La Iglesia conmemora la vida del Beato Jordán de Sajonia
Al frente de la Orden de Predicadores. No se conoce la fecha exacta de su nacimiento, que fue entre los años de 1175 y 1185, en Burgberg, Alemania. Hablamos por tanto de una virtud típicamente medieval, de uno de esos maravillosos regalos que Dios hizo al mundo en la Edad Media.
Estudia en la Universidad de París por nueve años, e ingresa a la orden en el convento de Saint-Jacques de París, en 1220. Pronto es hecho superior de la provincia de Lombardía, y luego en el tercer capítulo general, es elegido maestro de la Orden, el segundo después del fundador. Santo Domingo había fallecido algunos meses antes. Es un caso tal vez único en la Historia, pues solo con tres años de ser religioso llega a este cargo.
Viajó mucho, predicando, gobernando su comunidad. Su elocuencia era maravillosa, y tenía un don para mover los corazones a la virtud. Fue el gran propagador de la comunidad por la Tierra, como a veces ocurre con los sucesores de los fundadores. Viajaba mucho a los campos y a los barrios, a buscar vocaciones para los domini canes, los “perros de Dios”.
Del Padre Jordán se decía: “Si a santo Domingo pertenece el titulo de fundador de la Orden, a Jordán le pertenece el titulo no menos glorioso, de propagador”.
Valiente, apostólico
Tenía gran influencia entre los universitarios, y por eso se le considera patrono de los capellanes de estos centros. Su preocupación era no solo académica, sino hacer más virtuosos a estos jóvenes.
En un hecho que demuestra su valentía por la causa de la Iglesia, un día fue hasta el palacio del emperador Federico II y le apostrofó el por qué atacaba al Papa y a la religión. Le dijo al Emperador que si no cambiaba, grandes desgracias le vendrían.
Tiene entre muchas glorias, la de haber atraído a San Alberto Magno a la comunidad, al maestro de Santo Tomás. El Beato Jordán de Sajonia es así el “abuelo” espiritual de Santo Tomás de Aquino.
Escribió el primer relato de los comienzos de su comunidad, titulado “Orígenes de la Orden de Predicadores”. Compuso igualmente una plegaria a Santo Domingo que ha sido muy recitada en la orden dominica a lo largo de los siglos.
Dios permitió que muriera en un naufragio, en febrero de 1237 frente a las costas de Siria. Venía a Italia de visitar las comunidades de Tierra Santa. Su cuerpo fue arrojado a las playas de Oriente y se le sepultó en el convento de San Juan de Acre.
Fuente Disminuir
Fuente