Dolores comunes, temas de las exposiciones de los obispos latinoamericanos en el encuentro del CELAM

Los secretarios generales de los episcopados latinoamericanos han presentado sus informes, muy elaborados, con cifras, datos, síntesis muy interesantes, pero llenos del…
Los informes eran coincidentes: Corrupción, desigualdades, pobreza creciente, violencia común e institucionalizada, narcotráfico, tráfico de personas, convulsiones sociopolíticas, la política no está logrando ser un servicio a la humanidad y a la justicia, no está ayudando al bien de las personas. Seres humanos devoran a otros y devoran la creación sin preveer el futuro. La muerte avanza y arrasa de distintas maneras. En todos los países, de uno o de otro modo hay sociedades y poblaciones que padecen, vidas que se pierden y multitudes en riesgo.
Pero la Iglesia también mira hacia adentro, y los informes incluyen la triste situación de abusos sexuales a menores cometidos por el clero, pero también el tratamiento que la misma Iglesia está dando y el aporte de la sociedad, de los organismos y las instituciones. Se recordó la reunión de varios días, que tuvo lugar en Roma, entre el Papa Francisco y los obispos presidentes de las conferencias episcopales del mundo, en la que también participaron los presidentes de las conferencias episcopales de los países de Latinoamérica.
Aunque las realidades de algunos países resuenan más en los medios de comunicación y son ciertamente complejas, frágiles y delicadas; la situación de todos los países es alarmante y requiere del pastor y profeta como lo indicara Francisco en el discurso a los obispos centroamericanos en Panamá, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.
Así mismo se informó sobre la vida de la sociedad, de las familias y comunidades que, en medio de estas realidades, están viviendo la fe, trabajando con esperanza, buscando caminos, sufriendo y levantándose. Se dieron cifras de sacramentos, las iniciativas pastorales, la entrega de tantos agentes de pastoral. Entre las iniciativas que hay, se acompaña y atienden las situaciones sociales, las crisis políticas, económicas y culturales. Se atienden las tragedias ocasionadas por los fenómenos de la naturaleza, o por la mala intervención del hombre en ella. En todas las conferencias episcopales hay iniciativas de carácter profético y social muy evangélicas, con las que se responde a los desafíos. Se atiende a los migrantes, se crean acciones en favor de los que más sufren por esa cultura de la muerte que se ha instalado. También se trabaja en procesos y desde planes pastorales. Se agradeció la cercanía del Papa Francisco y los esfuerzos de comunión y colegialidad que hay a lo interno de la Iglesia que sigue sirviendo a la sociedad. La iglesia debe estar con la gente y buscar de responder a las situaciones humanas y a las realidades concretas, tal como le viene proponiendo el Papa Francisco y como lo proponen tantos agentes del Evangelio. Se considera importante, sin ignorar la situación de cada país, dar especial atención a la situación de Haití, de Nicaragua y Venezuela.
Era no solo interesante sino importante, el que los informes recogen esa cruda realidad en sus sombras, pero también en sus luces y que fueron presentados desde el ser pastor, desde el ser agente del Evangelio en el Ministerio Episcopal.
De la misma manera, se reconoció el signo de santidad en la beatificación y/o canonización de varios santos y mártires de varias iglesias nacionales de Latinoamérica. Entre ellos monseñor Óscar Romero. Este reconocimiento y presencia refuerza el ánimo y la esperanza. Al mismo tiempo acrecienta la fuerza para la misión de cada día.
Este jueves por la mañana, la jornada dio inicio con la celebración de la Eucaristía presidida por monseñor Luis Mariano Montemayor, nuncio apostólico en Colombia, concelebrada por monseñor William Ernesto Iraheta, obispo del Salvador y monseñor Alfonso Miranda Guardiola de México, quienes le acompañaron en el altar y por todos los obispos y sacerdotes presentes.
El Nuncio se dirigió amablemente al episcopado y remarcó la importancia de socializar las realidades de cada país para responder desde el Evangelio a las situaciones del hombre de nuestro tiempo, a nuestros hermanos.
Imagen: referencial / Zenit
Fuente Disminuir
Fuente