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La hermana Gloria Narváez cumple cuatro años de secuestro

8 de febrero de 2021
Gloria

Al cumplirse ya cuatro años del secuestro de la religiosa colombiana, Gloria Cecilia Narváez Argoty, “la Iglesia sigue orando por su salud y pronta liberación”, así lo expresó monseñor Francisco Javier Múnera Correa, obispo de la Diócesis de San Vicente del Caguán y presidente de la Comisión Episcopal de Animación Misionera.

El prelado reiteró el llamado a la libertad, al respeto de su dignidad humana y de su condición de religiosa, entregada completamente al servicio de los más necesitados en tierras de misión.

Además, monseñor Múnera ofreció un saludo de estímulo y cercanía a las religiosas de la Congregación Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, a la cual pertenece la hermana Gloria Cecilia, recordándoles que los obispos no se olvidan de la hermana Gloria Cecilia y piden por su pronto regreso.

Así mismo, recordó y extendió una oración especial por el eterno descanso de la señora Rosita Argoty de Narváez, madre de la religiosa, quien falleció el año pasado sin haber podido cumplir su deseo de ver a su hija en libertad.

Finalmente, agradeció todas las gestiones que la Sección para las Relaciones con los Estados, oficina que cobija todas las relaciones diplomáticas del Vaticano con los Estados del Mundo, sigue adelantando en procura de la liberación de la religiosa.

Cabe recordar que la retención de la hermana Gloria Cecilia se produjo el 7 de febrero de 2017, estando ella en desarrollo de su servicio pastoral en la aldea de Karangasso, cerca de Koutiala, unos 400 kilómetros al este de Bamako (República de Malí – África Occidental).

Hermana Gloria Cecilia Narváez Argoty    
Se ha caracterizado por trabajar con los más pobres; ha sido una gran defensora de la vida, brindando un especial cuidado a los niños poco valorados en su cultura. En favor de la niñez promovió un orfanato, donde procuró siempre proporcionar a los pequeños una buena calidad de vida, ayudándolos en sus necesidades básicas, por supuesto, además del amor y ternura con que los trataba, como una verdadera madre.

Fuente:
Conferencia Episcopal de Colombia
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