En el Sínodo se debate sobre el papel de la mujer y una reforma histórica para erradicar la pederastia

Algunos padres sinodales han adelantado sobre el texto final y dicen que se utilizará un lenguaje inclusivo, pero sin enredos, muy rico en propuestas y que no defraudará
"Es necesario reconocer con humildad que detrás de la propagación de la cultura del abuso hay un vacío espiritual que se enfrenta a una conversión decisiva del corazón". El documento final del Sínodo, cuyo borrador votarán los padres sinodales el sábado antes de presentarlo al Papa, incluirá un rotundo mea culpa de la pederastia eclesial, al tiempo que planteará una "reforma eclesial de importancia histórica" para erradicar los abusos de la Iglesia católica.
En la línea de lo adelantado por los cardenales Marx y Tagle, el documento recogerá cómo "los abusos sexuales son también abusos de poder", que se achacan a "la falta de responsabilidad y transparencia con la que se han manejado".
Y es que, pese a algunas oposiciones internas, el objetivo de Francisco no es otro que reflejan, ante el mundo y ante los jóvenes, "una Iglesia que se pone verdaderamente a la escucha y que no tiene siempre una respuesta prefabricada ya lista". Pese a todo, y al deseo del Papa de ofrecer un documento que arriesgue, se mantiene hasta el final la duda de si el texto final incluirá o no referencia a la terminología asociada con la cultura LGTBI.
Las referencias al papel de la mujer en la Iglesia se limitarían a dos puntos del documento. En los que se dice que "entre los jóvenes surge la exigencia de un mayor reconocimiento y valorización de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia", y se reconoce que "muchas mujeres desempeñan un papel insustituible en las comunidades cristianas, pero rara vez participan en los procesos de toma de decisiones, incluso cuando tales procesos no requieren responsabilidades ministeriales específicas o reconocimiento eclesial".
"La ausencia de la voz y la mirada femeninas empobrecen el debate y quitan al discernimiento una contribución preciosa. Es importante emprender procesos que hagan a todos más conscientes de la urgencia de un cambio necesario e inevitable", recalca el primero de los puntos.
Por su parte, el número 155 añade que "un aspecto de particular importancia en este sentido es el de la presencia femenina en los cuerpos eclesiales en todos los niveles, también en función del liderazgo, y de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones eclesiales".
"Es un deber de justicia, que se inspira tanto en la forma en que Jesús se relacionó con los hombres y mujeres de su tiempo, como en la importancia del papel de algunas figuras femeninas en la historia de la Iglesia. El tema de la presencia femenina en las asambleas sinodales también se planteó, evitando la disparidad entre la representación de la vida religiosa masculina y femenina", se apunta.
Imagen: Synod.org
Fuente Disminuir
Fuente





