“Obispos y empresarios juntos frente a los desafíos de América Latina”
Es el tema del XV Simposio de la Unión Cristiana Internacional de Ejecutivos de Empresas (Uniapac) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), que finaliza el 11 de noviembre.
Durante la jornada se trabaja en torno a la construcción de la paz y el desarrollo como fruto del trabajo y la unidad.
En el evento, que se desarrolla en Brasilia (Brasil), participan el presidente del Celam, monseñor Jaime Spengler; el secretario general, monseñor Lizardo Estrada; el obispo coordinador del Consejo del Centro de Gestión del Conocimiento, monseñor Ricardo Morales; y el padre Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Celam. También participan otros prelados del continente, como el cardenal Paulo Cezar Costa, arzobispo de Brasilia.
Un mundo mejor para las futuras generaciones
En su intervención, durante la ceremonia de apertura, monseñor Spengler se refirió a la tarea común de los participantes del simposio de “dejar nuestro mundo mejor para las futuras generaciones”, y, para ello, “tenemos la Doctrina Social de la Iglesia que nos puede orientar”, aseveró.
Insistió en que: “La espiritualidad ilumina el actuar humano”.
Ante el cambio de época, que se expresa de diversos modos, siendo los avances tecnológicos y científicos “señales evidentes de esta realidad”, el también presidente del episcopado brasileño advirtió sobre el peligroso debilitamiento de las relaciones humanas fundamentales. “¿Qué hacer?, ¿cómo proseguir?, ¿con quién contar?, ¿dónde nos apoyamos?”, interpeló a los presentes.
Espiritualidad y emprendimiento
“Voy a intentar hacer una relación entre espiritualidad y emprendimiento”, sugirió monseñor Spengler, con la certeza de que “tenemos la responsabilidad de construir no solamente ‘con’, sino también ‘para’ los demás seres humanos y la Casa Común”.
De ahí que “la espiritualidad es aquella relación dialógica de lo humano”, y se hace necesario “cuidar la dimensión interior”, aseveró.
“Cultivar la interioridad es el primer paso para la construcción y para la participación fecunda en la vida social, empresarial”. Allí se forja la libertad, se construye el futuro”.
Ética en las iniciativas
Aún más, “la ética se refleja en las iniciativas, decisiones, determinaciones”, de modo que “la espiritualidad ilumina el actuar humano”, pues “ella coopera en la ordenación de nuestro caos interior, nos concede la fuerza necesaria para soportar las adversidades”.
“Solamente los hombres de espíritu son auténticamente emprendedores, capaces de construir lo necesario para hacer posible una sociedad menos desigual, más fraterna, humana, pacífica, justa”, concluyó, haciendo un llamado a la “creatividad, la osadía, el coraje, la fe, la cooperación, la solidaridad y la ayuda mutua”.
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