El Papa Francisco declara 2 nuevos santos
En la homilía de la Misa que presidió este domingo 9 de octubre ante unos 50 mil fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre reflexionó sobre el pasaje de los diez leprosos que son curados, de los cuales solo uno vuelve a dar las gracias al Señor.
El Papa Francisco centró su meditación “en estos dos aspectos que el Evangelio de hoy nos sugiere: caminar juntos y agradecer”.
El ejemplo de los dos nuevos santos
Sobre el Obispo italiano Juan Bautista Scalabrini, fundador de los Misioneros de San Carlos (Escalabrinianos) y de su rama femenina, dos Congregaciones dedicadas a atender a los migrantes y refugiados, el Papa dijo que fue ejemplo de caminar juntos, especialmente con los migrantes.
Para este nuevo santo, los migrantes no eran un “problema” sino un signo de la providencia.
El Obispo Scalabrini decía que “precisamente gracias a las migraciones forzadas por las persecuciones la Iglesia cruzó las fronteras de Jerusalén y de Israel y se hizo ‘católica’; gracias a las migraciones de hoy la Iglesia será un instrumento de paz y comunión entre los pueblos”.
“Hay una migración en este momento, aquí en Europa, que nos hace sufrir tanto y nos mueve a abrir el corazón. La migración de los ucranianos que huyen de la guerra. No nos olvidemos hoy de la Ucrania martirizada. Scalabrini miraba más allá, miraba hacia el futuro, hacia un mundo y una Iglesia sin barreras, sin extranjeros”, dijo el Papa Francisco.
Por su parte, “el hermano salesiano Artémides Zatti, con su bicicleta, fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura”.
“Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás. Dos ejemplos”, continuó el Santo Padre.
Caminar juntos
Al caminar juntos, dijo el Papa, los leprosos del Evangelio salen de la exclusión en la que viven para mostrarse a los demás y pedir ayuda.
“Es también una imagen hermosa para nosotros, porque cuando somos honestos con nosotros mismos, recordamos que todos tenemos el corazón enfermo, que todos somos pecadores, que todos estamos necesitados de la misericordia del Padre”, dijo el Papa Francisco.
“Y entonces dejamos de dividirnos en base a los méritos, a los papeles que desempeñamos o a cualquier otro aspecto exterior de la vida; y caen así los muros interiores, caen los prejuicios. Así, finalmente, nos redescubrimos como hermanos”.
Esto, destacó, es lo que significa ser “sinodales”, que es “también la vocación de la Iglesia. Preguntémonos hasta qué punto somos realmente comunidades abiertas y que incluyen a todos; si somos capaces de trabajar juntos, sacerdotes y laicos, al servicio del Evangelio; si tenemos una actitud de acogida”.
Hablando luego sobre el nuevo santo Juan Bautista Scalabrini, el Santo Padre condenó la exclusión de los migrantes.
“Es escandalosa la exclusión de los migrantes. Es más, la exclusión de los migrantes es criminal, los hace morir delante de nosotros. Y es así que tenemos hoy el Mediterráneo, que es el cementerio más grande del mundo. La exclusión de los migrantes es repugnante, es pecaminosa, es criminal. No abrir la puerta a quien tiene necesidad”, lamentó.
Agradecer
En referencia al único leproso que dio gracias al Señor, el Papa Francisco destacó que este “se postró a los pies de Cristo, es decir, realiza un gesto de adoración, reconoció que Jesús es el Señor, y que Él era más importante que la curación que había recibido”.
No ser agradecido, advirtió el Santo Padre, “es una fea enfermedad espiritual, dar todo por sentado, incluso la fe, incluso nuestra relación con Dios, hasta el punto de convertirnos en cristianos que ya no saben asombrarse, que ya no saben decir ‘gracias’, que no muestran gratitud, que no saben ver las maravillas del Señor”.
Por ello es importante “todos los días, dar gracias al Señor, aprender a darnos las gracias entre nosotros” en todos los ámbitos de la vida, también por aquellos que “muchas veces en silencio rezan, ofrecen, sufren, caminan con nosotros”.
Para concluir, el Papa Francisco alentó a rezar para que los dos nuevos santos “nos ayuden a caminar juntos, sin muros de división; y a cultivar esa nobleza de espíritu tan agradable a Dios que es la gratitud”.
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