Ante la realidad de la enfermedad, abramos los ojos y el corazón para servir con amor: Card. Rueda Aparicio
En el marco de la 33ª Jornada Mundial del Enfermo, este 11 de febrero, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, durante la celebración eucarística en el Hospital Universitario Mayor Méderi, en Bogotá, con la que se conmemoró a nivel arquidiocesano esta jornada, afirmó que “es muy importante que el enfermo, que su familia, que los cuidadores tengan esperanza en su corazón”.
La esperanza, explicó, es “fuerza para salir adelante. Un enfermo, hombre o mujer, que tiene esperanza tiene capacidad y valentía para el combate con la enfermedad… Una familia que tiene esperanza es capaz de acompañar y de contagiar positivamente al enfermo … Unos médicos, una pastoral de la salud en las parroquias, que se nutren de la esperanza que viene de Dios nuestro Padre, de Cristo Jesús, son personas portadoras de esperanza que van sanando físicamente, espiritualmente, mentalmente a las personas que están padeciendo alguna enfermedad. Esto, teniendo presente el protagonismo de Dios, a través del enfermo y de quienes lo acompañan”.
Retomando el pasaje bíblico de las bodas en Caná de Galilea, en el capítulo 2 de san Juan, el prelado precisó que “es necesario que haya la gracia, la Palabra, la Eucaristía, los distintos sacramentos, pero también es necesario que las tinajas vacías del enfermo se llenen con la ternura de los que están cerca, de su familia, de hombres y mujeres voluntarios, voluntarias, que reflejan la misericordia del Padre… de la ciencia médica”, que acompaña el tránsito de la enfermedad y en cuyos avances “es Dios mismo el que está llenando las tinajas vacías del enfermo, del sistema de salud de nuestro país, que debe ser cuidado, protegido, para que cumpla la misión y la labor principal de dignificar al enfermo y de acompañarlo hasta encontrar su recuperación”.
Seguidamente recordó que “el Señor siempre nos sorprende con su gracia y amor. Incluso, cuando se acaban las razones para esperar humanamente, hay una esperanza, una posibilidad y una vida abundante, que el Señor nos da. Él guarda el vino bueno porque hemos sido creados a su imagen y semejanza. ¡El amor del Señor nos renueve en la esperanza!”, con esta convicción, exhortó a acogernos al amor de la virgen María, manteniéndonos siempre a su lado. "Ella nos muestre el camino hacia Jesús".
Elevó sus oraciones para que la santa misa, en la que participaron pacientes, sus familiares, personal médico y administrativo del Hospital Méredi, sea “fuerza de consuelo y de esperanza. Y que reavive la alegría vocacional y misionera de hombre y mujeres que están como ángeles de la esperanza, cerca al enfermo”.
“Siempre habrá la posibilidad de un vino nuevo y bueno, porque nuestra vida, aunque va pasando, aunque se transforma con la enfermedad, con el paso de los años, es creación a imagen y semejanza de Dios; por lo tanto, siempre tendremos las huellas de la bondad del Creador … Siempre habrá huellas del amor de Dios, a pesar de la enfermedad física, psicológica, espiritual o incluso moral”.
Experiencia de fe y esperanza
Finalizada la santa misa, presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio y concelebrada por monseñor Ricardo Pulido, vicario episcopal de la diaconía para el desarrollo humano integral; por el padre José Manuel De Freitas, coordinador arquidiocesano de pastoral de la salud; por el capellán del Hospital Universitario Mayor Méderi, padre Carlos Riaño; por el padre Lubin Moreno, quien también acompaña pastoralmente este hospital; y por sacerdotes vinculados a las ‘Líneas Blancas para la Atención Hospitalaria’, las personas en situación de enfermedad fueron ungías con el santo Óleo, que confiere una gracia especial para enfrentar las dificultades propias de una enfermedad grave o vejez.
Esta jornada de cercanía, esperanza y oración, organizada por la coordinación de pastoral de la salud y la diaconía para el desarrollo humano integral, concluyó con el encuentro del cardenal Luis José Rueda con los pacientes del pabellón de Oncología del Hospital.
Un dato:
La Iglesia católica en Bogotá, cuenta con 25 capellanías en hospitales y 5 Líneas Blancas para la atención pastoral y espiritual en el mundo de la salud. Cerca de 40 sacerdotes acompañan este servicio, de la mano de religiosos, diáconos y voluntarios.
Mensaje del padre José Manuel De Freitas, coordinador arquidiocesano de pastoral de la salud (Fuente: Comunicaciones Hospital Méredi.
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