La cultura del descarte ante la vejez es una traición a la propia humanidad: papa Francisco
Durante la Audiencia General de este miércoles, 15 de junio, dando continuidad a sus catequesis sobre la vejez, el santo padre insistió en que “los ancianos tienen mucho que darnos, son la sabiduría de la vida, tienen mucho que enseñarnos”.
Por eso, agregó, “debemos enseñar, también a los niños, que vayan y acudan a los abuelos. El diálogo entre los abuelos y los pequeños es fundamental para la sociedad, para la Iglesia y para la sanidad de la vida. Donde no hay diálogo entre jóvenes y ancianos, falta algo y crece una generación sin pasado y sin raíces”.
Refiriéndose a la llamada cultura del descarte, que parece, en raizarse de manera profunda en la sociedad actual, el pontífice, manifestó su preocupación y rechazo ante “esta cultura del descarte que parece borrar a los ancianos. No los mata, pero socialmente los cancela, como si fuesen un peso para llevar hacia adelante y los medio esconden”.
“Esto es una traición a la propia humanidad. Esto es la cosa más fea, es seleccionar la vida según la utilidad, según la juventud, y no con cómo es la vida, con la sabiduría de los ancianos, con sus límites”.
"El alegre servicio de la fe que se aprende en la gratitud"
Reflexionando en torno al Evangelio de Marcos, abordó “la sencilla y conmovedora historia de la sanación de la suegra de Simón – que todavía no era llamado Pedro”, señaló que “incluso la simple fiebre en la vejez puede ser peligrosa. Por eso, en la vejez, hay que tener paciencia con el cuerpo y comprender lo que todavía se le puede pedir”.
Subrayó que hecho de que Jesús no va solo a visitar a la anciana enferma, sino que va a ella junto con los discípulos. En este sentido afirmó:
"Es la comunidad cristiana la que debe ocuparse de los ancianos", especialmente hoy, cuando el número de ancianos ha crecido. Debemos sentir la responsabilidad de visitar a los ancianos que a menudo están solos y presentarlos al Señor con nuestra oración. Jesús mismo nos enseñará a amarlos.”
"Una sociedad es verdaderamente acogedora de la vida cuando reconoce que ella es preciosa también en la ancianidad, en la discapacidad, en la enfermedad grave e, incluso, cuando se está extinguiendo" (Mensaje a la Academia Pontificia para la Vida, 19 de febrero de 2014). La vida siempre es preciosa.
Agregó: “Si los ancianos, en lugar de ser descartados y excluidos de la escena de los acontecimientos que marcan la vida de la comunidad, fueran colocados en el centro de la atención colectiva, se les animaría a ejercer el precioso ministerio de la gratitud a Dios, que no olvida a nadie. La gratitud de los ancianos por los dones recibidos de Dios en sus vidas, como nos enseña la suegra de Pedro, devuelve a la comunidad la alegría de la convivencia, y da a la fe de los discípulos el rasgo esencial de su destino”.
Jesús pide servicio a todos, hombres y mujeres
A continuación, el papa Francisco hizo una aclaración: "El espíritu de intercesión y de servicio, que Jesús prescribe a todos sus discípulos, no es simplemente un asunto de mujeres", y afirma:
El servicio evangélico de la gratitud por la ternura de Dios no se escribe de ninguna manera en la gramática del hombre amo y la mujer sierva: no, esto no es cierto. Sin embargo, esto no quita que las mujeres, sobre la gratitud y la ternura de la fe, puedan enseñar a los hombres cosas que a ellos les resultan más difíciles de entender. La suegra de Pedro, antes de que llegaran los Apóstoles, por el camino del seguimiento de Jesús, les mostró también el camino.
Francisco concluye con una bella imagen: la dulzura de Jesús hacia la mujer en esta página del Evangelio demuestra claramente "su especial sensibilidad hacia los débiles y los enfermos, que el Hijo de Dios había aprendido ciertamente de su Madre".
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