“La Iglesia es mujer y mamá. Triste una Iglesia de solterones, toda masculina”, Francisco

En la primea celebración de la fiesta de María, madre de la Iglesia, el Papa recordó que la Iglesia no es un lugar masculino como un equipo de fútbol
En la fiesta de la Virgen María, Madre de la Iglesia, por él instituida, el papa Francisco invitó a los pastores y a los fieles a profundizar las características de ternura y fecundidad para no convertirse en una Ong o en un equipo de fútbol.
Mujer porque es esposa y madre porque es fecunda. Femenina porque se distingue por la ternura. Entonces no es un lugar completamente masculino, incapaz de fecundidad, casi comparable con una Ong o con “un equipo de fútbol, que corre el riesgo de convertirse en un centro para solterones”. Francisco trazó de esta manera el rostro de la Iglesia universal durante la homilía de la capilla de la Casa Santa Marta. El rostro que se inspira en la figura de la “Virgen María, Madre de la Iglesia”, cuya memoria litúrgica se celebra por primera vez hoy, después de que, por voluntad del mismo Pontífice argentino, quedara instituida la festividad el pasado 3 de marzo con el decreto Ecclesia Mater.
En su homilía, el Papa comenzó con esta premisa: María, dijo, es “la Madre de Jesús”, y no “la Señora” o “la viuda de José”. Y esto porque su carácter maternal recorre todas las Sagradas Escrituras, desde la Anunciación hasta el fin. Una especificidad que han comprendido desde el principio los Padres de la Iglesia. Sí, porque se trata de una dote que alcanza y rodea a la Iglesia.
“La Iglesia –insistió Francisco–es femenina, porque es “Iglesia”, “esposa”: es femenina. Y es madre, da a la luz. Esposa y madre. Y los Padres van más allá y dicen: “También tu alma es esposa de Cristo y madre”. Y en esta actitud que viene de María, que es Madre de la Iglesia; de esta actitud podemos comprender esta dimensión femenina de la Iglesia que cuando falta, hace que la Iglesia pierda su verdadera identidad y se convierta en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol, o en cualquier cosa, pero no en la Iglesia”.
Sólo una Iglesia femenina podrá tener actitudes de fecundidad, según las intenciones de Dios, que ha querido nacer de una mujer para enseñarnos este camino de mujer.
Lo importante –recordó el Papa– es que la Iglesia sea mujer, que tenga esta actitud de esposa y de madre. Cuando olvidamos esto, es una Iglesia masculina, sin esta dimensión, y tristemente se convierte en una Iglesia de solterones, que viven en este aislamiento, incapaces de amor, incapaces de fecundidad. Sin la mujer la Iglesia no va adelante, porque ella es mujer. Y esta actitud de mujer le viene de María, porque Jesús así lo ha querido.
La virtud que más distingue a una mujer, insistió el Papa, es la ternura, como María que dio a la luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre. Y añadió que ocuparse, con docilidad y humildad, son las cualidades fuertes de las mamás.
“Una Iglesia que es madre –insistió– va por el camino de la ternura. Conoce el lenguaje de tanta sabiduría de las caricias, del silencio, de la mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio. Y, asimismo, un alma, una persona que vive esta pertenencia a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo camino: una persona dócil, tierna, sonriente y llena de amor.
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