Iglesia arquidiocesana discierne y celebra el paso de “sembrar la esperanza” a “cultivar la fe”

En el contexto del Año Santo de la Esperanza, el 22 de noviembre la Arquidiócesis de Bogotá celebró de manera simultánea sus Asambleas Vicariales, un encuentro de comunión, fraternidad y esperanza, en el que se reconocieron, festejaron y valoraron los frutos y desafíos que ha dejado el trienio “Para sembrar la esperanza” del Camino Discipular Misionero (CDM) y, como comunidad arquidiocesana, se dispusieron en mente, alma y corazón, con renovado impulso pastoral, a nivel personal y comunitario, para la vivencia de una nueva etapa: “Tiempo para cultivar la fe”.

Desarrolladas en distintos puntos de la ciudad –territorio inmenso y diverso que abarca 300 parroquias distribuidas en ocho vicarías episcopales territoriales– estas Asambleas congregaron a sacerdotes, diáconos, seminaristas, comunidades religiosas y laicos animadores de evangelización que, desde sus distintos carismas y vocaciones, escuchan y sirven en medio de las realidades sociales, culturales y espirituales de la ciudad-región.

La diversidad que enriquece la misión
Las Asambleas Vicariales se convirtieron en el espacio privilegiado para socializar los frutos de las recientes Asambleas Parroquiales; compartir desafíos; reconocer los pasos ya dados y proyectar los nuevos dentro de la acción pastoral y misionera, en clave sinodal, desde la comunión, participación y misión.
Los participantes volvieron la mirada al proceso vivido y, desde la oración, el discernimiento y la gratitud, celebraron juntos la vida de la Iglesia, los dones, carismas y servicios que enriquecen la misión evangelizadora.
Ahora, nos disponemos al “tiempo para cultivar la fe”, recordaron los vicarios episcopales, señalando que esta nueva etapa busca fortalecer la vida bautismal, consolidar procesos comunitarios y animar con esperanza la vida parroquial y vicarial.


Conversación en el Espíritu: un discernimiento que une
La experiencia de discernimiento comunitario ‘conversación en el Espíritu’ permitió que las voces representativas de los distintos ámbitos eclesiales –parroquias, comunidades religiosas, movimientos apostólicos, equipos de pastoral y múltiples iniciativas laicales– pudieran encontrarse, escucharse, orientarse y proyectarse en la renovación y fortalecimiento de la misión.
La riqueza del diálogo, realizado en clima de oración, fraternidad y apertura, permitió que emergieran de forma natural los retos y las inspiraciones que el Espíritu suscita hoy para la Iglesia católica en Bogotá.
Creatividad pastoral al servicio del discernimiento
Cada vicaria imprimió su propio sello a la jornada. Se vivieron momentos celebrativos en torno a la Palabra; espacios de adoración al Santísimo; animación musical a cargo de ministerios arquidiocesanos; y diversas iniciativas pedagógicas y creativas, como: conversatorios; puestas en escena y presentaciones teatrales; dinámicas participativas; contextualizaciones sobre el Camino Discipular Misionero; se presentaron, también, signos relacionados con el compromiso de cultivar y cuidar la fe. El envío misionero ratificó el compromiso de continuar caminando juntos.
De esta manera los asistentes reconocieron la riqueza del camino recorrido y renovaron su disposición para seguir respondiendo, con corresponsabilidad, a las necesidades espirituales y pastorales de las comunidades.

Tiempo de gracia y esperanza para la Iglesia que peregrina en Bogotá
El momento central de la Asamblea se desarrolló en torno al paso de la etapa de “sembrar la esperanza” (con la escucha, los sueños y las búsquedas compartidas a nivel pastoral, social y comunitario) a la etapa de “cultivar la fe” (que implica mayor compromiso con la maduración de la vida cristiana y el fortalecimiento de comunidades vivas, misioneras y corresponsables).
Este tránsito dentro del CDM se asume como una respuesta al llamado a la conversión sinodal, que impulsa a la Iglesia a fortalecer su caminar en unidad, con mayor apertura a la participación y acción dentro de la misión evangelizadora en la compleja capital colombiana.
Un pueblo que agradece y renueva su compromiso
Al cierre de la jornada, los participantes expresaron gratitud, alegría y esperanza. En un ambiente de unidad, reiteraron su compromiso con el camino pastoral arquidiocesano y con la misión de fortalecer la fe personal, familiar y comunitaria.
Muchos destacaron que la Asamblea no solo les permitió reconocer lo que Dios ha obrado en medio de sus comunidades, sino también avivar la convicción de que la Iglesia de Bogotá seguirá caminando con paso firme, impulsada por el Espíritu, para que cada parroquia, movimiento y comunidad sea un espacio donde la esperanza se siembra, la fe se cultiva y la misión florece.
Dentro de los testimonios de sacerdotes, religiosas, catequistas y jóvenes se destacan afirmaciones como:
“Este encuentro nos ha permitido reconocer cómo el Espíritu ha ido trabajando en nuestras comunidades..."
“La Asamblea fue un espacio de verdadera comunión (…) Me voy con la certeza de que Bogotá es tierra donde la esperanza sigue germinando”.
“Participar en esta experiencia me ayudó a ver que no estamos solos. Somos una Iglesia viva, que quiere seguir sirviendo y anunciando con alegría. El paso a ‘Cultivar la fe’ nos reta, pero también nos llena de entusiasmo”.
“Me impresionó la diversidad de carismas. Todos teníamos algo que aportar. Creo que Dios nos está invitando a confiar más y a ser audaces en la misión”.
Fotos: Vicarías Episcopales Territoriales - Arquidiócesis de Bogotá.
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