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Esta semana se desarrolla la XXIII reunión del papa Francisco con los Cardenales Consejeros

26 de febrero de 2018
Esta semana se desarrolla la XXIII reunión del papa Francisco con los Cardenales Consejeros

"La reforma es un movimiento", reforma que no debe ser entendida como un ajuste de algo que no funciona bien, sino en el sentido de aplicar ese "semper reformandache",…

Se trata de la primera reunión del C9 de este 2018, la 23 desde que el Papa instituyera este nuevo organismo el 28 de septiembre de 2013, para ayudarlo "en el gobierno de la Iglesia universal y para estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana".

"Lo que la reforma de la Curia pretende expresar, ante todo, es una sintonía con lo que el Papa ha escrito en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, es decir; meterse en el paradigma de la misioneridad, del anuncio del Evangelio, a la luz del cual se nos presentan todas las demás realidades organizativas e institucionales. En segundo lugar, reformar, quiere decir resaltar aún más nuestra relación de servicio": lo afirmó el obispo de Albano, monseñor Semeraro al ser entrevistado por Alessandro Gisotti días antes de esta nueva Reunión.

"La reforma es un movimiento", dijo el Papa en su última reunión del C9 el pasado mes de diciembre. ¿Qué significado tiene una reforma entendida de este modo, que podemos definir como profundamente ignaciano?

La reforma de la Curia Romana nace justamente de un movimiento que debe entenderse verdaderamente como el Papa ha dicho, y desde el punto de vista ignaciano. De hecho, ha habido un movimiento en el espíritu de los cardenales en la reunión precedente al último Conclave. Y de este encuentro, ha surgido la instancia de que el nuevo Papa debería prestar atención a la reforma de la Curia Romana, reforma que no debe ser entendida como un ajuste de algo que no funciona bien, sino en el sentido de aplicar ese "semper reformandache", que normalmente se aplica a la Iglesia, pero más aún puede aplicarse de forma directa a la Curia.

El Consejo de los cardenales examina las propuestas de O’Malley para instituir, en diferentes zonas del mundo, tribunales contra la pederastia. Hay alrededor de 1800 casos pendientes por estudiar

 

Sesiones de trabajo del C9

Tribunales especializados para afrontar los casos de abusos de menores en diferentes regiones del mundo, pero bajo la égida de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Este es uno de los temas en la agenda de trabajo del C9, el Consejo de cardenales que fueron llamados por Francisco para la reforma de la Curia romana y el gobierno de la Iglesia universal. La última reunión de este ente se está llevando a cabo en el Vaticano desde ayer, 26 de febrero, y concluirá mañana, 28. La propuesta que se ha planteado, después de la renovación y del robustecimiento de la Comisión vaticana para la Tutela de los Menores, es la de descentralizar desde el punto de vista técnico el análisis de los casos, pero sin debilitar el papel ni la responsabilidad de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El que está trabajando en este campo es principalmente el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, una de las diócesis estadounidenses más afectadas recientemente por el escándalo de la pederastia y de los abusos.

Actualmente hay alrededor de 1800 casos de abusos de menores pendientes. No todos son clasificables como actos de pederastia (las víctimas de las molestias en diferentes casos no han sido niños, sino jóvenes ya cerca de la madurez) y, sobre todo, todavía hay que verificar y evaluar la credibilidad de las acusaciones. La Congregación para la Doctrina de la Fe, guiada por el jesuita español Luis Francisco Ladaria Ferrer, se encuentra llena de trabajo. Y se suma también la complejidad a la hora de afrontar los casos en países cuyas legislaciones y culturas a veces son muy diferentes entre sí. El Consejo de los cardenales discute, pues, sobre cómo llegar a la creación de tribunales en diferentes macro-regiones del mundo, para favorecer el análisis veloz de las denuncias. Pero sin disminuir las competencias del ex Santo Oficio. Como se recordará, fue Juan Pablo II, en los primeros años del nuevo siglo, quien decidió que llegaran a Roma, a la Congregación para la Doctrina de la Fe guiada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, todos los casos de abusos contra menores. La institución de estos nuevos tribunales, si se aprueba la propuesta por el C9 y se somete a la atención del Papa y éste último la aprueba, representaría no solo una descentralización de las competencias, sino también una multiplicación de las competencias de la misma Congregación para la Doctrina de la Fe.

El lunes 26, durante el primer día de trabajo, se escuchó el informe del arzobispo polaco Jan Romeo Pawlowski, que desde hace algunos meses guía la recién nacida tercera sección de la Secretaría de Estado (dedicada particularmente al personal de las representaciones diplomáticas pontificias en el mundo). Los cardenales escucharon cómo procede el trabajo para consolidar esta nueva sección. Más allá del testimonio de Pawlowski, lo que varias personas advierten como una necesidad es contar con una figura capaz de hacer con el resto del personal curial lo que está comenzando a hacer el nuncio polaco con sus colegas. En otras palabras, una persona que se ocupe del cuidado del personal curial, sacerdotes y laicos, tanto desde el punto de vista de la selección, como de la formación y del acompañamiento espiritual.  Pero es probable que no haya tiempo para examinar también este tema durante las sesiones actuales de trabajo del C9. Por lo que parecen sin fundamento, por lo menos por ahora, las indiscreciones según las cuales se habría nuevamente considerado la institución de un “moderator Curiae”.

El Consejo de los cardenales también reflexiona sobre la Congregación para las Iglesias Orientales, y hay otros temas que siguen pendientes. Entre ellos están las posibles reformas de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Creada en 1622, Propaganda Fide, con su “Papa rojo”, nació en un contexto de cristiandad para dedicarse a las tierras de misión en África y Asia. Ahora funciona como una Curia en sí misma, puesto que se ocupa de los nombramientos de los obispos y de la administración del clero en tierras de misión. Pero ahora que Europa está fuertemente secularizada, y que ya no es tan cristiana como antes, ¿tiene sentido seguir considerando esta división territorial? ¿Por qué África es tierra de misión y Holanda o Francia no? Las hipótesis hasta el momento son dos. La primera es dejar las cosas como están y que la Congregación siga con sus competencias actuales. La segunda, en cambio, prevé encomendar también las competencias del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (el más reciente dicasterio creado en la Cruia romana, por Benedicto XVI). Un dicasterio que el Papa Francisco ha utilizado para promover, por ejemplo, el Jubileo de la Misericordia y al que encomendó las competencias sobre los santuarios.

 

 

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