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Santa Teresita del Niño Jasús: patrona de las misiones

30 de septiembre de 2014
Santa Teresita del Niño Jasús: patrona de las misiones

Su doctrina y su ejemplo de santidad han sido recibidos con gran entusiasmo por todas las categorías de fieles de este siglo, y también más allá de la Iglesia Católica y…

 

 

 

 

 

 

Santa Teresa de Lisieux,  Teresa Martin,  nació en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873. Dos días más tarde fue bautizada. en la Iglesia de Nôtre-Dame, recibiendo los nombres de María Francisca Teresa. Sus padres fueron Luis Martin y Celia Guérin, ambos venerables en la actualidad. Tras la muerte de su madre, el 28 de agosto de 1877, Teresa se trasladó con toda la familia a Lisieux.

 

A finales de 1879 recibió por vez primera el sacramento de la Penitencia. El día de Pentecostés de 1883, recibió la gracia especial de ser curada de una grave enfermedad por la intercesión de Nuestra Señora de las Victorias (la Virgen de la Sonrisa). Educada por las Benedictinas de Lisieux, recibió la primera comunión el 8 de mayo de 1884, después de una intensa preparación, culminada con una fuerte experiencia de la gracia de la íntima comunión con Cristo. Algunas semanas más tarde, el 14 de junio del mismo año, recibió la Confirmación, con plena conciencia de acoger el don del Espíritu Santo mediante una participación personal en la gracia de Pentecostés.

 

Su deseo era abrazar la vida contemplativa, al igual que sus hermanas Paulina y María, en el Carmelo de Lisieux, pero su temprana edad se lo impedía. Durante un viaje a Italia, después de haber visitado la Santa Casa de Loreto y los lugares de la Ciudad Eterna, el 20 de noviembre de 1887, en la audiencia concedida por el Papa León XIII a los peregrinos de la diócesis de Lisieux, pidió al Papa con filial audacia autorización para poder entrar en el Carmelo con 15 años.

 

El 9 de abril de 1888 ingresó en el Carmelo de Lisieux. Tomó el hábito el 10 de enero del año siguiente e hizo su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1890, fiesta de la Natividad de la Virgen María.

 

 

En el Carmelo comenzó el camino de perfección trazado por la Madre Fundadora, Teresa de Jesús, con auténtico fervor y fidelidad, y cumpliendo los diferentes oficios que le fueron confiados (fue también maestra de novicias). Iluminada por la Palabra de Dios, y probada especialmente por la enfermedad de su queridísimo padre, Luis Martin, que falleció el 29 de julio de 1894, emprendió el camino hacia la santidad, inspirada en la lectura del Evangelio y poniendo el amor al centro de todo. Teresa nos ha dejado en sus manuscritos autobiográficos no sólo los recuerdos de la infancia y de la adolescencia, sino también el retrato de su alma y la descripción de sus experiencias más íntimas. Descubre y comunica a las novicias confiadas a sus cuidados; el camino de la infancia espiritual; recibe como don especial el encargo do acompañar con la oración y el sacrificio a dos hermanos misioneros (el Padre Roulland, misionero en China y el Padre Belliére). Penetra cada vez más en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocación apostólica y misionera para arrastrar consigo a los demás, movida por el amor de Cristo, su Único Esposo.

 

El 9 de junio de 1895, en la fiesta de la Santísima Trinidad, se ofreció como victima inmolada al Amor misericordioso de Dios. Por entonces escribe el primer manuscrito autobiográfico, que entregó a la Madre Inés el día de su onomástica, el 21 de enero de 1896.

 

Algunos meses más tarde, el 3 de abril, durante la noche del jueves al viernes santo, sufrió una hemotisis, primera manifestación de la enfermedad que la llevaría a la muerte, y que ella acogió como una misteriosa visita del Esposo divino. Entró entonces en una prueba de fe que duraría hasta el final de su vida, y de la que ofrece un emotivo testimonio en sus escritos. Durante el mes de septiembre concluye el manuscrito B, que ilustra de manera impresionante el grado de santidad al que había llegado, especialmente por el descubrimiento de su vocación en el corazón de la Iglesia.

 

Mientras empeora su salud y continúa el tiempo de prueba, en el mes de junio comienza el manuscrito C, dedicado a la Madre María de Gonzaga; entretanto, nuevas gracias la llevan a madurar plenamente en la perfección y descubre nuevas luces para la difusión de su mensaje en la Iglesia, en bien de las almas que seguirán su camino. El 8 de julio es llevada a la enfermería, donde otras religiosas recogen sus palabras, a la vez que se le tornan más intensos los dolores y las pruebas, que soporta con paciencia hasta su muerte, acaecida en la tarde del 30 de septiembre de 1897, a las 19:20 h. "Yo no muero, entro en la vida"   había escrito a su hermano espiritual misionero, P. Mauricio Belliére. Sus últimas palabras, "Dios mío, te amo", sellan una vida que se extinguió en la tierra a los 24 años, para entrar, según su deseo, en una nueva fase de presencia apostólica en favor de las almas, en la comunión de los Santos, para derramar una "lluvia de rosas" sobre el mundo (lluvia de favores y beneficios, especialmente para amar más a Dios).

 

 

Fue canonizada por Pío XI el 17 de mayo de 1925, y el mismo Papa, el 14 de diciembre de 1927, la proclamó Patrona Universal de las Misiones, junto con San Francisco Javier.

 

Su doctrina y su ejemplo de santidad han sido recibidos con gran entusiasmo por todas las categorías de fieles de este siglo, y también más allá de la Iglesia Católica y del Cristianismo.

 

Con ocasión del Centenario de su muerte, el Papa Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia por la solidez de su sabiduría espiritual, inspirada en el Evangelio, por la originalidad de sus intuiciones teológicas, en las cuales resplandece su eminente doctrina, y por la acogida en todo el mundo de su mensaje espiritual, difundido a través de la traducción de sus obras en una cincuentena de lenguas diversas. La ceremonia del nombramiento tuvo lugar el 19 de octubre de 1.997, precisamente en el domingo en el que se celebra la Jornada Mundial de las Misiones

MI CANTO DE HOY

1 Mi vida es un instante (1), una efímera hora, momento que se evade y que huye veloz. Para amarte, Dios mío, en esta pobre tierra no tengo más que un día:

¡sólo el día de hoy!

2 ¡Oh, Jesús, yo te amo! A ti tiende mi alma.

Sé por un solo día mi dulce protección,

ven y reina en mi pecho, ábreme tu sonrisa

¡nada más que por hoy!

3 ¿Qué me importa que en sombras esté envuelto el futuro? Nada puedo pedirte, Señor, para mañana.

Conserva mi alma pura, cúbreme con tu sombra

¡nada más que por hoy!

4 Si pienso en el mañana, me asusta mi inconstancia (2), siento nacer tristeza, tedio en mi corazón.

Pero acepto la prueba, acepto el sufrimiento

¡nada más que por hoy!

5 ¡Oh Piloto divino, cuya mano me guía!,

en la ribera eterna pronto te veré yo.



Por el mar borrascoso gobierna en paz mi barca ¡nada más que por hoy!

6 ¡Ah, deja que me esconda en tu faz adorable (3), allí no oiré del mundo el inútil rumor.

Dame tu amor, Señor, consérvame en tu gracia ¡nada más que por hoy!

7 Cerca yo de tu pecho, olvidada de todo,

no temo ya, Dios mío, los miedos de la noche. Hazme un sitio en tu pecho, un sitio, Jesús mío, ¡nada más que por hoy!

8 Pan vivo, Pan del cielo, divina Eucaristía, ¡conmovedor misterio que produjo el amor!

Ven y mora en mi pecho, Jesús, mi blanca hostia, ¡nada más que por hoy!

9 Uneme a ti, Dios mío, Viña santa y sagrada,

y mi débil sarmiento dará su fruto bueno,

y yo podré ofrecerte un racimo dorado (4),

¡oh Señor, desde hoy!

10 Es de amor el racimo, sus granos son las almas, para formarlo un día tengo, que huye veloz.

¡Oh, dame, Jesús mío, el fuego de un apóstol

nada más que por hoy!

11 ¡Virgen inmaculada, oh tú, la dulce Estrella

que irradias a Jesús y obras con él mi unión!,

deja que yo me esconda bajo tu velo, Madre,

¡nada más que por hoy!

12 ¡Oh ángel de mi guarda, cúbreme con tus alas, que iluminen tus fuegos mi peregrinación!

Ven y guía mis pasos, ayúdame, ángel mío,

¡nada más que por hoy!

13 A mi Jesús deseo ver sin velo, sin nubes. Mientras tanto, aquí abajo muy cerca de él estoy. Su adorable semblante se mantendrá escondido ¡nada más que por hoy!

14 Yo volaré muy pronto para ensalzar sus glorias, cuando el día sin noche se abra a mi corazón. Entonces, con la lira de los ángeles puros,

¡yo cantaré el eterno, interminable hoy!

NOTAS P 4 - MI CANTO DE HOY

Fecha: 1 de junio de 1894. - Compuesto para: María del Sagrado Corazón, a petición suya, para su santo. - Publicación: HA 98 (veintiún versos corregidos). - Melodía: Himno a la Eucaristía «Dieu de paix et d'amour», o bien Une religieuse à son crucifix.



Esta poesía nació de una conversación con María del Sagrado Corazón en la primavera de 1894. Teresa expresa los pensamientos de ambas con ocasión del onomástico de su hermana mayor. La imagen, la actitud del alma, se va desarrollando de manera armoniosa y sin violencias a lo largo de todo el poema: la de un ser débil que nada puede prometer ni pedir para mañana, pero que vive entregado totalmente a Dios, confiado en su gracia. Esta poesía, de una gran riqueza, reúne como en un manojo varios de los grandes temas preferidos de Teresa.

El lenguaje es sencillo, con imágenes que le son familiares a Teresa, y el entusiasmo va creciendo poco a poco, conservando sin embargo su sencillez, gracias al estribillo: «Nada más que por hoy». La última estrofa es típicamente teresiana con su vuelo potente y definitivo.

Es innegable una tonalidad lamartiniana, que refleja los gustos de María del Sagrado Corazón. Pero a la observación negativa del poeta: «Sólo tenemos el día de hoy» (L'Homme), Teresa responde de forma positiva: «Lo que cuenta para nosotras es el día de hoy», ese día de hoy que nos trae su gracia. Hay que subrayar la coherencia de esta poesía con toda la vida de Teresa (cf Cta 89, 96, 169, 241 y CA 19.8.10).

Además de Lamartine, puede notarse también el parentesco con una hoja, «Mi hoy», que Teresa conservaba en un libro de uso corriente. Pero el enfoque supera aquí la perspectiva de paciencia en el sufrimiento a que se limita el texto de esa hoja.

(1) Palabra muy teresiana, que encontramos ciento diez veces en sus escritos.

(2) Unica vez que aparece en Teresa.

(3) Este versículo bíblico (Sal 30,21) volverá a repetirse cuatro veces más en las Poesías (PN 11,3; 12,8; 16,1; 20,5 = P 12,5) y lo elegirán para el recordatorio del señor Martin.

(4) Cf P 36,8+.

(5) Acerca de María como Estrella, cf RP 1,11ro/vo; RP 3,12vo; Ms A 85vo+.

 

 

 

 

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