Cristo es el rostro misericordioso de Dios nuestro Padre
En el domingo de la Misericordia, desde la Capilla del Sagrario de la Catedral, el señor arzobispo Rueda nos convoca a vivir el encuentro con el Señor.
- Encontrarse con el Señor implica despojarse de odios y encontrar la Misericordia de Dios.
- En una sociedad ruda con los pobres y desposeídos es imprescindible recordar que el nombre de Dios es Misericordia.
- El Señor es poderoso porque su misericordia es infinita.
- El Señor nos amó hasta el extremo: ¡nos regaló a su Hijo!
Jesús, en vida en la Tierra, estuvo siempre cerca de los enfermos, sanó a muchos. Acompañó a los pobres, a los pecadores. A todos prodigó su amor infinito.
Después de su muerte, los discípulos estaban encerrados llenos de miedo, hasta que el Señor los visita y abre el diálogo deseándoles la paz. Les infundió valor para llevar una vida en Cristo y predicar su Palabra.
Hace 58 años el papa san Juan XXIII publicó la maravillosa encíclica Pacem in Terris, publicada en un momento de mucho miedo, una gran crisis, se pensaba que la tercera guerra sería inminente. Fue un Papa servidor de la paz de Cristo.
Nosotros somos depositarios de tres envíos: El amor misericordioso de Dios nos lleva a ser constructores de paz; dar alegría a nuestros hermanos; ser instrumentos del perdón.
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