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Pedro Casaldáliga o el amor de Dios presente entre su pueblo

12 de agosto de 2020
exequias M. Casaldáliga
Imagen:
Vatican News
La vida de Pedro Casaldáliga fue la de un discípulo que dejó que el amor de Cristo y la pasión por el Reino y sus causas fueran el centro de su vida

En una emotiva y simbólica ceremonia que contó con varias medidas de prevención contra la Covid-19. Fieles y miembros de la congregación claretiana dieron este domingo el primer adiós en Batatais (sudeste de Brasil) a Pere Casaldàliga, conocido como el “Obispo del pueblo” por su incansable lucha por los indígenas y desfavorecidos.

El religioso catalán, despedido de una manera austera con objetos y materiales que evocaron su combate en favor del medio ambiente y las minorías, fue uno de los impulsores de la revolucionaria Teología de la Liberación, que causó polémica a finales del siglo XX en la Curia romana por sus postulados sociales cercanos al marxismo.

Casaldàliga, obispo emérito de Sao Félix de Araguaia (centro de Brasil), falleció el sábado a los 92 años en la localidad de Batatais al no superar una infección pulmonar.

El misionero, nacido el 16 de febrero de 1928 en el pueblo barcelonés de Balsareny, llevaba años recluido, pues tenía la salud debilitada debido al parkinson que padecía.

 

Parte de su historia

Hijo de una familia tradicional, Casaldàliga nació en el municipio catalán de Balsareny en 1928. Muy pronto sintió la vocación sacerdotal y en 1945, a los diecisiete años, se unió a la orden de los claretianos.

Son interesantes los recuerdos de juventud, la semilla de lo que luego fue «Con la guerra aprendí a escuchar a la gente mayor, que comentaba cosas muy graves, incluso aprendí a callar como ellos. En la vieja casa solariega de mi padre, habitada entonces por el heredero, mi tío Josepet y los suyos, muchas veces tuve que silenciar —ante los milicianos, ebrios de vino y de preguntas— el paradero de las monjas de la primera escuela o el escondite de los desertores, o el paso de cualquier cura o fraile con el nombre cambiado o indumentaria sospechosa», explicó.

El 31 de mayo de 1952 fue ordenado sacerdote en Montjuïc (Barcelona).

Pedro Casaldáliga llevó a cabo sus primeras tareas como sacerdote en Sabadell, Barcelona, Barbastro y Madrid, donde ejerció diversas funciones y cargos dentro de la comunidad de los claretianos: formador, director de la Revista Iris, responsable del Seminario de Barbastro, etc. Su visión de una iglesia diferente, basada en el ejercicio de una fe adulta, corresponsable, libre, pobre y sin jerarquías impuestas, lo llevó a ser pionero con una nueva manera de hacer comunidad.

Siguiendo su vocación misionera, en 1968 viajó a Brasil para fundar una misión claretiana en la región del Araguaia, en el estado del Mato Grosso, en la Amazonía. No volvió nunca más a Cataluña.

Al llegar al Araguaia encontró una región sin presencia del estado. Sin médicos o escuelas. Donde la única ley era la "ley del 38", impuesta por los terratenientes contra los pequeños campesinos sin tierra y los pueblos indígenas. En poco tiempo, Casaldáliga enterró a mil peones “a menudo sin ataúd y muchas veces sin nombre”.

El 27 de abril de 1970 fue nombrado administrador apostólico de la prelatura que acababa de fundar, y el 23 de octubre del año siguiente fue nombrado obispo titular de São Félix do Araguaia.

El mismo día de su ordenación episcopal, Casaldáliga hizo público un extenso documento donde analizaba detalladamente cada uno de los casos de explotación y maltrato de pequeños campesinos e indígenas, apuntando responsables y causas. El documento, titulado "Una iglesia de la Amazonía en conflicto con el latifundio y la marginación social", es considerado uno de los más importantes en la historia de la lucha por la tierra en Brasil.

Fruto de aquella primera denuncia y del compromiso abiertamente asumido a favor de los campesinos, peones y pueblos indígenas, y contra los terratenientes y las empresas del agronegocio, Casaldáliga recibió numerosas amenazas de muerte y sufrió varios intentos de asesinato.

Casaldáliga fue obispo de esta Prelatura de la Amazonía durante cuarenta años. En todo este tiempo, junto a su equipo, construyó una iglesia popular, abierta, comprometida, coherente y que optó decidida y abiertamente por los más pobres.

Sus posiciones favorables a una profunda renovación de la Iglesia y sus conexiones marxistas, lo llevaron a tener problemas con el Vaticano, durante el pontificado de Juan Pablo II. En 1988 fue llamado al Vaticano para explicar su conducta, su orientación pastoral y su posición.

Más allá de su acción en el Araguaia, Casaldáliga fue fundador e impulsor de pastorales y movimientos sociales que son referencia mundial en la lucha por la tierra y por los derechos de los pequeños campesinos e indígenas, como la Comissão Pastoral da Terra, el Conselho Indigenista Missionário, o el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra.

Después de sufrir ocho malarias y aquejado de párkinson, al cumplir los 75 años, Casaldáliga presentó su renuncia como obispo, tal como sugiere el Código de Derecho Canónico. Sin embargo, decidió permanecer en la diócesis que había presidido durante más de 35 años y reclamó la participación de la comunidad en la elección de su sucesor. El 2 de febrero de 2005 fue relevado, pero continuó trabajando con los indígenas y campesinos.

Casaldáliga publicó más de cincuenta obras de prosa y poesía, que se pueden consultar libremente en internet y concedió cientos de entrevistas en todo el mundo. Toda esta documentación se encuentra conservada y clasificada en el Archivo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, que contiene más de trescientos mil documentos, reflejo de la historia de la lucha por la tierra en Latinoamérica.

En 2013 se estrenó una miniserie con la participación de TV3 sobre su vida titulada «Descalzo sobre la tierra roja», que está basada en el libro homónimo que escribió Francisco Escribano.

Recibió amenazas de muerte por su labor en defensa de los más desfavorecidos y de los campesinos e indígenas del Amazonas. Falleció en el centro hospitalario de la congregación claretiana en Batatais (São Paulo) el 8 de agosto de 2020, a causa de una enfermedad respiratoria derivada del párkinson.

Fuente:
Varias
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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