En nuestra oración, clamemos misericordia al Señor

Porque Dios salva al mundo, a todos y a cada uno de lo seres humanos. En la primera lectura de hoy, le dice el Señor a su siervo:” Te hago luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”. Dios quiere como lo dice también en el evangelio, que todos los seres humanos nos salvemos . Y lo hace por medio de la muerte y la resurrección de su hijo, Jesucristo.

Pero a lo largo del tiempo y del espacio somos nosotros, sus discípulos, quienes tenemos que anunciar esa realidad del amor de Dios que nos salva por medio de Cristo. “ No podemos ser como Judas; traidores, no podemos ser como; Pedro, cobardes, que se amilanan frente a la necesidad de confesar al Señor, sino que llenos del Espíritu Santo, debemos ir hasta los últimos lugares de la tierra a llevar el mensaje de salvación”. Recalcó el cardenal.

La liturgia nos permite entrar en el corazón de Jesús

En estos momentos en que estamos en cuarentena, no podemos perder esa dimensión universal de nuestro ministerio, ni el ministerio de los fieles laicos al interior de la Iglesia, sino que es toda la Iglesia, la que está llamada a ir hasta el confín de la tierra y nosotros lo podemos hacer por medio de la oración.

La oración se hace insistente al Señor para que tenga misericordia, para que consuele, para que tenga piedad con todo los enfermos, para que ayude a todo el personal de la salud, una oración que tiene que brotar desde lo profundo de nuestro corazón.

“La salud es importante en este momento de pandemia, pero también la salud espiritual, es decir el encuentro de todos con Dios, la reconciliación de todos con Nuestro Señor, para obtener el perdón de nuestros pecados y podamos construir un mundo más justo y en paz”. Concluyó el arzobispo.

A continuación Sagrada Eucaristía, martes 7 de abril de 2020: