Jesús reconoce ante Pilato que Él es Rey, la inscripción colocada en la cruz lo hace público y es crucificado por decirse Rey.
Ustedes querrán preguntar: ¿Qué hace un Dios en una cruz? ¿Qué clase de rey es ese?, ¿De qué reino se trata? El Evangelio nos lo revela: JESÚS ES REY, REINA DESDE LA CRUZ, PORQUE MUERE POR AMOR. Su reino es de vida, de justicia y de paz.
Lo primero que descubrimos en Jesús Crucificado, torturado hasta la muerte, es la fuerza destructora del mal, la crueldad del odio y el fanatismo de la justicia. Con razón, nosotros los discípulos y seguidores de Jesús vemos a un Dios identificado con todas las víctimas de todos los tiempos. Él está en todos los calvarios del mundo; Él vive su amor a todos nosotros hasta las últimas consecuencias. Él reina porque muere amando.
Jesús reina desde la cruz porque por amor se hizo hombre en las entrañas de María Virgen, porque amó durante toda su vida y porque MURIO AMANDO. Jesús murió como había vivido. Desde la cruz pide a su Padre que perdone a los que lo crucifican.
Jesús es el Buen Pastor, es por naturaleza el Señor del Universo, es el Rey de reyes y Señor de los señores, y lo es crucificado. Nos lo dice claramente san Pablo en la 2ª. Lectura: Jesús salva a los pecadores, por su sangre recibimos la redención, nos incorpora a su Reino.
Jesús reina desde la Cruz. El suyo no es poder económico, ni político, ni sabiduría puramente humana; no es un poder para oprimir, ni para condenar; es amor, es amor de Dios, es misericordia, es servicio, es compasión, es perdón, es dar vida y entregar la suya. Así hizo Jesús realidad el Reino de Dios.
Es el mensaje de un Dios en una cruz. Un mensaje que nos abre la puerta para entender y vivir el Evangelio, y nos ofrece la guía para hacernos una verdadera imagen de Jesucristo que sufre con nosotros y por nosotros; un mensaje que es la fuente de la belleza y del poder de atracción que tiene una vida cristiana consagrada a amar y servir a los hermanos. Con razón san Pablo invitó a los cristianos de Corinto en su 1ª Carta a descubrir el mensaje de la cruz que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Hermanos: Una fe frívola, egoísta, aburguesada, desentendida del sufrimiento humano, no es la respuesta a un Dios que muere en una cruz como testigo fiel de su amor por todos nosotros.
El besar la cruz de Cristo, como aprendimos a hacerlo desde niños, debe ser un estímulo para trabajar sin descanso por el Reino de Dios y nos mueva a acudir en
ayuda a los hermanos, que viven en situación de extrema pobreza, son víctimas de los grupos armados, o sufren la inclemencia de las lluvias.
Quiere decir, hermanos, que cuando hablamos de fe en Dios y de vida cristiana, y se nos ocurre preguntar: ¿Qué hace Jesús en una cruz? La respuesta no es otra que esta: Amarnos hasta la muerte y mandarnos a nosotros que hagamos lo mismo. Al final… seremos examinados en el amor.
*Por: Padre Carlos Marín G.
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