La Iglesia clama por la paz en Venezuela

Luego del dramático fin de semana en el que hubo más de quince muertos en las protestas ciudadanas, el cardenal Baltazar Porras y el obispo Mario Moronta, de la diócesis…
Un domingo dramático. El más sangriento desde que comenzaron las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro en Venezuela, con un “saldo insólito de muertos”. Así fue la jornada en la que se realizó la elección de integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, tildada como inconstitucional por los obispos, rechazada por una docena de países y condenada por órganos como el Parlamento Europeo. No obstante, el oficialismo se muestra dispuesto a seguir adelante con su voluntad de reformar la Constitución.
Al menos quince muertes violentas, entre ellas la de un niño de trece años de edad y un joven de dieciséis, fue el saldo rojo. Tres cuartas partes de esas muertes tuvieron lugar en las diócesis de Mérida y San Cristóbal. Mario Moronta, pastor de esta última demarcación eclesiástica clamó: “¡Basta ya de tantas muertes y heridos!”
“¡Recuerden que ustedes también son hijos de este pueblo que clama por un presente y un futuro promisorio, humano y fraterno!”, les dijo a los integrantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, tras pedir a los capellanes militares recordarles que deben actuar “de acuerdo con su conciencia y con temor de Dios”. “Ustedes son servidores de la democracia, la Constitución y del pueblo, no de un gobernante, una ideología o un partido”, insistió.
A las familias en luto les reiteró su oración y cercanía, al tiempo que clamó no utilizar el dolor causado por los asesinatos como “un motivo o un móvil para (nuevas) manifestaciones políticas”.
Por su parte, el cardenal y arzobispo de Mérida, Baltazar Enrique Porras Cardozo dijo al Vatican Insider que “todo el despliegue de la fuerza y la represión, especialmente en los últimos días, es un claro indicio de que no es el respeto a la vida y a la gente, lo que priva en los funcionarios responsables de brindar seguridad”.
Denunció que existe “otro tipo de intereses que quiebran la credibilidad y la confianza en quienes deben ser los garantes de un orden, el cual pasa sobre todo por el respeto a la vida y a los bienes de las personas”.
Advirtió que es un delito “no admitir lo que ocurre ante las evidencias tan insistentes con videos, fotos y testimonios de la gente, (acerca) de quiénes son los autores de las muertes que entre Táchira y Mérida prácticamente acumulan el 75 por ciento de las fatídicas cifras nacionales”. “Es un quiebre importante y no es el cumplimiento de la responsabilidad primera que deben tener las Fuerzas Armadas y los órganos de seguridad del Estado”, indicó.
Baltazar Porras dijo que “lo más preocupante es que un proceso como el que se ha llevado, desde circunstancias tan especiales, no va a contribuir ni a la paz ni al entendimiento de los venezolanos”. Y advirtió que, “eso tiene que ser el punto principal, puesto que, si no hay una búsqueda de unión y un respeto a la disidencia, un respeto mayor a la opinión divergente, esto lo que va a ocasionar es mayor clima de conflictividad”.
Insistió en que el proceso Constituyente marca un antes y un después en la historia de Venezuela, por cuanto establece un “punto de quiebre que significa una total falta de credibilidad y confianza, no sólo ante el proceso, sino por los resultados mostrados por entes oficiales, que tal como se ha expresado: son lejanos de la realidad”.
Las cifras no coinciden. Para los entes oficiales “todo ocurrió en sana paz”, pese a una veintena de asesinatos que marca récord en la historia electoral de la nación. En cuanto a la participación: dos millones 483 mil 073 de votante, según la opositora Mesa de la Unidad, y ocho millones 089 mil 320, según el Consejo Nacional Electoral.
“Esto crea una desconfianza mayor de los órganos fundamentales del Estado, entre ellos el CNE… Y sabemos que intentarán tomar una decisión desde la Constituyente de eliminar la Asamblea Nacional o la Fiscalía. Si esto sucediera, no marcaría precisamente un horizonte de entendimiento y de paz entre todos”, alertó el purpurado.
Más adelante atribuyó un mayor nivel de represión y violencia en zonas específicas del país, como Táchira y Mérida, a la resistencia ejercida en esos lugares. “Hay como una especie de saña contra estas comunidades (eminentemente universitarias), las cuales tienen una mayor madurez ciudadana y exigen ser tomadas en cuenta; y no que se les convierta simplemente en esclavos o en soldados que deben cumplir órdenes que vengan de arriba”, precisó.
Agregó que en el proceso Constituyente; así como los sucesos y resultados del domingo 30 de julio “no van por el camino correcto”, que supone un comportamiento democrático por el cual no se puede ignorar la forma de pensar de una parte considerable de la población. Cuando entra en juego la mentira o el fraude, siguió, es más difícil admitir lo que pretende imponerse por la fuerza.
No descartó la emisión de un nuevo comunicado por parte de los obispos del país, pero dejó claro que “las circunstancias lo irán indicando”. Y anticipó que en septiembre próximo conversará personalmente con el Papa Francisco en Bogotá, durante la visita apostólica a Colombia.
CARLOS ZAPATA
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