Roma abre el proceso de beatificación del padre Pedro Arrupe

El primer paso hacia los altares del padre Arrupe, profético XXVIII Superior General de la Compañía de Jesús, ha comenzado de la mano del padre Pascual Cebollada,…
Para el padre Arturo Sosa, actual Prepósito General, se trata de "un momento de gran felicidad para la Compañía, que esperábamos desde hace tiempo".
"Se dedicó a dar vida a los que no tienen vida. Era optimista y esperanzado, pero nunca ingenuo", Cebollada.
El acto, presidido por el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis, comienza con la invocación del Espíritu Santo y la presentación de los miembros del jurado del proceso: el padre Slawomir Oder como delegado legal, el padre José Alonso como promotor de Justicia, el notario adjunto Francesco Alegrini y el notario principal Marcello Terramani.
El padre Pascual Cebollada, postulador de la causa, pide permiso para que se de inicio al proceso de beatificación del padre Arrupe. La mesa presidencial pronuncia el juramento. El primero, el cardenal De Donatis, que firma el documento. Y, a continuación, todos los demás miembros del jurado, así como el postulador.
"Con este acto se abre oficialmente la fase diocesana del proceso de beatificación del siervo de Dios Padre Pedro Arrupe"
Biografía de Arrupe:
Pedro Arrupe y Gondra nació en Bilbao, el 14 de noviembre de 1907 y murió en Roma, Italia, el 5 de febrero de 1991. Fue Prepósito General de la Compañía entre 1965 y 1983.
Estudió en el Colegio Calasancio (Bilbao) de la Orden de los Clérigos Regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, conocidos por Padres Escolapios.
El 30 de febrero de 1918 ingresa en la Congregación Mariana de S. Estanislao de Kostka, "los Kostkas", dirigida por el P. Basterra. En 1923 comienza el primer curso de Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid. Allí fue discípulo de Juan Negrín. Al cabo de los años, este famoso profesor, de ideas muy de izquierdas y que llegó a ser Presidente del Gobierno, preguntó dónde estaba aquel alumno tan brillante que él recordaba. Cuando le dijeron que se había hecho jesuita se quedó sorprendido ya que la República había expulsado a los jesuitas de España. Sobresale por sus notas extraordinarias: en casi todas las asignaturas, sobresaliente y matrícula de honor. Severo Ochoa, que llegaría a ser Premio Nobel de Medicina, y que entonces era condiscípulo de Arrupe, confesaría más tarde: "Pedro me quitó aquel año el premio extraordinario".
Muere su padre en 1926 y, poco después, decide hacer un viaje a Lourdes con sus hermanas. Allí asiste a más de una curación milagrosa que él tiene ocasión de analizar desde su categoría de estudiante de medicina. Diría: "Sentí a Dios tan cerca en sus milagros, que me arrastró violentamente tras de sí".
La Misión en Japón
El 6 de junio de 1938 recibe una carta del Padre General destinándole a la misión de Japón, misión que había solicitado ya muchas veces a sus superiores. El 30 de septiembre embarca en Seattle rumbo a Yokohama. Después de varios meses de aprendizaje de la lengua y costumbres japonesas, en junio de 1940 es destinado a la parroquia de Yamaguchi, tan llena de recuerdos de San Francisco Javier. Sin embargo, estos primeros años fueron para él en parte frustrantes, porque sus continuas y variadas iniciativas no conseguían atraer a los japoneses a la fe cristiana.
Al día siguiente de entrar Japón en la II Guerra Mundial, 8 de diciembre de 1941, le meten en la cárcel acusándole de espía. Le recluyen en un cuartucho de dos por dos metros. Al cabo de un mes es puesto en libertad, debido a la admiración que provocó su buen comportamiento, dedicado a una intensa práctica de la oración e introspección, y su conversación con carceleros y jueces. Pocos meses después le nombran maestro de novicios. Parte para el noviciado de Nagatsuka, una colina a las afueras de Hiroshima.
El 6 de agosto de 1945, a las ocho de la mañana, Arrupe fue testigo de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima. Mientras dice misa, una explosión lo arroja al suelo. Al mirar por la ventana, se da cuenta de que aquello no es un bombardeo más, sino algo nuevo y terrible. Inmediatamente, envía a unos novicios a buscar ayuda y alimentos, y él corre con el resto a Hiroshima para rescatar a quien pueda, y convierte el noviciado en un hospital de emergencia. Más de ciento cincuenta personas, abrasadas por la irradiación, son atendidas por una comunidad que apenas cuenta con medios y elementos para ello, con los conocimientos de medicina que guardaba. Más tarde, Arrupe escribió un libro sobre esta experiencia: "Yo viví la bomba atómica".
Fue nombrado superior de todos los jesuitas en Japón, con el cargo de Viceprovincial el 24 de marzo de 1954.
Prepósito General de la Compañía de Jesús
El padre Arrupe fue elegido Prepósito General de la Compañía de Jesús el 22 de mayo de 1965. Con él se inclina la Compañía hacia corrientes modernistas. De hecho, sus detractores llegaron a decir de él que "un vasco (San Ignacio de Loyola) había fundado los Jesuitas y otro los iba a destruir".
Fue el creador, en 1980, del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS; siglas en inglés Jesuit Refugee Service), organización de la Compañía de Jesús para la ayuda de los refugiados.
La Congregación General nº 32
El 2 de diciembre de 1974 se convocó la Congregación General nº 32. Este encuentro marca un punto de inflexión en la historia de los jesuitas, sobre todo por la proclamación de que la fe en Dios ha de ir insoslayablemente unida a la lucha infatigable para abolir todas las injusticias que pesan sobre la humanidad. La Compañía de Jesús inició desde esa Congregación General nº 32 un proceso de fe al compromiso en la promoción de la justicia en todos los ámbitos de la actividad humana.
Imagen: SJ
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