El Papa celebró su 78 cumpleaños con la gente de la Plaza de San Pedro

El Papa Francisco ha iniciado un ciclo de catequesis dedicado a la familia, en vista del Sínodo de 2015, desde la Santa Familia donde Jesús nació en la “periferia de…
Francisco ha concluido la audiencia general en la plaza de San Pedro con una oración a Dios para que, después de las masacres ocurridas en los últimos días en Pakistán, Sidney y Yemen, “convierta los corazones de los violentos que no se detienen ni siquiera delante de los niños”. Para Francisco, en su 78 cumpleaños, felicitaciones, una tarta con los colores de Argentina y miles de bailarines de tango.
“El Sínodo de los Obispos sobre la familia, apenas celebrado –ha dicho Jorge Mario Bergoglio-- ha sido la primera etapa de un camino, que se concluirá el próximo octubre con la celebración de otra asamblea sobre el tema “Vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo”. La oración y la reflexión que deben acompañar este camino involucran a todo el Pueblo de Dios. Quisiera que también las meditaciones habituales de las audiencias del miércoles se inserten en este camino común. Por eso he decidido reflexionar con vosotros, en este año, precisamente sobre la familia, sobre este gran regalo que el Señor ha dado al mundo desde el principio, cuando confirió a Adán y Eva la misión de multiplicarse y llenar la tierra. Ese regalo que Jesús ha confirmado y sellado en su Evangelio”.
Jesús, que señala un “nuevo inicio de la historia universal del hombre y de la mujer”, “nace en una familia. Él podía venir... como un guerrero, un emperador…No, no: viene como un hijo... en una familia. Esto es importante; mirar en el pesebre esta escena tan bella”. Dios, con la reencarnación, “ha elegido nacer en una familia humana, que ha formado Él mismo. La ha formado en un apartado pueblo de la periferia del Imperio Romano. No en Roma, que era la ciudad capital del Imperio, no en una gran ciudad, sino en una periferia casi invisible, o mejor dicho, más bien de mala fama. Lo recuerdan también los Evangelios, casi como un modo de decir: “De Nazaret, ¿puede salir alguna vez algo bueno?”. Quizás, en muchas partes del mundo, nosotros mismos hablamos todavía así, cuando escuchamos el nombre de algún lugar periférico de una grande ciudad. Pues bien, precisamente de allí, de aquella periferia del gran Imperio, ¡inició la historia más santa y más buena, aquella de Jesús entre los hombres! Y allí estaba esta familia. Jesús –ha continuado el Papa-- permaneció en esa periferia durante más de treinta años. El evangelista Lucas resume este periodo así: Jesús “vivía sujeto a ellos”, es decir a María y a José. Pero uno dice: ¿pero este Dios que viene a salvarnos ha perdido treinta años allí, en aquella periferia de mala fama? ¡Ha perdido treinta años! Y Él ha querido esto. El camino de Jesús estaba en aquella familia”.
En esos treinta años, “no se habla de milagros o curaciones–no hizo ninguna en aquel tiempo--, no se habla de predicaciones, de muchedumbres que se aglomeran; en Nazaret todo parece suceder “normalmente”, según las costumbres de una pía y trabajadora familia israelí: la mamá cocinaba, hacía todas las cosas de la casa, planchaba las camisas…todas las cosas que hacen las mamás. El papá, carpintero, trabajaba, enseñaba al hijo a trabajar. Treinta años: “¡pero que desperdicio padre! Pero, nunca se sabe. Los caminos de Dios son misteriosos. ¡Pero aquello era importante, allí estaba la familia! ¡Y eso no era un desperdicio, eh! Eran grandes santos: María, la mujer más santa, inmaculada, y José, el hombre más justo. La familia”.
“La familia de Nazaret –ha dicho el Papa-- nos compromete a redescubrir la vocación y la misión de la familia, da cada familia. Y, como sucede en aquellos treinta años en Nazaret, así puede suceder también para nosotros: hacer que se transforme en normal el amor y no el odio, hacer que se transforme común la mutua ayuda, no la indiferencia o la enemistad”. Esta, ha concluido Bergoglio, “es la gran misión de la familia: hacer sitio a Jesús que llega, acoger a Jesús en la familia, en la persona de los hijos, del marido, de la mujer, de los abuelos, porque Jesús está allí. Acogerlo allí, para que crezca espiritualmente en esa familia. Que el señor nos de esta gracia en estos últimos días antes de Navidad”.
Al final de la audiencia, el papa Francisco ha pronunciado un deseo: “Ahora quisiera rezar junto con vosotros por las víctimas de los deshumanos actos terroristícos de los últimos días en Australia, en Pakistán y en Yemen. Que el Señor acoja en su paz a los difuntos, reconforte a los familiares, y convierta los corazones de los violentos que no se detienen ni siquiera delante de los niños. Recemos el padre nuestro pidiendo esta gracia”.
En el día de su 78 cumpleaños, hoy, Jorge Mario Bergoglio ha sido recibido, desde su llegada en jeep para el habitual saludo a los fieles antes de la catequesis, por las felicitaciones en italiano, inglés y español. Un grupo de fieles, con una letra cada uno, ha compuesto la frase 'Feliz cumpleaños'. Y algunos seminaristas argentinos han llevado al Papa una tarta con los colores blanco y azul de su país de origen así como el tradicional mate argentino, que Bergoglio ha bebido después de haber soplado las velas. El limosnero del Papa, el monseñor polaco Konrad Krajewski, ha llevado ocho sin techo a la audiencia, que han regalado al Pontifice algunos girasoles. Por la tarde, llegará desde España un camión con casi una tonelada de aves de corral para los pobres. Presentes en la audiencia, con un foulard blanco, los bailarines de tango que, a iniciativa de Cristina Camorani, han llegado a Roma para bailar una milonga en honor del Papa. Jorge Mario Bergoglio ha deseado un “buen espectáculo” para una plaza “dos por cuatro”, como los pasos de la música argentina que él ama tanto (y que bailaba de joven), congratulándose, en español, del hecho que “sopla un poco de viento de la Pampa también aquí”. La música y el baile de más de dos mil personas ha comenzado después de la audiencia en la plaza Pío XII, detrás de la columnata de Bernini.
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