“Prefiero morir como cristiana”

Luego de pasar el control de frontera llegamos a Belén, territorio palestino dentro de Israel, donde estaba Lili, una cristiana armenia, madre de 3 niños que trabaja en…
Contrario a lo que pensaba, solo el 23% de los habitantes de Belén son cristianos. Muchos de ellos se han ido por la difícil situación económica, otros por la violencia religiosa y muchos de ellos han muerto a causa de su fe.
“Un cristiano no puede pretender en matrimonio a una musulmana, lo matan” dice Lili, “y para que un musulmán se case con una cristiana ella debe convertirse al islam. Es impensable que un musulmán se convierta al cristianismo, antes lo matan”. Esta es la realidad que padecen miles de cristianos en Afganistán, Somalia, Pakistán, Siria, Irak, India, Nigeria y al menos 40 países más, varios de ellos profesan la fe islámica, otros son budistas, hinduistas o practican una religión ancestral.
Como muchos de ustedes, yo tampoco sabía que el régimen comunista de Kim Jong-un, en Corea del Norte, tiene prohibido cualquier tipo de manifestación religiosa. No se puede rezar ni leer textos sagrados ni siquiera en privado. Un número indeterminado de entre 50.000 y 70.000 cristianos están detenidos en terribles campos de trabajo, otros están en la cárcel y algunos fueron sentenciados a muerte por ser cristianos.
En Pakistán, como en otros países islámicos, existen leyes anti-blasfemia con castigos que contemplan la pena de muerte. Asia Bibi, casada y madre de dos hijas, es acusada de blasfemia contra el Corán, luego de que sus compañeras musulmanas no quisieran darle a beber un poco de agua mientras recogían frutas en el campo donde trabajaban. Ella, una campesina humilde que no conoce el Corán ni sabe lo que es blasfemar, viene condenada a muerte. Un tribunal de segunda instancia ha confirmado la condena y ahora Asia Bibi espera que la Corte Suprema paquistaní reconozca su inocencia. El riesgo de morir y nueve años de cárcel sin poder ver a sus hijas no han quebrantado su amor a Cristo. “Prefiero morir como cristiana que salir de la cárcel como musulmana”, son sus palabras.
El pasado 24 de febrero la asociación Ayuda a la Iglesia que Sufre iluminó los muros del Coliseo Romano con cientos de reflectores rojos, haciendo visible la sangre de los mártires cristianos del siglo XXI. Para vencer la indiferencia fue el lema que congregó a cientos de personas en torno a la oración y al testimonio de quienes has vivido la persecución a causa de su fe.
Derribar el muro de la indiferencia es el llamado hecho a los gobiernos y la opinión pública en general. Pero también a los 2 millones y medio de cristianos que viven en Roma, a los sacerdotes, religiosos y religiosas del mundo entero. Mi gratitud a las 43 personas que siguieron la trasmisión por Facebook y al centenar de personas que aún bajo la lluvia y el intenso frio del invierno se hicieron presente en el Coliseo respaldando esta iniciativa. Mi cariño y respeto a Lili y a todos los que como ella encuentran en el amor de Dios la fuerza para testimoniar su fe cristiana.
Edgar Darío Ardila J., Pbro.
Corresponsal en El Vaticano
Roma, 25 de febrero de 2018
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