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Irradiar alegría es favorecer la cultura del encuentro

21 de diciembre de 2017
Irradiar alegría es favorecer la cultura del encuentro

Séptimo día: 22 de diciembre 
Signo: Una imagen de la Santisima Virgen 

Lectura de la Palabra de Dios Lc 1,46-56

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa. Palabra del Señor.

Meditación

María en la casa de Isabel, después de escuchar las alabanzas de su prima, canta de admiración, alegría y gratitud a Dios, el Magnificat, que la Iglesia ha seguido cantando generación tras generación hasta nuestros días. María canta agradecida lo que Dios ha hecho en ella, y sobre todo lo que ha hecho y sigue haciendo por Israel, con el que ella se solidariza plenamente. Le alaba porque “dispersa a los soberbios, derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”. Esta oración que el evangelista Lucas pone tan acertadamente en labios de María, es un magnífico resumen de la actitud religiosa de Israel en la espera mesiánica, como hemos ido viendo a lo largo del Adviento, y es también la mejor expresión de la fe cristiana ante la historia de la salvación que ha llegado a su plenitud con la llegada del Mesías, Salvador y liberador de la humanidad. Jesús con su opción por los pobres y humildes, los oprimidos y marginados, es el mejor desarrollo práctico de lo que dice el Magnificat. Esta palabra, que brota como un torrente gozoso del corazón purísimo de María, no sólo la retrata en su jubilosa esperanza, sino que se vuelve nuestro canto agradecido cada atardecer. Debemos aprender a alabar a Dios, con alegría agradecida, porque es una de las principales actitudes cristianas. María lo hizo desde las circunstancias concretas de su vida. Ella es la maestra de la espera del Adviento y de la alegría de la Navidad, es también la maestra de nuestra oración agradecida a Dios, desde la humildad y la confianza. De manera reiterativa el Papa Francisco en su reciente visita nos insistió en la necesidad de no perder la alegría, y nos lo decía así: “Por favor mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se la puede quitar, ¡nadie!. 24 No se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza, no pierdan la sonrisa, ¡sigan así!. 6

Descargue la novena de navidad en el siguiente link: https://issuu.com/directorio2014/docs/arquidiocesis_bogota_-_novena_2017

6. Primeras palabras del Papa Francisco: Llegada a la Nunciatura Apostólica. Miércoles 6 de septiembre de 2017. 

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