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El cristiano debe transmitir alegría

17 de mayo de 2017
El cristiano debe transmitir alegría

El amor de Jesús no tiene límites. Además, no es como los amores mundanos, que apuestan por el poder y por la vanidad

Francisco en Santa Marta: para lograrlo hay que «permanecer en el amor de Jesús», que es el centro de la vida de un creyente, y no es como esos mundanos que buscan el poder

El amor de Jesús no tiene límites. Además, no es como los amores mundanos, que apuestan por el poder y por la vanidad. Es el núcleo de la vida de un cristiano, que de esta manera puede llevar a cabo la misión que se le ha encomendado: “Dar alegría a la gente”. Es lo que dijo el Papa hoy, 18 de mayo de 2017, durante la misa matutina en la capilla de la Casa Santa Marta. 

Según indicó la Radio Vaticana, el Pontífice desarrolló su reflexión a partir de la afirmación del Señor que subraya que su amor es infinito. Y observó que Jesús nos pide que permanezcamos en su amor “porque es el amor del Padre”, a la vez que nos invita a poner en práctica sus Mandamientos.

 Ciertamente, dijo el obispo de Roma, los Diez Mandamientos son la base, el fundamento, pero es necesario seguir “todas las cosas que Jesús nos ha enseñado, estos mandamientos de la vida cotidiana”, que representan “un modo de vivir cristiano”.

El Pontífice también afirmó que es muy amplia la lista de los mandamientos de Jesús, si bien puso de manifiesto “que el núcleo es uno”, a saber: “el amor del Padre hacia Él y el amor de Él hacia nosotros”.

“Existen otros amores. También el mundo nos propone otros amores: el amor al dinero, por ejemplo, el amor a la vanidad, pavonearse, el amor al orgullo, el amor al poder, y también haciendo tantas cosas injustas para tener más poder… Son otros amores, éstos no son de Jesús, ni son del Padre. Él nos pide que permanezcamos en su amor, que es el amor del Padre. Pensemos también en estos otros amores que nos alejan del amor de Jesús. Además, hay otras medidas para amar: amar a medias, y esto no es amar. Una cosa es querer y otra cosa es amar”.

“Amar – reafirmó el Sucesor de Pedro – es más que querer”. Y se preguntó: ¿“Cuál es la medida del amor?”. “La medida del amor – dijo Francisco – es amar sin medida”.

“Y así, cumpliendo estos mandamientos que Jesús nos ha dado, permaneceremos en el amor de Jesús que es el amor del Padre, es el mismo. Sin medida. Sin este amor tibio o interesado. ‘Pero, ¿por qué Señor, tú nos recuerdas estas cosas?’, podemos decirle. ‘Para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena’. Si el amor del Padre va a Jesús, Jesús nos enseña el camino del amor: el corazón abierto, amar sin medida, dejando de lado otros amores”.

“El gran amor a Él – dijo Papa al concluir su homilía – es permanecer en este amor “, donde está “la alegría”. Y añadió que el “amor y la alegría son un don”. Dones que debemos pedir al Señor.

“Hace poco tiempo un sacerdote fue nombrado obispo. Fue a ver a su papá, a su anciano papá para darle la noticia. Este hombre anciano, ya jubilado, un hombre humilde, que fue obrero toda su vida, que no había ido a la universidad, pero que tenía la sabiduría de la vida, le aconsejó a su hijo sólo dos cosas: ‘Obedece y da alegría a la gente’. Este hombre había comprendido esto: obedece al amor del Padre, sin otros amores, obedece a este don, y después, da alegría a la gente. Y nosotros, los cristianos, laicos, sacerdotes, consagrados, obispos, debemos dar alegría a la gente. Pero, ¿por qué? Por esto. Debemos ir por el camino del amor, sin intereses, sólo por el camino del amor. Nuestra misión cristiana es dar alegría a la gente”.

Tal como hemos pedido en la oración – terminó diciendo Francisco – “que el Señor custodie este don de permanecer en el amor de Jesús para poder dar alegría a la gente”.

 

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