La actual crisis económica de las parroquias de la Arquidiócesis

La crisis que vive todo el planeta desatada por el COVID-19 obligó a que la Iglesia Católica y en específico la arquidiócesis de Bogotá, tomara la decisión de cerrar la puerta de todos sus templos cumpliendo con el decreto 420 del 18 de marzo de 2020 del gobierno nacional que prohibió aglomeraciones de más de 50 personas.

Por esta razón, la mayoría de parroquias de la  Arquidiócesis se encuentran en una situación económica muy difícil, debido a que el 90% de sus ingresos provienen de las colectas, ofrendas y diezmos que las personas y los feligreses aportan.  El sostenimiento de los templos en los más de tres meses que han estado cerrados ha sido toda una odisea para los párrocos.

Visitamos el sector de la Esmeralda  que hace parte de  la parroquia San Marcelino Champagnat, ubicada en la localidad de Usme perteneciente a la Vicaría Episcopal de San Pablo, su párroco Luis Alfonso Canedo nos contó la complicada situación que actualmente atraviesa tanto la parroquia como su comunidad.

Catolicismo: ¿Cómo ha afectado a la parroquia estos tres meses de cuarentena?

Padre Canedo: Esta situación que estamos viviendo en la población ha sido muy difícil, porque la mayoría de personas son vendedores informales. Además, personas que están trabajando del día a día,  vendedores ambulantes en los buses, matestros de construcción u ornamentadres y  toda esta situación ha hecho que las personas no puedan salir a buscar su sustento y como ustedes miran la situación que están viviendo en una situación también muy vulnerable.

Catolicismo: ¿Económicamente cuál es la situación de la  parroquia actualmente?

Padre Canedo: Económicamente la parroquia como dijo el señor Arzobispo estamos en bancarrota, porque de todas maneras la parroquia se sostenía también de los fieles, de la colaboración de los fieles, las obras de la parroquia se sostienen también de esa ayuda. Nosotros teníamos un comedor al servicio de la población migrante, de los niños y ese comedor se sostenía con ayudas de los mismos fieles, pero si ellos no pueden colaborar porque no están trabajando pues  todo colapsa y entonces el día a día de las parroquias también se ve afectado, pago de servicios, empleados entonces ha sido difícil esta tarea de mantener económicamente la parroquia.

Catolicismo: ¿Dónde han buscado recursos para mantener la parroquia?

Padre Canedo: Muchos amigos de la parroquia, es decir hay personas que han sido conscientes y desde su necesidad han aprendido también a colaborar con la iglesia. También,  la arquidiócesis de Bogotá no nos ha dejado solos como parroquia, en este proyecto social de Camino Verdad y Vida hemos sentido también ese acompañamiento espiritual primero que todos sus sacerdotes, acompañamiento también a la comunidad por medio del Banco de Alimentos y también nos han venido nos han acompañado económicamente porque nos están colaborando para mantenernos.  Yo siempre lo he dicho en la gran obra que hoy también estamos haciendo como iglesia es proveer de trabajo a nuestros empleados, nuestra comunidad parroquial San Marcelino cuenta con sus empleados, no se les ha dejado de pagar mes a mes, hemos cumplido gracias también al apoyo y ayuda de la arquidiócesis de Bogotá.

Catolicismo: ¿Y pastoralmente cómo ha sido la experiencia en estos meses?

Padre Canedo: Se ha mantenido en la fe en la caridad y en el testimonio, formando a nuestra comunidad, acompañándolos por medio del anuncio la palabra de Dios por medio de la celebración de la eucaristía.  En eso no hemos bajado la guardia y estamos en esa lucha continuamente de dar testimonio en medio de esta situación, que se note de manera especial que la iglesia no ha abandonado a su comunidad, que los está acompañando y nos está animando para que juntos sigamos adelante.

Aunque ya se vislumbra la apertura nuevamente de los templos en algunos municipios y ciudades de Colombia no Covid y de baja afectación, en la ciudad de Bogotá una de las más afectadas por la pandemia, aún no hay certeza de cuando pueda volver la comunidad a los templos, pero esperamos que sea pronto para volver a vivir la eucaristía y demás sacramentos en la casa de Dios y que las parroquias no solo de Bogotá sino de todo el territorio nacional puedan salir de esta profunda crisis económica  en que se encuentran actualmente.