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Emmanuel: Rey del Universo (Día Octavo)

22 de diciembre de 2014
Emmanuel: Rey del Universo (Día Octavo)

 Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

 Isaías había profetizado: «El Señor mismo va a darles una señal: Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emmanuel» (Isaías 7, 14)

El acontecimiento anunciado por el profeta lleva considerar que la salvación no depende de lo biológico (humano) sino de la presencia de Dios en medio de los hombres. El evangelista San Mateo nos muestra el cumplimiento de esta promesa en la concepción virginal y también en el nacimiento virginal de Jesús. Cuando José, el esposo de María acoge en la obediencia de fe el anuncio del ángel, escribe el evangelista: «Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había anunciado el Señor por medio del profeta: “Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emmanuel”, que significa “Dios con nosotros”. Cuando José se despertó, hizo todo lo que le había mandado el ángel del Señor» (Mateo 1, 22-13a).

 

Al niño que nace se le pone por nombre Jesús y es el Emmanuel, es la presencia salvadora de Dios en medio de los hombres. Tenemos aquí la clave para comprender el actuar de Jesús entre nosotros, Él no es un mero enviado divino como los profetas del Antiguo Testamento: nace sin padre humano, sin modelo humano a quien ajustarse, de modo que Él es la presencia de Dios en la tierra y por eso es el Salvador.

 

Este aspecto es central en la historia de Jesús que nos cuenta San Mateo en su evangelio; la etapa definitiva de la redención de los hombres se inicia con el nacimiento de Jesús que hace posible de modo radical la presencia de Dios entre nosotros, presencia que se continúa en la comunidad de discípulos: «Porque donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos» (Mateo18, 20).

 

Así lo destaca san Mateo en las últimas instrucciones de Jesús antes de ascender al cielo: «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Yo estoy siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos» (Mateo 28, 19-20).

 

Descargue a continuación la novena de Navidad completa 

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