El COVID-19 agrandó la brecha social: Papa Francisco

En los países de América Latina; reclama de manera proporcional cierta altura de parte de la clase política dirigente, para que sea capaz de levantar la mirada con el propósito de dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para los pueblos.

Así lo manifestó en el videomensaje dirigido a los participantes en el seminario virtual América Latina: Iglesia, Papa Francisco y escenarios de la pandemia que se adelanta el 19 y 20 de noviembre.

Retomando el objetivo de este evento académico, el Santo Padre aseguró que la pandemia amplificó y puso en evidencia los problemas y las injusticias socioeconómicas que ya afectaban gravemente a los países de Latinoamérica.
Si bien el Vicario de Cristo reconoce que los efectos devastadores de la pandemia se seguirán viviendo por mucho tiempo, especialmente en la economía, es necesario, ofrecer una atención solidaria que cuente con propuestas creativas que permitan alivianar el peso de la crisis.

“La pandemia ha dejado ver lo mejor y lo peor de nuestros pueblos y lo mejor y lo peor de cada persona. Ahora, más que nunca, es necesario retomar la conciencia de nuestra pertenencia común”. Aseguró.

Vivir con conciencia

En este sentido, el Papa reiteró que el virus nos recuerda que la mejor forma de cuidarnos es aprendiendo a cuidar y proteger a los que tenemos al lado. Esto implica vivir la conciencia de barrio, de pueblo, región y casa común; porque además de la pandemia del COVID-19, existen otros malestares sociales que se expresan en la carencia de esas tres T que ya en diversos discursos ha ponderado como una urgencia en América Latina y el Caribe. Un continente en el que miles están afectados por la ausencia de techo, tierra y trabajo; esto plantea una necesidad urgente de respuesta que debe adelantarse con transparencia y honestidad.

Para el Papa la organización social se basa en el contribuir, compartir y distribuir, no en el poseer, excluir y acumular y ese es el primer llamado individual y colectivo, para contribuir en la superación de la crisis. El primer paso es realizar nuestro trabajo o misión con responsabilidad, transparencia y honestidad.

Finalmente encomendó todos los desafíos que plantea el COVID-19 a la Virgen de Guadalupe para que Latinoamérica no se desmadre, es decir, que no pierda la memoria de su madre y que la crisis lejos de separarnos nos ayude a recuperar y valorar la conciencia de ese mestizaje común que nos hermana y nos vuelve hijos de un mismo Padre.