¡Que maravillosa invitación! Al igual que a los discípulos, agotados y necesitados de descanso y fortalecimiento espiritual, el Señor nos llama, una vez más, a descansar en Él, a orar en silencio y permitir su acción en cada uno de nosotros.
Retomando el Evangelio del domingo 18 de julio (Marcos 6,30-34), monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), recordó que “descansar en Jesús nos permite conquistar la paz interior; encontrar la sabiduría de la reconciliación; y nos hace hombres y mujeres artesanos de la paz social”.
“Él quiere estar con sus discípulos. Él sabe que los discípulos vienen cansados, fatigados, del trabajo misionero y qué mejor que estar con Jesús, ¡que maravillosa propuesta de descanso! Esa también es la propuesta para todos nosotros”, afirmó el prelado durante la celebración eucarística transmitida por el canal RCN, desde la Capilla del Sagrario.
“Descansar con Jesús nos da paz interior”
Tenemos que ser conscientes de los desánimos que produce el cansancio, de la tristeza. Debemos cuidar la salud mental, espiritual de cada uno de nosotros, insistió al afirmar que la paz interior es una conquista de cada uno y para lograrla debemos aceptar esa invitación de Jesús.
“Como lo hizo con sus discípulos, Él quiere que nosotros retomemos la salud interior, la salud espiritual, la salud anímica. Él quiere que tengamos calidad de vida (...) que se encuentra en la oración, en el silencio, en la paz, en la serenidad”.
“Él quiere reparar la fuerza de cada uno de nosotros, esa fuerza espiritual, esa fuerza que armoniza nuestra vida. Esa fuerza interior que nos la capacidad de relacionarnos con los demás con alegría; de mirar la vida en medio de las dificultades, como dice el salmo, como si estuviéramos pasando por cañadas oscuras pero sin miedo, sin temor, porque el Buen Pastor nos sosiega, porque Él va con nosotros, porque no estamos solos, Él conduce la vida de nuestras familias y la de cada uno de nosotros”.
Entonces, agregó el prelado, “si queremos que haya paz social, que haya paz en todos los ambientes, debemos empezar por conquistar esa paz en la conciencia, en el corazón de cada uno de nosotros”.
“Descansar con Jesús nos da sabiduría para reconciliarnos”
Él vino a reconciliarnos, a quitar el muro del odio que nos separaba. “Si usted es cristiano, si es discípulo misionero, si es bautizado, usted como hombre, como mujer, debe derribar los muros que nos separan (…) el odio, la venganza, esa manera de ver al otro como un enemigo. La desconfianza en la relación con el otro es un muro que no nos deja dialogar, respetarnos. Esos muros no son de fabricación cristiana”.
En lugar de estas barreras, “sean puente con sus actitudes, con su forma de hablar, con su forma de escuchar, de valorar al otros, de no estigmatizar, de no cerrar la puerta de su conciencia y de su corazón”.
“Descansar con Jesús nos hace hombres y mujeres artesanos de la paz social”
La reconciliación, la unidad, la paz, solo es posible una vez se ha encontrado la paz interior, afirmó, al tiempo que invitó a cultivar y vivir las actitudes de Jesús con su pueblo, “con su rebaño”: Ver, compadecerse y enseñar”.
“Ver como Jesús nos ayuda a ver la multitud y la necesidad que tiene cada uno, nos saca de la indiferencia…. Compadecerse, ponernos en el lugar del otro, nos permite comprender, no rotular, no estigmatizar, no rechazar, sino escuchar, entender y servir… Enseñar la pedagogía del encuentro, de la fraternidad”, es el llamado a los cristianos.
Contamos con “Jesús, maestro de una pedagogía nueva, que hace personas nuevas, familias nuevas, una sociedad renovada”.
A continuación, la homilía completa:
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