instrumento de reconciliación y de paz.

Monseñor Rueda Aparicio exhortó a todos los colombianos a cuidar la vida social de las comunidades campesinas, urbanas, afrodescendientes e indígenas, porque la vida  en Colombia es destruida y masacrada.

“El señor de la paz nos libere de la absurda enemistad social y la torpe beligerancia que alimenta la polémica estéril en medio de la fosa común de nuestros pueblos”, pidió el arzobispo de Bogotá, e hizo una súplica para que “el llanto de las familias se transforme en gozo, y el luto, en vida dignificada y custodiada por el esfuerzo de todos.

Finalmente, nos invitó a salir de la indiferencia, superar el pesimismo y tomar un nuevo rumbo. Y, que seamos conscientes que sólo la amistad social puede superar el odio, dar paso al perdón, al diálogo, a la acogida, al asombro por la creación, al cuidado recíproco y a la convivencia en el amor, concluyó.

 

Fuente:
Carta Pastoral
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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