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La purificación duele

6 de marzo de 2019
La purificación duele

El papa, obispo de Roma, se ha reunido con el clero de su diócesis y ha dicho que “Dios está purificando a la Iglesia”. Manifestó también que, “Tengo ganas de compartir…

“No nos desanimemos, Dios está purificando a la Iglesia, su novia, sorprendida en el flagrante adulterio y nos salva de la hipocresía”, dijo esta mañana, el papa Francisco, en la basílica papal de San Juan de Letrán, a los párrocos y sacerdotes de la diócesis de Roma con motivo del encuentro tradicional al principio de la Cuaresma.

El pontífice, acompañado del vicario general para la diócesis de Roma, cardenal Angelo De Donatis, no respondió preguntas como sucedió en reuniones anteriores, pero habló durante aproximadamente media hora después de un discurso escrito entremezclado con varias frases fuera de texto.

Antes de dirigirles unas palabras el Santo Padre estuvo confesando personalmente a muchos sacerdotes.

Sobre los recientes escándalos sobre abuso a menores perpetrados por sacerdotes y religiosos el pontífice expresó: “Es evidente que el verdadero significado de lo que está sucediendo se encuentra en el espíritu del mal, en el enemigo que actúa con la pretensión de ser el amo del mundo”.

“Sin embargo, no nos desanimemos, el Señor está purificando a su Novia, nos está convirtiendo a todos a sí mismo, nos está haciendo experimentar la prueba porque entendemos que sin él somos polvo, nos está salvando de la hipocresía, de la espiritualidad de las apariencias. Está soplando su Espíritu para devolverle la belleza a su Novia, sorprendido en el flagrante adulterio”.

“El pecado nos desfigura y sufrimos con la experiencia humillante cuando nosotros mismos o uno de nuestros hermanos sacerdotes u obispos caemos en el abismo sin fondo de vicio, corrupción o, peor aún, del crimen que destruye las vidas de otros”, afirmó Francisco.

Sin embargo, el Papa expresó confianza para el futuro, especialmente en este comienzo de la Cuaresma “tiempo de gracia, porque ponemos a Dios en el centro”

El obispo de Roma recomendó a su clero dirigirse a Dios “cara a cara”, porque “Él conoce nuestra vergonzosa desnudez”, señaló.

“Es una gran cosa, subrayó Francisco, pedirle al Señor que guarde mi desnudez. Él los conoce a todos. Dios conoce nuestra vergonzosa desnudez, pero nunca se cansa de usarnos para ofrecer reconciliación a los hombres. Somos pobres, pecadores y, sin embargo, Dios nos lleva a interceder por nuestros hermanos y a distribuir con nuestras manos, nada inocente, la salvación que regenera”.

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